El año 1968 ha pasado a ser una de las fechas más emblemáticas y también, revisitadas, del calendario del siglo XX. La coincidencia de una serie de hechos, políticos, sociales, culturales, que conmovieron la crónica contemporánea, señalando la propia historia y desarrollo del siglo, acabarían haciendo de 1968 el año de la revolución global. Desde la mirada europea, la revuelta estudiantil del Mayo parisino y su medio siglo, ha servido, más allá de la propia conmemoración histórica, a múltiples reflexiones y debates sobre las «virtudes» o «daños» que comportaron los hechos del mayo del 68. Cincuenta años despues Mayo del 68 continúa siendo el territorio donde cristalizan las fuerzas y las ideas que acabarán desarrollándose y emergiendo en las décadas siguientes. Si los estudiantes revolucionarios de La Sorbona se alzaban contra los vicios y mentiras del sistema burgués parlamentario, los habitantes de Praga celebraban su «primavera democrática», otro mundo parecía sería ser posible al otro lado del llamado Telón de Acero, otro mundo que acabaría siendo aplastado por los tanques del Pacto de Varsovia el 20 de agosto de 1968.

Al otro lado del Atlántico, el continente americano también vendrá sacudido por 1968, un año marcado por las protestas estudiantiles, magnicidios, transformaciones sociales, cambios políticos, etc. La ciudad de Méjico celebra los primeros juegos olímpicos que se realizan en un país latinoamericano. La celebración quedará enturbiada por lo que se conocerá como «La matanza de la Plaza de las Tres Culturas» en la que fuerzas paramilitares y el ejército mejicano asesinaron cerca de dos centenares de estudiantes que demandaba mejoras sociales y políticas. La revuelta estudiantil mejicana señalará trágicamente la segunda mitad de 1968 mientras los puños de los atletas norteamericanos se levantan sobre el pódium de los Juegos Olímpicos de Méjico apoyando el movimiento de los Black Panthers. Nunca hasta entonces este movimiento revolucionario afroamericano había contado con un altavoz mediático tan importante como la cita olímpica.

Muhammad Ali

No será esta la última vez en que deporte y política colisionen. La negativa del boxeador Cassius Clay, más tarde Muhammad Ali, a alistarse para luchar en la Guerra de Vietnam produce un shock en la sociedad americana. El boxeador en aquel momento en la cima de su popularidad se declara objetor de conciencia negándose a servir al ejército norteamericano que lucha en el sudeste asiático. Su gesto sirve de ejemplo para muchos jóvenes que se niegan a combatir en una guerra que consideran injusta.

«El año 1968 fue en muchos aspectos un año crucial en América» señala James Barber, historiador y comisario de la exposición One Year: 1968, An American Odissey a la National Portrait Gallery de Washington. «La exposición se ha estructurado de una manera bastante flexible a partir de una serie de argumentos o áreas temáticas como la Guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles y las protestas contra la discriminación racial, la cultura pop y el deporte, figuras políticas que protagonizaron un año marcado por la contienda electoral, y en último lugar, la misión espacial Apollo 8, el primer viaje espacial tripulado en salir de la órbita terrestre, y orbitar sobre la luna, regresando a la tierra». A nivel político señala el comisario James Barber, sucedieron algunos hechos significativos y que determinarían posteriormente la propia evolución histórica. «Había una propuesta de paz para Vietnam por parte del gobierno demócrata pero la retirada del presidente Lyndon B. Johnson, renunciando a la reelección, causó un gran impacto, por otro lado, el asesinato del senador Robert F. Kennedy, que significaba para muchos la gran esperanza, fue un golpe mortal para Partido Demócrata, y unos meses despues, un político republicano, Richard Nixon ganaba las elecciones». La exposición One Year: 1968, An American Odyssey recorre ese año tumultuoso de 1968 desde la experiencia americana señalado por los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, la lucha por los derechos civiles, la emergencia del movimiento hippie cuyos postulados ponían en tela de juicio a aquella America, del sueño americano, de The Way of Life, nacida en la postguerra. «El legado de 1968 es un poco como el del Ave Fénix que vuelve a levantarse de sus cenizas, ese poder de resistencia, de transformación, de resurgir más fuerte y más sabio». El vuelo del Apollo 8 pondría un final feliz al tumultuoso 1968 aunque aquella imagen de un pacifico planeta tierra que vieron sus tripulantes en diciembre de 1968 pronto se convertiría en una ilusión.