Recientemente se han visto ejemplos alarmantes de los peligros de las armas químicas, como el gas sarín contra civiles en Siria, o el empleo en asesinatos del VX en Malasia o el novichok en Reino Unido.

La amenaza de futuros ataques químicos se ve agravada por el inestable actual sistema internacional y también por el posible uso indebido de los avances en ciencia y tecnología. Los Estados parte de la Convención de Armas Químicas que se reúnen el próximo jueves en La Haya para su IV Conferencia de Revisión deben garantizar que el régimen de prohibición sea adecuado para hacer frente a estos desafíos.

Tres académicos de la Universidad de Bradford, en Reino Unido, exponen este argumento en un artículo del Foro de Políticas titulado 'Prevenir las armas químicas a medida que las ciencias convergen' en el último número de la revista 'Science'. En el artículo, los doctores Michael Crowley y Lijun Shang y el profesor Malcolm Dando abordan aspectos científicos clave de los temas que la Conferencia deberá tratar para prevenir la reaparición de armas químicas durante este periodo de cambios científicos muy rápidos.

"El inestable entorno de seguridad internacional y la naturaleza cambiante del conflicto armado podrían alimentar el deseo de ciertos estados de retener y utilizar las armas químicas existentes, así como aumentar el interés en la creación de nuevas armas. Los asaltantes de mañana pueden tratar de aprovechar los revolucionarios avances en las ciencias químicas y las ciencias de la vida y disciplinas asociadas como la nanociencia y la neurociencia para sus malvados fines. Las comunidades internacionales gubernamentales y científicas deben revisar, actualizar y fortalecer colectivamente las medidas globales para protegernos del ataque químico", subraya Crowley.

A ello, el profesor Malcolm Dando, agrega: "Un área de creciente preocupación ha sido el interés del Estado en la aplicación en aerosol de una gama de agentes químicos tóxicos que pueden incluir productos químicos farmacéuticos, biorreguladores y toxinas que atacan el sistema nervioso central de los destinatarios. Ostensiblemente promovido para usarse en escenarios extremos de aplicación de la ley, como situaciones de rehenes a gran escala, para incapacitar a un individuo o un grupo de forma rápida y completa sin causar una discapacidad permanente o fatalidad, su uso en la práctica representa un grave peligro para la salud y el bienestar de todos los afectados. Además, la investigación y el desarrollo en esta área posiblemente abren la puerta a nuevas formas de armas químicas y de guerra".

"Es importante enfatizar que el trabajo de los científicos en la detección, protección y tratamiento de armas químicas es importante en el esfuerzo general para prevenir el uso indebido de sustancias químicas tóxicas, pero los científicos también deben ser más conscientes de la posible utilización indebida de su trabajo", apunta Shang.

En su artículo, los autores concluyen que los científicos químicos y expertos en ciencias de la vida, los profesionales de la salud y la sociedad civil activista más amplia e informada deben desempeñar su papel en la protección de la prohibición de venenos y armas químicas. Deben trabajar con los gobiernos para construir medidas efectivas y receptivas que garanticen la salvaguarda de los rápidos avances científicos y tecnológicos del posible uso hostil y, en cambio, se empleen en beneficio de todos.