La madrugada del 14 al 15 de abril del año 1912 el mundo vivió con horror una de las mayores tragedias navales de la historia. Aquella noche naufragó en el Atlántico Norte el transatlántico británico Titanic, que realizaba su viaje inaugural desde Southampton, de donde había partido el 10 de abril, a Nueva York. En total, 1.514 de las 2.223 personas que viajaban en el buque fallecieron a causa del hundimiento del que hasta entonces era el mayor transatlántico jamás construido.

La causa del desastre del Titanic, orgullo de la compañía naviera White Star Lines, se ha atribuido históricamente y de forma prácticamente unánime al choque del Titanic contra un iceberg a las 23:40 horas del 14 de abril.

La colisión, ocurrida a unos 600 kilómetros al sur de Terranova, causó la apertura de varias vías de agua en el caso del buque, lo que provocó que se fuera hundiendo gradualmente por su parte delantera mientras la popa se iba elevando. En menos de 3 horas, el transatlántico se hundió completamente, con buena parte del pasaje atrapado en cubierta ante la falta de suficientes botes salvavidas.

No obstante, pese a esta versión oficial sobre la tragedia ocurrida la noche del 14 al 15 de abril de hace 106 años, en los últimos tiempos han surgido varias teorías alternativas sobre las causas finales de la tragedia.

Incendio en la zona de calderas

Según esta teoría, plasmada en el documental 'Titanic: la nueva evidencia' -basada en una investigación del periodista irlandés Senan Molony-, la causa que precipitó el hundimiento del Titanic fue un incendio en la zona de calderas. Esta hipótesis sostiene que el fuego afectó a uno de los almacenes de carbón del transatlántico y provocó el debilitamiento del casco metálico.

A partir de dos imágenes del Titanic en el que se aprecia una misteriosa mancha en el caso del barco, Molony sostiene que el incendio empezó estando todavía el transatlántico en el astillero y seguía latente cuando el buque zarpó de Southampton el 10 de abril. En su opinión, el fuego debilitó el casco e hizo que no pudiera soportar el choque contra el iceberg. De no haber sido por el incendio, sostiene esta investigación, el Titanic habría tardado mucho más tiempo en hundirse y habría sido posible rescatar a todos los pasajeros.

El documental también apunta que Bruce Ismay, presidente de la naviera White Star Line, era conocedor del fuego, pero dio instrucciones a la tripulación para que no se informase a los pasajeros. Ismay fue uno de los pasajeros que logró salvar la vida al subirse a uno de los botes salvavidas del Titanic.

Un espejismo

Quizá una de las teorías más sorprendentes sobre lo que realmente ocurrió aquella fatídica noche entre el 14 y el 15 de abril de 1912 es la que sostiene el historiador británico Tim Maltin, uno de los principales estudiosos mundiales del naufragio. En su opinión, aquella madrugada se dieron unas condiciones meteorológicas excepcionales en la zona donde se produjo el hundimiento.

Concretamente, se habría producido la colisión entre dos masas de aire, una muy fría y la otra muy cálida, lo que habría provocado un espejismo que hizo que la tripulación no advirtiese la presencia del iceberg contra el que chocó el Titanic. Según esta hipótesis, esta ilusión óptica se habría producido cuando el Titanic abandonó la corriente cálida del Golfo y entró en la fría del Mar de Labrador. Este supuesto espejismo hizo que los tripulantes en el puesto de vigía observaran un falso horizonte mientras se dirigían hacia los témpanos de hielo. Cuando estos divisaron el iceberg, ya era demasiado tarde.

El "espejismo de clima frío" se produce cuando choca con tiempo frío un frente con el aire más cálido y hace que la luz que pasa entre el límite de los dos se incline drásticamente, lo que distorsiona la forma en que aparece un objeto.

Remaches defectuosos

Tras el hundimiento del Titanic, pasaron más de 70 años hasta el hallazgo del transatlántico. No fue hasta el 1 de septiembre de 1985 cuando el oceanógrafo norteamericano Robert Ballard localizó a casi 4.000 metros de profundidad los restos del pecio. El hallazgo permitió comprobar que los remaches del casco del Titanic presentaban notables deficiencias. Ni todos eran iguales ni tenían la misma composición ni tan siquiera estaban colocados de la misma forma. Además, los situados en la zona de proa y de popa eran de mucha menor calidad que los del centro del barco.

Jennifer Hooper McCarty, de la Universidad de John Hopkins, y Tim Foecke, del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EEUU, realizaron una exhaustiva investigación sobre estos remaches, combinando análisis metalúrgicos con el estudio de la documentación del buque en los astilleros de Harland and Wolff, en Belfast (Irlanda del Norte), donde se construyó el enorme transatlántico.

Los ensayos en laboratorio corroboraron que, sometidas a una alta presión, estas piezas metálicas podían saltar, provocando grietas en las planchas de acero del casco del transatlántico y abriendo vías de agua. En este sentido, según esta teoría fue la mala calidad de los remaches y su colocación defectuosa la que provocó la tragedia.

La Luna y la marea

Expertos como el astrónomo Donald Olson, de la Universidad Estatal de Texas-San Marcos, o el científico Richard Corfield, del Instituto de Física británico sostienen que la Luna jugó un papel fundamental en el hundimiento del Titanic.

Según su teoría, el 4 de enero de 1912, cuatro meses antes de la tragedia, se produjo una rara alineación entre la Luna y el Sol que provocó que los tirones gravitatorios de estos astros se reforzaran mutuamente. A la vez, se produjo también el máximo acercamiento entre la Luna y la Tierra en 1.400 años y el máximo acercamiento de la Tierra al Sol.

Estas circunstancias fueron las que, según estos expertos, provocaron una marea inusualmente alta que provocó que una gran cantidad de icebergs que en esta época quedaban atrapados en aguas poco profundas del Mar de Labrador retomaran su camino hacia las corrientes oceánicas del sur. Según los investigadores, fue esta circunstancia la que provocó el choque del Titanic y en última instancia su hundimiento.