El agua llegaba al nivel de las ventanillas de los coches, y el pueblo de San Llorenç era un torrente de agua sin control. "El panorama era desolador", subraya el agente asturiano Sergio Mantas, que se encontraba de servicio en la tarde del pasado martes y que se ha convertido en el héroe asturiano en las inundaciones de Mallorca.

Un vecino de la localidad, Adán Heredia no tiene más que palabras de agradecimiento para el agente de la Benemérita de la comandancia de Port de Pollença que ayer por la tarde se jugó la vida para salvarles a él, a su hermano y a sus dos sobrinas de 3 y 15 años. Este mallorquín estaba atrapado con el agua por la cintura como consecuencia de la inundación que se registró en su casa por las terribles precipitaciones que se han vivido en Mallorca en las últimas horas y ahora quiere agradecer públicamente a su salvador que le haya permitido volver a nacer. "Pasamos miedo por la gente del pueblo", reconoce el agente.

Todo empezó a primera hora de la tarde del martes cuando la tormenta se situó sobre Sant Llorenç descargando una fuerte lluvia durante horas, más de 180 litros por metros cuadrado en poco tiempo y hasta 300 litros al final de la noche. Sobre las 18 horas se desbordó el Torrente de Sant Llorenç y el caudal se dirigió con fuerza hasta el centro del pueblo que en pocos minutos quedó totalmente inundado. En las plantas bajas el agua alcanzaba los dos metros y las calles se convertían en auténticos ríos. "Nunca viví una situación de este calibre", subraya.

El agente estaba de patrulla con otra compañera cuando les reclamaron por la emisora a todos los que se encontraban cerca. "Cuando llegamos la calle principal era un torrente totalmente desbordadorememora.

Las líneas de teléfono quedaron colapsadas toda la noche y cuando esta mañana cogió su teléfono tenía decenas de mensajes de su familia de Sama de Langreo: "Sergio, ¿estás bien?". "Perfectamente", respondía mientras atendía a decenas de llamadas de los medios de comunicación tras convertirse en el héroe de la tormenta en San Llorenç. Los coches que veían volcados en la noche del martes amanecieron hoy apilados en filas de tres. "Ahora hay que ver si en esos vehículos había gente", subraya el agente que unas horas después de un rescate in extremis no deja de pensar en el estado de vecinos de la localidad.

"Vi coches arrantrándose, mesas, sillas... la gente nos llamaba por las ventanas", rememora el guardia civil asturiano a quien tardará en abandonarle el recuerdo de lo vivido en la noche del martes. "En una circunstancia así no lo piensas, te metes para adentro y te pones a sacar gente", concluyó diciendo.