El estremecedor vídeo de la decapitación en nombre del Estado Islámico de un periodista estadounidense en el verano de 2104 decidió a Javier Lesaca (Pamplona, 1081) a cambiar el «aburrido» tema de su tesis doctoral y volcarse en investigar la transmisión en directo de sus atrocidades a través de las tecnologías de la comunicación más punteras. Han pasado tres años y Lesaca, periodista e investigador en la George Washington University de la capital de Estados Unidos, ha estudiado a fondo 1.300 vídeos firmados por el Daesh (también conocido como ISIS o Estado Islámico) con el resultado de Armas de seducción masiva (Península), un libro que desvela cómo los seguidores de Al-Baghdadi, jóvenes con alta formación en medios audiovisuales, se inspiran en películas y videojuegos occidentales para ofrecer espectáculos macabros de terrorismo y atraer así a los suníes más cabreados y a muchos desencantados de la posmodernidad global. «Lanzan un discurso nihilista que ofrece aventura y acción frente a la frustración y el aburrimiento», reflexiona Lesaca en esta entrevista con Epipress.

¿Cómo ha podido conseguir el pretendido Estado Islámico (EI) armas de seducción masiva para conquistar a la generación millennial?

El éxito se basa en la democratización del acceso a los aparatos de producción audiovisual que antes solo podían comprar los profesionales. Además, el EI se ha nutrido de jóvenes iraquíes y sirios de entre 20 y 30 años que han hecho carreras universitarias vinculadas a medios audiovisuales. A estos se han sumado jóvenes de todo el mundo formados también en esas materias.

Una gente que tiene una ideología más bien propia de la Edad Media es capaz de situarse en la vanguardia de la comunicación, o mejor de la manipulación de las mentes, del mundo de hoy. Parece más bien una historia de Silicon Valley que de unas cuevas de Afganistán.

El Daesh es un terrorismo posmoderno lleno de contradicciones. Es el grupo islamista más nihilista de la historia. Ha mutado para dejar atrás los discursos religiosos y jugar con imágenes de terror.

¿Cómo han sido capaces de dar un salto tan espectacular desde los aburridos sermones de Bin Laden a estos complejos montajes multimedia?

Porque estudiaron muy bien su audiencia potencial y esa es siempre la base de una buena campaña de comunicación. Es sorprendente que de los 1.300 vídeos que he visto, solo en uno salga su líder, Abu Bakr al-Baghdadi. Saben que ese hombre viejo con barba no tiene pegada entre su audiencia.

¿Quiénes conforman esa audiencia de la que habla?

Un 25 por ciento de la audiencia son jóvenes suníes de entre 15 y 25 años de origen iraquí y sirio. El resto son jóvenes de todo el mundo.

Usted habla del terrorismo transmedia. ¿Qué es eso?

Es aplicar las técnicas de creación de historias del mundo del espectáculo al terrorismo.

¿No será que tanto antes Al Qaeda como ahora el llamado Estado Islámico están siendo manipulados por mentes perversas con objetivos diferentes de los radicalismos religiosos de estas organizaciones?

La manipulación forma parte del ADN de las dos formaciones. Al Qaeda cayó en Irak y dio paso al Daesh que seguro que será derrotado pero que surgirá de nuevo encarnado en otra organización manipuladora para canalizar la frustración de los suníes y de los hijos de la posmodernidad global.

¿Qué supuso en esta macabra historia aquel vídeo de 2014 que se hizo viral en el que un encapuchado británico degollaba al periodista norteamericano James Wright Foley, tras tenerlo secuestrado durante dos años?

Daesh usó por primera vez la comunicación para seducir con el terror. Al Qaeda había mostrado dos ejecuciones antes y se llevó la bronca de sus jefes porque los vídeos eran muy desagradables. Daesh dio otro enfoque a este vídeo inspirándose en la película Seven. Copia filmes que ve su audiencia.

Era su carta de presentación en sociedad a través de los nuevos medios de manipulación masiva.

Sí. Habían lanzado otro vídeo antes, el 5 de julio de 2014, que contenía el discurso de Abu Bakr al-Baghdadi proclamando el califato, pero sin mucha repercusión.

El atentado de París fue presentado como una imitación de los personajes de un famoso videojuego con la instrucción de matar a sus enemigos en cualquier lugar. ¿Es una técnica para sintonizar con su audiencia potencial?

Exacto. Fue un gran espectáculo de comunicación desde el principio y estuvo diseñado para ser retransmitido en directo.

¿A qué claves responden los últimos atentados de Londres?

Siguen las pautas lanzadas el 26 de noviembre de 2016 por un exlegionario francés que hizo un tutorial en internet en el que animaba a sus seguidores a atentar en los países en los que residían con cuchillos, coches y bombas caseras.

¿De dónde les llegó el asesoramiento técnico para montar una campaña de promoción tan detestable como lamentablemente eficaz en su propósito criminal?

En Irak y Siria ya contaban con capacidad tecnológica y humana para hacer estos montajes. Después se unieron jóvenes de todo el mundo. Más de 35.000 han viajado desde distintos países a Irak y Siria. Los que tenían conocimientos audiovisuales se sumaron a este batallón tecnológico, los que no, fueron al campo de batalla.

¿Cómo es posible que un grupo ultrarreligioso tan primitivo consiguiera ganar la batalla de difusión de su imagen malvada a los grandes Estados del mundo libre, dotados de más recursos?

El Daesh leyó las encuestas y vio claramente el descontento de los jóvenes con las instituciones públicas. Ahí encontró una masa de millones de personas cabreadas a las que podía seducir. Además ha sabido aprovecharse muy bien de las nuevas tecnologías para conectar e interactuar con su audiencia.

Es asombroso que los millennials puedan verse seducidos por una banda de asesinos que presumen de cortar cabezas de inocentes a través de sus vídeos.

Todo depende de cómo cortes la cabeza. El 50 por ciento de los vídeos del Daesh está inspirado en películas y juegos hechos en Occidente que ven los jóvenes, como la saga Saw. Utilizan hasta los mismos planos para las ejecuciones. Lo copian todo.

¿Cómo puede resultar atractivo para alguien en su sano juicio el discurso del Daesh?

Porque es un discurso nihilista. Frente a la frustración, el resentimiento y el aburrimiento, el Daesh ofrece aventura y acción.

¿Por qué se están islamizando los radicales del mundo, como observó Olivier Roy?

La islamización es una manifestación puntual de un fenómeno global en el que por ejemplo también resurgen los ultranacionalismos. Hay una parte de la población que se siente fascinada por los extremismos, algo que no se veía desde mediados del siglo XX.

¿Qué nuevas generaciones estamos formando?

Una generación inmune a la vacuna de los totalitarismos. Urge poner de moda la democracia y hay que hacerlo de una forma intelectual pero también estética.

Estamos hablando de un marketing criminal que nos acecha sin piedad. ¿Cómo debe hacerle frente el mundo libre?

Es un reto muy difícil que debe de jugarse en el terreno de la opinión pública. Las democracias respetan la libertad de pensamiento y no interfieren en la opinión de los ciudadanos pero habrá que hacer algo para analizar esas opiniones criminales sin alterar los pilares básicos de un Estado de Derecho.

Habrá también que recurrir al Big Data para combatir la narrativa de violencia del Daesh. ¿Qué se está haciendo al respecto?

Ese aspecto es clave. Estas campañas del Daesh son un arma de doble filo. Por una parte seducen a ciertas personas y por la otra nos aporta mucha información sobre sus milicianos, escenarios y narrativas. Se está empezando ahora a utilizar el Big Data en este sentido pero es que la estrategia del Daesh nos pilló a todos por sorpresa.

¿Qué quiere decir usted cuando afirma de forma sorprendente que por primera vez en la historia el terrorismo es bello, moderno y familiar? Me parece muy fuerte esta afirmación suya.

El Daesh se ha dado cuenta de la importancia del branding y de las marcas. Al Qaeda no podía ser asociado a ningún valor positivo con aquel líder barbudo metido en una cueva. El Daesh nos muestra ahora jóvenes de todo el mundo, algunos de ojos azules, con uniformes militares nuevos junto a rasgos raciales y culturales diversos. Son valores positivos que han generado un problema de seguridad internacional.

¿Qué me puede decir de la agencia de noticias Amaq, fundada en 2014 por un militante sirio fallecido en un bombardeo norteamericano, que tras un arranque aparentemente más neutral emerge ahora como supuesto portavoz del Estado Islámico (EI)?

Amaq es la joya de la corona de la comunicación del Daesh, una agencia muy sofisticada que fundó un joven de 25 años que era el portavoz de comunicación del Ejército Libre de Siria en Alepo. Luchaban contra el Daesh, pero cuando entraron en Alepo él se cambió de bando. Asesoró al Daesh y les convenció de que no debían distribuir imágenes propagandísticas sino tomas en bruto de las zonas en guerra que ninguna otra agencia puede cubrir. Ofrece esas imágenes gratis en internet.

¿Qué papel le atribuye a la cadena de televisión catarí Al Yazira, una especie de CNN árabe, ahora en el punto de mira de Arabia Saudí y Egipto por su apoyo a los Hermanos Musulmanes y su escasa agresividad contra Irán?

Al Yazira no tiene ningún tipo de relevancia en esta estrategia de comunicación.