Investigación

'Lucy' no andaba sola: unas huellas muestran el paso de un homínido hasta ahora desconocido

El análisis de unas pisadas encontradas en Laetoli, en Tanzania, apunta a la existencia de otra especie de homínidos que también caminaba sobre dos patas

Comparación de las huellas halladas en Laetoli. A la izquierda, la pisada de un ’Australopitecus’. Al centro, el rastro de un homínido hasta ahora desconocido. A la derecha, muestra de un oso.

Comparación de las huellas halladas en Laetoli. A la izquierda, la pisada de un ’Australopitecus’. Al centro, el rastro de un homínido hasta ahora desconocido. A la derecha, muestra de un oso. / Eli Burakian

Valentina Raffio

En la década de 1970, una excavación en el yacimiento arqueológico de Laetoli, en Tanzania, halló un conjunto de huellas forjadas hace unos 3,6 millones de años sobre un suelo recubierto de cenizas volcánicas. El primer análisis de estas pisadas concluyó que una parte de estas pertenecieron a un 'Australopithecus afarensis', la misma especie que el famoso esqueleto de 'Lucy', y la otra parte podían ser el rastro de un oso. Cincuenta años más tarde, un nuevo estudio concluye que estos rastros pertenecieron a un homínido hasta ahora desconocido que, además, pudo haber sido de los primeros miembros de nuestra especie que caminó sobre dos patas

El estudio, publicado este miércoles en la prestigiosa revista 'Nature', plantea un nuevo y detallado análisis de las misteriosas huellas de Laetoli. El equipo dirigido por la investigadora Ellison Mcnutt volvió al yacimiento arqueológico, escaneó el terreno con tecnología láser y creó una copia 3D de las huellas. A continuación, estas pisadas se compararon con la de otros homínidos conocidos pero también con la de otros animales como chimpancés y osos. En el caso de los osos, además, se ideó un curioso experimento para conseguir que un cachorro de oso se pusiera de pie sobre una placa de barro fresco para así poder estudiar su pisada con todo lujo de detalles. Tras este minucioso análisis, el equipo concluyó que las enigmáticas huellas de Laetoli son el rastro de un homínido.

Una investigadora muestra un bol lleno de jarabe de arce y salsa de manzana a un joven ejemplar de oso para conseguir así que el cachorro se ponga sobre dos patas y tomar una muestra de sus huellas.

Una investigadora muestra un bol lleno de jarabe de arce y salsa de manzana a un joven ejemplar de oso para conseguir así que el cachorro se ponga sobre dos patas y tomar una muestra de sus huellas. / Nature

¿Pero qué sabemos del caminante que hace 3,6 millones se aventuró sobre las cenizas tanzanas y dejó su huella estampada en el suelo? Pues bien, según argumentan los investigadores responsables de este análisis, todo apunta a que se trata de un homínido hasta ahora desconocido que, junto a los primos de 'Lucy', fue de los primeros en erguirse sobre dos patas. Pero a diferencia de lo que se había hallado hasta ahora sobre nuestros antecesores, el análisis de las pisadas de Laetoli muestra que este misterioso tenía unos andares un tanto inusuales. Cuando caminaba pisaba con el pie derecho en el lado izquierdo del cuerpo y viceversa. Casi como “una bailarina o una supermodelo de la prehistoria”, bromean expertos independientes consultados por este diario. 

Yacimiento de Laetoli.

Yacimiento de Laetoli.

Origen de los andares humanos

El hecho de que estas huellas apunten a un homínido hasta ahora desconocido, lejos de cerrar el debate, abre todo un nuevo abanico de incógnitas entre los expertos. "Donde acaba el artículo empieza la discusión", explica Laura Martín-Francés, investigadora del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) y científica asociada al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). La primera incógnita que habrá que despejar, explica la científica, es si más allá de estas huellas se halla algún resto fósil para confirmar la identidad de este misterioso homínido (y confirmar si, efectivamente, estamos ante una nueva especie). Otro de los temas candentes será estudiar cómo cambia el panorama el hecho de que, según apunta este hallazgo, hubiera dos especies compartiendo nicho ecológico y qué tipo de interacción habría entre ellas.

Las inusuales pisadas del misterioso homínido de Laetoli también suponen una prueba más de que los andares de nuestra especie pasaron uno "ensayos evolutivo", explica el investigador Carlos Lorenzo, experto en evolución humana de la Universitat Rovira i Virgili (URV). "En los orígenes del bipedismo no todos andaban de forma perfecta. Hacen falta muchos ensayos evolutivos para perfeccionar la distancia entre los pasos, la efectividad de la pisada o la anatomía del cuerpo para caminar sin perder el equilibrio", explica el científico, quien interpelado por este diario aplaude el “método impecable” del estudio de ‘Nature’ sobre las pisadas de Laetoli.

Según explican los expertos, el hecho de que nuestra especie se pusiera sobre dos patas lo cambió todo. "El bipedismo implicó una reestructuración anatómica, desde la columna hasta el cráneo. Pero también significó un cambio en la cultura material, porque al dejar las manos libres permite utilizarlas para manipular instrumentos", comenta Martín-Francés. Eso sí. Según explica la investigadora, el bipedismo también tuvo su lado oscuro. Sobre todo para los partos. "Al contrario que en el resto de animales, el bebé humano para pasar por el canal del parto tiene que cambiar de posición y hacer una especie de torsión, lo que implica que nace con los huesos del cráneo mucho más inmaduros que otras especies", ilustra la experta.

"El bipedismo es la pregunta de oro de la evolución humana porque se trata de una de las principales características que diferencia nuestra especie del resto de primates", comenta Lorenzo. Indagar en esta cuestión, explica el experto, no deja de ser una vuelta más a las eternas preguntas de cómo hemos llegado hasta aquí y por qué somos como somos.