¿Qué lleva a alguien a ser infiel? ¿Qué se preguntan las personas que descubren una infidelidad? ¿Es fácil encontrar respuestas? Por supuesto, nadie está preparado para descubrir una infidelidad. La traición al compromiso desordena la concepción que uno tiene de la relación llevándole a un espiral de inseguridad y dolor. Vivir una infidelidad es el inicio de un estado de caos interno que, sin duda, genera sufrimiento.

Así pues, ¿qué podemos hacer si sufrimos una infidelidad?

Descubrir una infidelidad: cuando el compromiso pierde totalmente el sentido

Las personas que acuden a consulta en busca de respuestas tras descubrir una infidelidad de meses e incluso años de evolución, siempre se preguntan lo mismo:

"¿Cómo no me he dado cuenta antes?" y "¿Por qué no ha sido capaz de decírmelo?"

El sentido del compromiso es el que, desde los inicios de la relación, solucionaba los hipotéticos problemas de infidelidad: "Tenemos un acuerdo y siempre lo respetaremos. Por este motivo nos guardaremos respeto".

Dicho esto, es evidente que el compromiso no siempre puede sobrevivir y, entre los principales motivos que detectamos en relación al engaño, encontramos uno muy concreto: la incomunicación de necesidades individuales reales dentro de la pareja.

Hablar sobre las necesidades de cada uno

Cada pareja es distinta. La relación que se crea entre dos personas es irrepetible dado que esas personas, en sí, son únicas. El compromiso de pareja es el elemento principal sobre el cual se construye la relación. Los acuerdos implícitos y explícitos unen al crear un marco de confianza en el que ambos saben quiénes son y qué desean. Ahora bien, ¿qué sucede cuando estos acuerdos se alejan de las necesidades individuales? Y no solo eso, ¿qué pasa cuando las necesidades individuales no se comunican?

Las necesidades personales son cambiantes, evolucionan al mismo tiempo que lo hace nuestro modo de pensar, sentir y actuar. Hablar de ello, de nuestros anhelos, de nuestros miedos, de nuestros propósitos, o, dicho de otro modo, de cómo percibimos la realidad diaria, nos conecta a la pareja.

La incomunicación en este sentido puede derivar en un estado de insatisfacción personal que nos impida encontrar un sentido claro a la relación ("¿Con quién estoy compartiendo mi vida?", "¿Siento realmente que estoy compartiendo mi vida o la estoy dejando pasar?").

Asimismo, la insatisfacción, en algunos casos, puede convertirse en una razón para buscar la autorrealización en la conexión íntima y sexual con otra persona ajena a la relación, rompiéndose así las reglas del compromiso (en aquellos casos en los que la relación era de exclusividad) y, con ello, los pilares que lo sustentaban.

Y si la infidelidad sucedía, ¿por qué motivo no se comunicaba?

El pensamiento que aturde a la mayoría de los consultantes cuando la infidelidad ha perdurado mucho tiempo es el mismo: "¿Por qué no me lo ha dicho antes y ha esperado todo este tiempo?", "Si no era feliz, ¿por qué no me lo decía?"

Y de ahí surge otra pregunta que explica (pero por supuesto no justifica) dicha realidad:

Si hasta el momento no ha existido una buena comunicación cuando ha hecho falta, ¿por qué motivo debería existir justo en un momento de intentar vivir una experiencia extramatrimonial?

La desconexión puede llevar hasta este comprometido punto que, al final, uno elige: decidir satisfacer unilateralmente el "bienestar personal" rompiendo el compromiso de pareja desde el silencio (posiblemente con el propósito de no renunciar a la relación de pareja).

Es complicado lidiar con un desengaño de este tipo. La persona que ha sufrido la infidelidad se siente totalmente abandonada y desamparada y, la persona infiel, muchas veces siente que no ha tenido "más opción" para poder ser "feliz". De hecho, este es el discurso habitual de los consultantes infieles: "estaba atrapado en una relación en la que no era feliz y no sabía cómo escapar".

Encontrar respuestas tras sufrir una infidelidad

No es fácil encontrar "buenas" respuestas ni tampoco dejar de buscarlas. De hecho, esto se convierte en una verdadera trampa mental: al no encontrar una respuesta satisfactoria (no existe tal respuesta) uno crea más preguntas y, con ello, más necesidad de encontrar respuestas. No hay un buen motivo para ser infiel ni una buena explicación para entender una infidelidad.

Entender este punto es crucial para aceptar que, como toda pérdida (pérdida de confianza, pérdida de concepto de unión y compromiso, pérdida de armonía, etc.) debe existir un proceso de duelo y, con ello, un sufrimiento. Comprender que el sufrimiento aparece en forma de "preguntas" ayuda a no buscar una buena respuesta y frenar así el bucle infinito de pensamientos.

Comunicar, comunicar y comunicar

Dejando a un lado los motivos personales que llevan a alguien a ser infiel, en la mayoría de los casos nos encontramos con parejas que, en su día a día, COMUNICAN SIN CALIDAD, es decir, hablan sobre qué hacen pero no sobre cómo se sienten con aquello que hacen (qué les inquieta, qué les motiva, qué les preocupa, qué les entristece, qué les enfada, qué les satisface, qué les tranquiliza, etc.).

Hacemos y deshacemos conjuntamente sin saber muy bien qué piensa el otro cuando hace y deshace a nuestro lado. De hecho, ni nosotros mismos muchas veces nos planteamos qué sentimos. Parece mentida, tanto tiempo juntos y, ¿nos conocemos de verdad?

Comunicar qué percibimos y qué entendemos de aquello que nos pasa a diario ayuda a conocernos mejor y, con ello, a estar vinculados. El sentir el vínculo es el que, en cierta medida, nos hace sentir satisfechos y, a su vez, es el que da sentido al compromiso. Respetar el compromiso es una decisión personal pero, sin duda, tiene mucho más sentido hacerlo cuando nos sentimos satisfechos por tenerlo.

Somos responsables de comunicar, somos responsables de vincularnos, somos responsables de respetarnos.

Mª Teresa Mata Massó, psicoterapeuta formadora en el entrenamiento de la Inteligencia Emocional presencial y online