La araña violinista o de rincón, cuya picadura ha provocado que un hombre lleve hospitalizado diez días en Elda, es fácilmente reconocible porque en la parte superior de su cuerpo tiene una marca de color café con la forma del instrumento musical que da nombre al arácnido. Cuenta con ocho patas delgadas que se unen a la parte superior de su cuerpo y un tamaño aproximado de 1,25 centímetros. Es marrón, negra, parda, rojiza-verdosa o ceniza, de contextura más bien gruesa y pilosa y se mimetiza fácilmente con su medio ambiente.

La araña violinista, nativa de América del Sur y muy habitual en Chile, suele esconderse en grietas y rincones de difícil acceso (de ahí viene su otra forma de denominarla). Está considerada como una araña peligrosa porque su mordedura produce con frecuencia reacciones sistémicas severas e incluso la muerte. Cuando es sorprendida, reacciona con mucha rapidez y puede correr velozmente en busca de refugio, escabulléndose por diminutas rendijas e incluso saltando hasta 10 centímetros de altura.

Este tipo de araña es sobre todo nocturna e incrementa su actividad durante las noches veraniegas calurosas, aunque permanece activa durante todo el año. Sus lugares preferidos durante el día son los rincones oscuros y los lugares polvorientos, como las librerías, las partes traseras de los cuadros o las grietas. Una forma de detectar su presencia es por la existencia de los exoesqueletos que deja tras de sí cuando los muda (pueda cambiarlo hasta tres veces hasta llegar a su tamaño adulto).

La picadura de la araña de violín es peligrosa porque inocula un veneno que es potencialmente mortal en función de cada individuo. Su veneno disuelve los tejidos y causa la muerte celular, pudiendo ser 15 veces más tóxico que el de una cobra, además de tener un gran poder de penetración en el hígado y las vías biliares. No obstante, no es habitual que ataque puesto que no se trata de una araña agresiva y generalmente sólo muerde cuando la aprietan con la piel humana. Sus picaduras menores no tienen por qué provocar necrosis, aunque una pequeña parte ocasiona lesiones severas, como probablemente ha sucedido en el caso del hombre hospitalizado en Elda.