Su carrera empieza en un periódico, pero le ha hecho famoso la tele.

Yo empecé en el periódico antes incluso de hacer la carrera. Estaba en el instituto en Albacete y empecé a escribir a raíz de un curso de esos que se hacían, provinciales de periodismo, no sé si organizados por el Ministerio de Educación o algo de esto. Una chica se tuvo que ir y me propuso si quería cubrir su plaza en el periódico. El trabajo consistía en hacer algún reportaje de vez en cuando. Acepté encantado. Luego me fui a estudiar periodismo a Madrid y hacía prácticas en el diario Pueblo y más tarde en La Voz de Albacete. Solicité prácticas después en Radio Nacional de España y ya me vine a Madrid, no solo a estudiar sino también a seguir las prácticas de verano.

¿Cómo llega al telediario?

Después de haber hecho yo creo que todos los informativos de Radio Nacional, (hice 24 horas, el Diario de las dos, el «parte» de toda la vida, España a las ocho y los del fin de semana), un día Pilar Miró me llamó para hacerme director y presentador del Telediario de las nueve de la noche.

Y aceptó, claro.

Con mucho miedo, porque me parecía una empresa muy difícil y yo era una persona muy joven todavía. Le dije que sí, supongo que con algo de inconsciencia. En algún momento pensé que me había equivocado al irme a hacer el telediario, porque no me veía preparado, esa es la verdad, y me vino todo muy rápido. También era la época de la Transición. Pero bueno me hice cargo de ese informativo y no fue mal, sino al contrario, fue bueno para mi vida y mi carrera. Empecé en televisión con Pilar Miró a la que debo todo y de la que me acuerdo muy a menudo, porque era una grandísima directora general.

Los rostros de entonces todavía se recuerdan, y algunos, como usted, siguen en candelero.

Y Matías Prats.

¿Qué tenía esa época?

Que era la de la televisión única. Es así. La gente tenía de nosotros un conocimiento mayor que ahora, cuando hay tantas televisiones. En aquel momento tú salías, hacías un telediario y tenías doce millones de televidentes, una cifra que ahora mismo asustaría. ¿Cuánto se pagaría hoy por tener doce millones de televidentes en algo? Creo que fue la final del campeonato del mundo de fútbol o algo así la que alcanzó tal audiencia, pero entonces la tenías en un informativo. Yo creo que se debía a eso.

¿Se hacía buena televisión entonces?

Es cierto que hemos aprendido año a año y ahora todos hacemos mejor el telediario de como lo hacíamos entonces, porque hemos ido aprendiendo con la competencia. De aquella época los rostros más conocidos ahora son los de Matías Prats, Ana Blanco y seguramente yo también. Somos los que pervivimos de entonces. Ahora hay grandísimos profesionales, y yo presumo de tener amigos entre ellos, algunos en la competencia, como Vicente Vallés o Matías Prats, y otros en mi propia cadena como David Cantero, Pepe Ribagorda e Isabel Jiménez, profesionales como la copa de un pino.

¿Han caído los telediarios en tentaciones amarillistas fruto de la lucha por la audiencia?

No. Siempre hay un poco de información de sucesos en todos los telediarios, incluso en Televisión Española. Como es tan largo tienen que meter también de esto, como nosotros hemos incluido y todas las cadenas. Pero también porque antes había unos programas por delante de los informativos que se llamaban por ejemplo Gente en Televisión Española o en otros lugares y ahora esos contenidos que ya no están en esos programas integran parte de los informativos, porque tienen interés. Y porque se dan de un modo que no es solamente el suceso.

Explíquese.

Se da también el suceso de un modo positivo. No solo se da la noticia del maltrato a la mujer, sino que se hace para que esto no siga ocurriendo, o cuando se habla de incendios también lo que queremos es que no se produzcan más, que se tomen medidas, que se limpie el monte en invierno, que se sancione a los que hayan atentado contra el monte. Tiene un sentido más positivo de lo que era antes el relato puro del suceso. Pero la información política, la nacional e internacional siguen siendo los platos fuertes de los informativos. La diferencia está más que en el qué en el cómo. El qué lo tenemos todos, la diferencia es cómo contarlo para que resulte más atractivo a la gente. Y ahí es donde juega el tema de la audiencia.

¿La cobertura de los atentados de Barcelona se ha hecho bien?

Yo creo que se ha tratado muy bien. Nosotros hemos dado las imágenes, pero nada explícitas. Hemos pixelado todas aquellas zonas donde aparecían víctimas; y donde había niños se pixelaba todo. Pero eso que siempre se cuestiona, de lo que siempre se habla, yo creo que no es lo más importante. Al principio era todo muy precipitado, no se sabía quiénes eran los causantes. Luego incluso el viernes que me fui a hacer ya la cobertura del atentado a Barcelona todavía pensamos que el que conducía la furgoneta era otro distinto. Bueno, pues incluso con esa imprecisión inicial, lo importante de la cobertura de este atentado es que se ha dado todo y se ha dado todo bien. Ahora todos tenemos claro lo que ocurrió por más que en la manifestación pareciera que el Gobierno español era el culpable del atentado. Porque al final la manifestación era no a la islamofobia, Borbón fuera... era una manifestación donde las protagonistas deberían ser las víctimas fundamentalmente y debería ser una apuesta contra el terrorismo; no contra el islam, pero sí contra el radicalismo, sea de ese o de otro tipo. Y al final se perdió, lamentablemente.

¿A su juicio, qué falló de la manifestación?

Fue una manifestación por la independencia, cuando debería haber sido de otro tipo. Pero salvo eso, que fue el cierre, se ha contado todo bien.

¿El Rey hizo bien al acudir?

Totalmente, el Rey estuvo como un señor allí. Y además, como es tan alto, estuvo presente de verdad, se le veía desde todas partes... El Rey estuvo y tenía que estar. Porque el Rey es el jefe del Estado y fue un atentado en una comunidad del Estado español y el Rey representa a todos los ciudadanos.

¿El proceso independentista catalán cree que cansa ya a la audiencia?

Pues no lo sé, pero seguiremos informando de ello. Yo creo que sí, a veces cuando hablamos del proceso notamos una caída de la audiencia, porque la gente está cansada y porque yo creo que hay personas a la que les duele todo eso. Frente al imput que estamos recibiendo de allí con que España sea un poco el enemigo yo creo que aquí la gente ha querido mucho a Cataluña. Quien más quien menos tiene gente viviendo allí; mi madre vivió en Barcelona muchos años y los catalanes eran, para ella, lo mejor del mundo. Y a mucha gente le duele, no es algo por lo que alegrarse, entonces muchos espectadores lo rechazan y no lo ven. En el fondo por una cuestión de amor.

¿Cómo ve el futuro de los medios de comunicación?

Quizá cambiará el medio, cambiará el cómo pero no cambiará el qué, porque la información es una necesidad de primer orden. No recuerdo quién lo decía, pero desde mis tiempos de estudiante he oído la frase de que el hombre moderno era el hombre informado, y siempre ha sido así. Yo creo que hoy el hombre es el hombre informado también, lo que pasa es que se informa a través de redes sociales, de Twitter, de páginas digitales, del periódico de papel, de todo... Quizá lo que tenemos ahora mismo son muchos más medios para informar, pero la necesidad de la información, esa necesidad vital de saber, eso seguirá.

¿Y el papel del periodista dentro de todo esto?

Yo soy partidario del periodista que firma, y no la gente que no firma o que lo hace con seudónimos extraños, o la gente que intoxica. Yo no soy nada partidario de los haters (los autores de comentarios hipercríticos en las redes sociales) o de los followers (seguidores); soy partidario de los lectores, de los espectadores, de los oyentes, que tienen una cualidad no voy a decir superior, en absoluto, pero sí diferente. El lector del periódico de papel no era un hater, un odiador como ahora aparece en Twitter. El televidente no era un follower, era un tipo que se informaba y que apreciaba lo que veía. Podía ser crítico, perfectamente, pero ahora yo leo una página de un periódico cualquiera donde hay una noticia, la que sea, y tiene, pongamos por caso, 480 comentarios: no veo ni uno positivo. El problema de esto es que el hater, el odiador, tenga una posición de predominancia sobre el lector, el televidente y sobre el escuchante.

¿Cuántos años lleva de profesión?

Tengo 62 años, empecé en periodismo a los 17, la tira. Ya estoy casi en la jubilación.

No me diga que está pensando retirarse.

Todavía no, porque tengo cuerda para rato, pero obviamente hay gente que viene pisando muy fuerte y hay que pensar que esto es cíclico. Ahora me va muy bien. En Telecinco llevo doce años, empezamos muy abajo, fuimos subiendo y ahora estamos muy arriba en el telediario de la noche, somos el informativo más visto y peleamos en el total con Televisión Española. Pero, como le ocurrió a Televisión Española y también en su día a Antena 3, en estas cosas hay que contar con que un día todo esto puede cambiar. Es como los imperios, nacen, crecen, se estabilizan y luego empiezan a decaer. Voy a luchar para que eso no ocurra, pero si en algún momento pasa y veo que a lo mejor hay personas más adecuadas para hacerlo será el momento de retirarse. Pero no antes.