Referéndum entre Villanueva y Don Benito

Los vecinos de Villanueva de la Serena y Don Benito, testigos de un día histórico

Personas de todas las edades votan divididos mientras la fusión de ambas localidades concita el apoyo de todos los partidos y pone a Extremadura en el centro mediático como ejemplo de unidad

Colas para votar en la Casa de la Cultura de Don Benito.

Colas para votar en la Casa de la Cultura de Don Benito. / JORGE ARMESTAR

Rocío Entonado Arias

Salva nunca olvidará el primer día que pudo ejercer su derecho al voto. La jornada es tan trascendental que la pregunta no se repetirá dentro de cuatro años. “¿Estás de acuerdo con que el ayuntamiento de Villanueva de la Serena ejercite la iniciativa para tramitar del procedimiento de fusión con el municipio de Don Benito?” Con 18 años recién cumplidos, él lo tiene claro: sí. Y también su prima Ana, que "por si acaso cogía el covid", ha sido una de las más de 8.000 personas que han votado de forma anticipada en la consulta para la fusión de Villanueva y Don Benito.

Pero aún así no se ha querido perder el ambiente de la consulta popular y acompaña a Salva y toda su familia a votar. “Para una vez que el tren pasa por Extremadura, vamos a cogerlo…”, dice convencida. La universidad, el progreso económico o una futura estación del AVE son algunas de las mejoras que creen que traería la unión, a la que no ponen ninguna pega. Begoña, madre de Salva, cuenta emocionada lo concienciado que está su hijo: “anoche se acostó tarde, pero se ha levantado muy temprano para venir a votar”, dice.

Tras depositar la papeleta en el colegio ubicado en el espacio cultural Rufino Mendoza, toda la familia se sienta a disfrutar del domingo en una terraza de la plaza de España, donde hace días que no se habla de otra cosa. David, el camarero, lo confirma. “Es un día muy raro. Un domingo no estamos acostumbrados a ver tanto ambiente por aquí”, dice sorprendido.

Y es que en Villanueva de La Serena (también en Don Benito) no hay mejor plan de fin de semana que irse a disfrutar del campo, más en un domingo tan agradable y soleado como el de este 20 de febrero. David tiene turno de mañana y aún no ha tenido tiempo de ir a votar en la consulta popular. “Yo, que ya tengo 29 años, quizá no vea los resultados, pero ya mirando al futuro, para mi hijo y las nuevas generaciones que vienen será muy importante”, comenta.

En el foco mediático

Periodistas y cámaras de todo el país transitan por las calles y preguntan a uno y otro, todos conscientes de que están siendo testigos de un día histórico. No solo para la comarca o Extremadura, también para España, que por una vez ha puesto el foco mediático sobre una región en la que el sentir popular es que nosotros solo salimos en la tele cuando pasan cosas malas. La fusión está llamada a convertirse en un hito del municipalismo español y se proyecta hacia afuera como un ejemplo de unión para todo el país. Una unión que abre puertas y ventanas de consenso en lugar de cerrarlas, aunque todo aún está por ver.

Partidos de todas las siglas la respaldan, y más allá de algunos movimientos en redes sociales que nadie se atribuye, apenas se han escuchado voces por el no. Pero los sentimientos encontrados se palpan en la calle y es precisamente ese silencio, ese ver todo ventajas, el que a muchos les hace dudar y preguntarse cuál es la letra pequeña.

“No se sabe con seguridad qué va a pasar y cómo van a cambiar las ciudades. No han presentado un proyecto claro en muchas cosas”, comenta Santiago Naranjo. Está a las puertas del colegio electoral de Rufino Mendoza, en Villanueva, con su mujer, María Eugenia Rivera. Llevan años escuchando comentarios sobre la fusión, pero él reconoce que nunca se había llegado tan lejos, y “con una campaña tan agresiva por el sí”. “Desde luego, súper a favor no está todo el mundo, hay gente que no lo tiene tan claro”, confirma María Eugenia minutos antes de depositar su papeleta en la urna.

La jornada en la capital de La Serena transcurre tranquila, sin apelas colas y ninguna incidencia, más allá de las dudas de algunos por el colegio en el que tienen que votar, ya que los centros habilitados para la fusión no coinciden con los de las elecciones generales y autonómicas. También en Villanueva vota Rosario Moreno. A sus 89 años, acude a la cita del brazo de su hija, que ha venido de Madrid para acompañarla, y apoyada en un bastón. “Es positivo por todo: va a ser una ciudad más grande, con más posibilidades y ayudas de todo tipo. No tienen por qué desaparecer las costumbres propias”, afirman.

Colas en Don Benito

También en el centro de Don Benito se ve más gente de la que es habitual para un domingo típico de cerveza, campo y barbacoa. Paco, Tomás y Chelo ven el trasiego desde uno de los bancos de la plaza de España, justo enfrente del colegio electoral habilitado en la Casa de la Cultura para decidir la fusión de Don Benito y Villanueva de la Serena. Es mediodía y la cola para votar ocupa parte de la acera.

“Se ha gastado mucho dinero público en la campaña y al dar, todo el mundo asoma”, comenta Paco. Él ha votado que sí, e incluso cree que habría sido suficiente con dejar el porcentaje de voto en el 50% en lugar del 66%, pues es posible “que de tanto respaldo al final se caigan para atrás”. Los tres amigos coinciden en que en Don Benito, los jóvenes están a favor, pero los más mayores en contra porque creen que se va a perder la identidad local.  

En la cola para votar, no todos quieren hablar con la prensa. De hecho, es difícil encontrar alguien que quiera decir algo. Una de ellas es Elena, que reconoce sin reparos que ha votado sí. Es de Sevilla, pero vive en Don Benito desde hace años y está convencida de que la unión solo puede traer más progreso. “Subirá el nivel de vida, atraerá inversiones, España nos va a hacer más caso. Será bueno para la comarca y para toda Extremadura”, comenta.

Pero en general, en la capital de las Vegas Altas (con mayor renta, población más joven y menos tasa de paro que Villanueva), la sensación es que habría que haberlo hecho “de otra manera”. “Si realmente es un tema tan importante, se tendría que haber comenzado a discutir al menos hace un año. Y que se hablara de todo, de las ventajas y los inconvenientes, que los tiene que haber”, afirma Francisco minutos después de depositar su papeleta en la urna. La suerte ya está echada y todos ayudarán a escribir la historia, juntos o por separado.