La Gran Barrera del Coral australiana, el mayor sistema coralino del mundo, necesitará al menos una década para recuperarse del blanqueo masivo, aunque los científicos dudan de que vuelva a ser la misma. El blanqueo, exacerbado con el aumento de las temperaturas por el cambio climático, ha ocurrido de forma recurrente en esta barrera de 2.300 kilómetros de arrecifes coralinos desde la década de 1990, la última vez en los dos últimos años.

"Cada vez es menos probable que los arrecifes se recuperen totalmente, en el sentido de que retornen al punto en el que estaban antes de la era de blanqueo masivo que comenzó a finales del siglo pasado", dijo a Efe Sean Connolly, científico de la universidad australiana James Cook. Connolly participó en un estudio sobre la evolución en la últimas dos décadas de la Gran Barrera liderado por Terry Hugues, biólogo de la James Cook, y publicado el pasado lunes en la revista científica Nature.

"Incluso para las especies de corales de crecimiento relativamente rápido, puede tomar al menos una década o más para que recuperen sus tamaños previos al blanqueo y su abundancia, asumiendo que no ocurran otros eventos mortales como los ciclones, las coronas de espinas, enfermedades u otros blanqueos", remarcó.

"Qué tan lejos vayamos (en la recuperación), todo depende de cuán rápido nos movamos hacia una economía de emisión (de CO2) global cero", manifestó Connolly al referirse a las medidas para salvar a la Gran Barrera. La principal causa de estos fenómenos de blanqueo masivo son el incremento de la temperatura de las aguas por encima de la media, lo que hace que los corales expulsen a las zooxanthallae, unas algas microscópicas que les proporcionan oxígeno y una porción de los compuestos orgánicos que producen mediante la fotosíntesis.

El blnqueo se expande

El blanqueo mató el año pasado al 22 por ciento de los corales de este ecosistema, aunque el daño ha sido mayor en la franja de 700 kilómetros que se extiende al norte de Port Douglas, donde dos tercios de los corales han sido arrasado.

Los científicos se han movilizado para estudiar por aire y por debajo de las aguas la situación y ya se sabe que los corales no han salido fortalecidos de las experiencias anteriores, según un comunicado de la Universidad James Cook (JCU, siglas en inglés). "La gravedad del blanqueo de 2016 se sale de los gráficos", sentencia Terry Hugues en la nota.

Los científicos creen que los corales tendrán menos oportunidades de afrontar períodos de recuperación ininterrumpidas porque las temperaturas siguen elevándose cada vez más, por lo que urgiría adoptar medidas inmediatas contra el cambio climático.

La Gran Barrera, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y hogar de 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos, ha llamado la atención de líderes como el otrora presidente estadounidense Barack Obama, que pidió protegerla con medidas contra el cambio climático.Plan de recuperación

Este monumento natural estuvo además a punto de entrar en la lista de Patrimonio en Peligro, pero el Gobierno australiano se comprometió a implementar un gran plan de recuperación hasta el 2050 que incluye la mejora de la calidad de las aguas, proteger las zonas ribereñas de la deforestación y frenar el dragado, entre otras medidas.

Si bien la protección de la Gran Barrera contra la pesca y la mejora en la calidad de las aguas puede ayudar a la recuperación de los corales el blanqueo a largo plazo, el estudio de la James Cook reveló que estas medidas no hicieron gran diferencia frente al blanqueo masivo de 2016.

"El calentamiento global es la amenaza número uno de la Gran Barrera. El blanqueo el 2016 refuerza la necesidad urgente delimitar el cambio climático como coincidieron los líderes mundiales en la Cumbre de París", señaló a Efe el coautor del estudio David Wachenfeld, de la Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera del Coral.

La Gran Barrera comenzó a deteriorarse en la década de 1990 por el doble impacto del calentamiento del agua del mar y el aumento de su acidez por la mayor presencia de dióxido de carbono en la atmósfera.