Seprona de la Guardia Civil y Policía Local de Guardamar del Segura, además de la empresa de gestión de animales del Ayuntamiento, buscan desde hace un mes a tres macacos japoneses que escaparon de una finca privada donde vivían enjaulados. Los animales, también llamados macacos de cara roja, son una hembra y sus dos crías que padecen leucemia, enfermedad que en casos extremos puede ser transmisible a humanos, según confirmaron fuentes del Ayuntamiento de Guardamar a Información

Después de varias semanas intentando seguirles la pista el Ayuntamiento ha decidido ahora alertar públicamente de esta situación mientras anuncia una nueva estrategia que pasaría por capturar a los animales con unas jaulas automáticas especiales.

Los llamativos e inteligentes primates han sido vistos en varios lugares por distintos vecinos. Y todo punta a que han hecho del cauce viejo del río su nueva zona de residencia en libertad. Hace tres semanas se alertó de la presencia de unos monos en la huerta próxima a Rojales, cuya área de Medio Ambiente ha dado cuenta a los municipios aledaños.

Y el pasado sábado se vieron por los alrededores de un restaurante chino de la zona comercial situada junto a la N-332, en las cercanías del antiguo cauce. Excelentes nadadores, los técnicos municipales creen que podrían aprovechar el agua para sus desplazamientos, encontrando cobijo en el área comercial donde abundan los locales vacíos y comida en los contenedores del restaurante.

Los macacos se escaparon de una finca privada en el paraje del Realet, conocida en Guardamar por albergar desde hace más de dos décadas animales exóticos. La finca contaba desde 2008 con autorización como núcleo zoológico por parte de la Generalitat, que tiene todas las competencias en este ámbito y no ha informado sobre el caso.

Hasta hace solo un año en sus jaulas se podía encontrar tigres, leones, panteras, leopardos, pumas y linces europeos, además de primates y otros animales como capibaras o aves rapaces. Un insólito núcleo zoológico particular en plena huerta guardamarenca.

Tampoco ha sido ésta la primera vez que parte del grupo de macacos -en total son siete- se fugan del recinto donde vivían en cautividad. El pasado mes de septiembre, la misma hembra adulta que todavía no se ha sido localizada y un macho probaron unos días la libertad. El Ayuntamiento pudo contar en aquella ocasión con la ayuda de los expertos del Río Safari de Elche, centro en el que tras analizar el estado físico de los primates se descubrió que sufrían esta patología. Uno de ellos fue recuperado dentro de la zona militar del Moncayo.

Los dos se devolvieron a la finca de donde se habían escapado, a pesar de las dificultades de sus dueños para mantener a los animales. La ONG Primadomus, con sede en Villena y que mantiene un convenio con la Guardia Civil para asumir estos rescates, no pudo hacerse cargo de ellos por falta de espacio de cuarentena en sus instalaciones. Ya se habían hecho cargo de los grandes felinos de esa misma finca.

Si las labores de búsqueda tienen éxito, en los próximos días tanto la madre con sus crías como los otros cuatro macacos japoneses que todavía siguen en sus jaulas viajarán al zoo de Berlín, de donde proceden. Un nuevo viaje para la historia de vida de unos animales que ya llevan a cuestas varios lugares de residencia y muchas incógnitas legales en sus idas y venidas.

Llegaron desde este zoo alemán al zoo de Castellar, un centro de rescate animal ubicado en Cádiz, y de ahí a esta finca de Guardamar propiedad de una pareja de vecinos a los que les puede más la edad que la responsabilidad de tenerlos. No está claro por qué el centro gaditano no detectó el estado de los animales y los derivó a estos particulares de Guardamar. Hay abierta una investigación por este motivo.

La prioridad desde hace un año para el Ayuntamiento y el Seprona es desmantelar este núcleo zoológico por evidente falta de seguridad, reflejada en los informes municipales y en los expedientes abiertos por la Guardia Civil.