Un coche es un elemento que da gran valor y comodidad a la vida diaria y a la familia. Adquirirlo es una decisión importante, aunque también lo es cuidarlo. En el momento que un vehículo sale del concesionario empieza a perder valor.

A partir de entonces, conductor y coche comienzan un periplo en el que el uso y el cuidado son factores fundamentales para no llevarse un susto. Aquí te especificamos algunos de los hábitos diarios que provocan que tu vehículo acabe estropeándose:Los baches

Aunque a veces es inevitable, es importante intentar no pasar por encima de ningún bache. ¿Por qué? Cuidar las llantas y ruedas es una de las claves para su duración. Al pasar por encima de ellos incluso se puede provocar que se desalinee el automóvil o que se rompan los componentes de la suspensión.

Lo mejor es que busques rutas alternativas si pasas a diario por encima de baches grandes. Si no se puede, reduce la velocidad antes de llegar al mismo.

El aceite

Parece que sea una de las cosas más básicas, pero los hay que no se acuerdan de cambiar el aceite al coche. Si esto no se hace regularmente cuando lo indica el piloto o en el intervalo de tiempo que marque el fabricante, el motor corre el riesgo de sufrir daños más que costosos.

Además, hacer un cambio regularmente ayuda a garantizar que esté en un nivel adecuado. Un técnico, por otro lado, puede identificar problemas en el vehículo a partir de los residuos del aceite.

Las luces de advertencia

Es muy típico. Montamos al coche para ir directos al trabajo, metemos la llave y, ¡sorpresa!, una luz nos indica que algo anda mal. Ya sea con el dibujo del aceite o del motor, ignorar este tipo de indicaciones es de los errores más fatales que uno puede cometer.

Lo principal, acudir sin demora al taller. Lo mismo indica que se ha soltado cualquier cosa nimia, que es la principal señal de que tienes un importante problema de seguridad.

Las reparaciones

Está claro que ciertas reparaciones del coche pueden ser pospuestas debido a su alto coste y que nos pueden pillar en un mal momento económico, pero dejarlas de lado permanentemente por este motivo solo llevará a que el coche acabe por morir.

Por ejemplo. Si alargamos el cambio de las pastillas de freno estamos incurriendo y provocando un fallo de seguridad que desembocaría en un grave accidente. Con esto no se debe jugar.

Dejar una pequeña reparación para más adelante puede provocar que, finalmente, la avería del turismo sea el doble de grande.

La presión de los neumáticos

Una de las razones principales de que unas llantas se acaben rompiendo viene por no vigilar la correcta presión de los neumáticos. Esto también puede afectar a la economía ya que se hará más gasto de gasolina.

Revisar la presión de las ruedas es más que fácil y se debe hacer siempre que se revise el vehículo en general.

La presión adecuada está indicada en un cartel en el pilar de la puerta del coche, detrás del asiento del conductor y también en el manual del mismo.

Lo mismo pasa con inspeccionar que no tenga roturas ni nada clavado. Además, al observarlas con detenimiento, se puede descubrir un desgaste desigual que indique un problema de presión.

El freno de mano

Hay conductores que no utilizan el freno de mano ni a la hora de aparcar y tienen fe ciega en la suspensión del coche. Es un error total.

El freno de mano o de emergencia hace descansar a la transmisión. Además, este freno es esencial en situaciones de emergencia o de calentamiento de los frenos normales.

El lavado

No lavar el coche es otro de los errores que comenten muchos conductores. Ya sea por vagancia o por falta de tiempo, lo cierto es que no tenerlo en estado óptimo de limpieza significa portar sustancias tóxicas y químicas que pueden dañar la carrocería del vehículo. Porque no es solo algo estético.

Durante ciertas épocas del año, la savia de los árboles o los excrementos de los pájaros pueden ser fatales para la pintura, ya que son elementos corrosivos que se la comen.