Crisis Migratoria

“Me han invitado a mendigar en la calle para así poder comprar medicamentos”

Migrantes se quejan de la gestión del Centro de Acogida Integral de Santa Cruz de Tenerife | Cruz Roja rechaza las acusaciones y explica su labor con menores y adultos

Concentración de migrantes ante la antigua prisión Tenerife I

Concentración de migrantes ante la antigua prisión Tenerife I / Andrés Gutiérrez

Pedro Fumero

Decenas de usuarios del Centro de Acogida Integral (CAI) de Santa Cruz de Tenerife (en la antigua prisión Tenerife I), protestaron este lunes por “la mala gestión” en sanidad, escolarización, seguimiento a embarazadas, formación de adultos o la comida, entre otras cosas. Y vuelven a pedir “libertad” para viajar a la Península u otros países europeos. Además, mujeres senegalesas afirman que no les entregan ropa y calzado para sus hijos, por lo que tienen que buscar entre la basura. Una joven subsahariana, Sali Mata Sall, afirma que desde Cruz Roja la han invitado a mendigar en la calle para que así pueda comprar los medicamentos que necesita. Un portavoz de la ONG responde que la comida se elabora en base al criterio de un nutricionista y tiene los alimentos necesarios; que se da atención sanitaria una vez a la semana por voluntarios, y que se realizan los trámites para escolarizar a los menores. Y advierte de que a los migrantes se les da ropa y material de higiene a su llegada y después se les renueva a quien lo pida.

Abdou, natural de Senegal, afirma: “Estamos muy enfadados, porque Cruz Roja no trabaja bien”. “Hay mucha gente, muchos niños no van a clase, muchos enfermos que no reciben medicamentos ni atención”, explica. “Estamos cansados”, concluye. Modou se identifica como vecino de la zona y denuncia que “Cruz Roja no asume su responsabilidad”. Se queja de que hay muchos compatriotas que llevan seis u ocho meses en Canarias sin poder salir y otros, en dos semanas, pueden viajar a la Península. A su juicio, los usuarios “no son tratados como seres humanos”.

Betty, también senegalesa, ejerce como intérprete y portavoz de residentes en el CAI. En su opinión, la comida no “se hace todos los días”. Admite que hay niños que sí van al colegio, pero solo les dan un bolígrafo y folios, pues carecen de libros o material escolar. Según Betty, Mata Sall tenía dolor de muelas, pero le dieron un calmante para el malestar del periodo menstrual. La mencionada joven senegalesa, explica su intérprete, ha sido invitada a que pida dinero en la calle para que así compre los fármacos que desea.

Carlota Engama es enfermera e integrante de la Asamblea de Apoyo a los Migrantes. Pensaba que los problemas estaban solo en Las Raíces y que las necesidades de los usuarios del CAI estaban cubiertas, pero “están desatendidas, a pesar de que son personas vulnerables”. Esta joven, natural de Guinea Ecuatorial, lamenta que, si un niño tiene fiebre, desde la ONG le dicen a la madre que lo bañe con agua fría. Cuenta que el domingo, junto a otras compañeras, atendió a menores con “picos febriles”. Uno, de un año y dos meses, llegó a tener 40 grados de fiebre antes de ser trasladado a un hospital, donde un pediatra preguntó que por qué no lo llevaron antes. Según Carlota, su madre pasó tres días quejándose del malestar del menor. También fueron voluntarios quienes acudieron al hospital con mujeres embarazadas que decían tener dolores.

Para Carlota, Cruz Roja es la que tiene que hacer esa labor con los enfermos. Desde la ONG le dicen que están tramitando la atención a estas personas, pero para ella los casos urgentes no admiten espera. Para la joven sanitaria, “la atención es nefasta”. El joven Djibril afirma que lleva cuatro meses en Canarias. Es natural de Guinea Conakri. Ante la falta de programas de ocio o de formación, a lo largo del día se dedica a salir a la calle, caminar o jugar al fútbol en una cancha cercana. Cuenta que tiene una hernia en un costado, pero que la respuesta que le dan en el centro es “mañana, mañana”. Icham está en el centro con su mujer, embarazada de 4 meses. Hace medio año llegó a Canarias. Su hermano mayor está en Roma. Reconoce que la atención en Las Palmas por parte de Cruz Roja fue buena, pero no puede decir lo mismo del CAI. Critica que a las embarazadas les encargan trabajos domésticos en el centro.