La Navidad 2020 aspira a convertirse en la más rara de cuantas se han vivido; pero aunque la pandemia de coronavirus acabe con los actos programados, hay algo a lo que no puede atacar: el espíritu navideño. Y Águilas ha sido el primer municipio en ser testigo de una historia que, en medio de esta pandemia, logra iluminar la cara más humana de estas fiestas. 'Iluminar', nunca mejor dicho, pues comparten protagonismo en esta historia un joven aguileño, los abuelos de la residencia San Francisco y las luces navideñas.

Todo comenzó durante los días de confinamiento, cuando Pablo Duro García, un niño de once años, comenzó hacer más uso del balcón de su casa y observó que enfrente, en las ventanas de la residencia, siempre había abuelos. Un día los saludó y fue correspondido; desde entonces, Pablo sale cada día a su balcón: "Desde mi casa veo seis o siete ventanas y a los abuelos sentados, yo les saludo a cualquier hora y ellos me responden con otro saludo", cuenta a LA OPINIÓN este joven, quien espera poder visitarlos y hablar con ellos "cuando la pandemia termine, porque ya somos como amigos".

Y tras el nacimiento de esta nueva amistad, se acerca la Navidad y, con ella, la llegada de las luces. El Ayuntamiento de Águilas ya ha instalado los arcos y adornos navideños, pero Pablo se ha dado cuenta de un detalle: los abuelos cuyas habitaciones dan a la Avenida Juan Carlos I sí pueden verlos, pero sus "amigos, los abuelos" que tienen las ventanas en la calle Candelaria, no pueden disfrutar de la iluminación navideña. Por ello, este joven aguileño ha enviado un escrito a la alcaldía pidiendo que "pongan luces en la calle Candelaria, donde está la entrada principal a la residencia", explica Pablo, para que "los abuelos que están frente a mi balcón también las puedan ver".

Y por si la premura de tiempo y lo cercanas que están las fechas festivas impiden al Consistorio aguileño escuchar su petición, Pablo tiene un Plan B: "Pondría luces de Navidad en mi balcón dedicadas a los abuelos". Pero Pablo no tendrá que activar el Plan B, porque a pesar de la premura de tiempo y con toda la iluminación de Navidad instalada en las calles de la ciudad, el Ayuntamiento ha confirmado a esta Redacción que, con el patrocinio de Teleaguilas, los abuelos de la Residencia San Francisco tendrán un gran árbol de Navidad iluminado, uniéndose al espíritu navideño que contagia Pablo, una ilusión que se abre paso en esta pandemia.