Dos días antes de que el huracán María devastara Puerto Rico en 2017, el satélite Global Precipitation Measurement Core Observatory de la NASA/JAXA capturó una vista tridimensional de la tormenta.

En ese momento, María era un huracán de categoría 1. La vista 3-D revela los procesos dentro del huracán que alimentarían la intensificación de la tormenta hasta alcanzar una categoría 5 en menos de 24 horas.

Por primera vez en 360 grados, esta visualización de datos lleva al espectador dentro del huracán. El satélite, especializado en medir la precipitación, tiene un radar avanzado que mide tanto el agua líquida como la congelada.

Los puntos de colores brillantes muestran áreas de lluvia, donde el verde y el amarillo muestran tasas bajas y el rojo y el púrpura muestran tasas altas. En la parte superior del huracán, donde las temperaturas son más frías, los puntos azules y púrpuras muestran una precipitación ligera y fuerte congelada.

A medida que avanza la visualización, los puntos se transforman en números, que son los milímetros observados de precipitación que caen en una hora. Las tasas en esta tormenta varían de menos de 0.5 mm/hr a más de 150 mm/hr. La siguiente visualización transforma estas tasas de precipitación en elipsoides para mostrar tasas de precipitación más altas (ancho, rojo o púrpura) o más bajas (esféricas, verde o amarilla) y tasas de nevadas (colores púrpura a azul).

Además de las tasas de lluvia y nieve, el satélite también puede medir el tamaño de las pequeñas partículas de precipitación y la forma en que se distribuyen a lo largo de la tormenta. Hacia el final de la visualización, las gotas grandes se representan en azul oscuro y las gotas pequeñas en azul claro y blanco.

Observar el tamaño de las gotas y las tasas de lluvia proporciona una parte clave de la ecuación para comprender la intensidad de los huracanes. Factores como la temperatura, la humedad, la velocidad del viento y las nubes influyen en el tamaño de las partículas de precipitación, que a su vez afecta la cantidad de lluvia que cae y cómo crece una tormenta. Estas mediciones satelitales avanzadas son críticas para mejorar los pronósticos de cómo estas tormentas poderosas pueden intensificarse y adónde pueden llegar, informa la NASA en un comunicado.