En las redes sociales abundan los mensajes que vaticinan grandes ideas, pero que acaban haciendo los demás. Un "alguien debería hacer" que suele conllevar la inacción del que lo propone. De este tipo de mensaje inocente, provocado seguramente en un momento de dudas ante la maraña de restricciones que en ocasiones no se sabe si afectan a la comunidad propia o a la de al lado, nació quecovid.es, una web que han impulsado cuatro estudiantes de la Universitat Politècnica de València en su campus de Alcoi.

Tres valencianos y un navarro, alumnos de entre tercero y cuarto del doble grado de Ingeniería Informática y ADE, frente a 17 comunidades, dos ciudades autónomas y más de 200 normas para impedir la expansión del coronavirus. En total, dos semanas de trabajo de David Muñoz, Guillermo Colomer, Luci Simón y Hamilton Leguizamon que se materializa en la respuesta ante la introducción del código postal. Los cinco dígitos que sirven para las cartas y la comida a domicilio giran la cerradura hacia las respuestas de qué se puede y qué no hacer.

Luci Simón, natural de Xàtiva, es una de las impulsoras de la idea que cuenta ya con alrededor de medio millón de usuarios únicos diarios tras dos semanas de funcionamiento. "Veíamos en las redes sociales que la gente no sabía que se podía hacer, que había mucha incertidumbre y decidimos hacer la idea para luchar contra la desinformación", asegura la joven quien indica que la web es totalmente altruista, pero da la posibilidad de colaborar a través de donaciones "para seguir con el trabajo de mantenimiento".

"No se nos pasa por la cabeza que haya anuncios, queremos que sea un servicio público", defiende la estudiante de la UPV. Luci reflexiona sobre que si la idea debería haber salido de las administraciones públicas: "Quizás sí, se nota que hacía falta", argumenta. Sin embargo, ellos se pusieron "antes del periodo de los exámenes", como un remedio al no poder salir y que se canalizó en leerse todos los BOE y boletines oficiales autonómicos y sacar las principales restricciones, aforos, horarios, limitaciones de venta de alcohol, de movimiento...

"Cada comunidad es un mundo, no seré yo quien critique eso o lo deje de criticar, tienen medidas muy diferentes y en algunas con casos similares de contagios". Quien habla es Guillermo Colomar, de Moncada y miembro también del cuarteto que ha llevado a cabo la idea que cuenta que ahora queda "lo más difícil". "No queremos quedarnos desfasados y mantenerlo es una locura, no damos abasto, por eso pedimos paciencia", dice ante la abrumadora avalancha de mensajes que están recibiendo por redes sociales y el correo. "Ha funcionado muy bien por cadena de WhatsApp, le llegó hasta a mi madre", comenta sobre el éxito de la idea.

Muchos de los mensajes que les llegan, cuentan, son de gente que se está ofreciendo voluntaria para ayudar. "Hay personas que nos han contactado para ofrecerse a traducirlas al resto de las lenguas cooficiales del Estado, programadores que nos dicen que pueden echar una mano a añadir funcionalidades... pero de momento pedimos ayuda para mantenerla y que esté siempre actualizada", lanza entre agradecimientos y la lengua fuera por el constante trabajo que supone.

Ahora, explica, se enfrentan a que muchas comunidades autónomas no toman sus medidas de forma homogénea en todo su territorio sino que dividen por provincia... o demarcaciones de salud. "Ya veremos cómo lo hacemos, pero hasta nivel de municipio no creo que podamos llegar, es demasiado especificar si se pueden meter o no en la piscina municipal", argumenta Guillermo horas después de salir de un examen y con dos a la vista en los próximos días.

Así, si hasta que las comunidades autónomas asumieron el papel en la desescalada y control de los contagios en la nueva ola era el director del Centro de Emergencias, Fernando Simón, la cara visible que desgranaba qué o no se podía hacer, ahora los cinco dígitos del código postal le sustituyen de quécovid le sustituyen. Y todo con una cuenta atrás de cuándo se acaba el estado de alarma, no se sabe si como ánimo o como alerta.