Vivienda

La ONU paraliza el desahucio de una madre con dos niños en Malilla

El Comité de Derechos Sociales de las Naciones Unidas emitió un mensaje el viernes para evitar el desalojo de Laura y su familia, que lleva 40 años viviendo en el barrio - El lanzamiento se ha parado tan solo quince días

Laura Pascual, junto a su madre de 75 años y sus dos hijos de 10 y de 15 años.

Laura Pascual, junto a su madre de 75 años y sus dos hijos de 10 y de 15 años. / FRANCISCO CALABIUG

Gonzalo Sánchez | @GonzaloGSz

Laura Pascual lleva 40 años en su casa de Malilla. Tiene dos niños; uno de 10 y una de 15 (la segunda con una discapacidad intelectual) y un tercero de 29 independizado en Alicante. También vive con su madre de 75. Es del barrio de toda la vida y lleva casi un año con el miedo en el cuerpo por las órdenes de desahucio que llegan a su buzón. El pequeño va al cole de al lado y "no se entera del todo de lo que está pasando".

Pero ella sí. Y no tiene ningún sitio a dónde ir, salvo quedarse en la calle con su familia. Este martes estaba programado su cuarto lanzamiento y su cuarta época de angustia, pero el viernes sucedió algo. Un dictamen del Comité de Derechos Sociales, Económicos y Culturales de la ONU pidió, expresamente y en una carta dirigida a ella, que se parara su desahucio.

La misiva de las Naciones Unidas asegura que un representante se ha puesto en contacto con el Estado para conocer su caso, y pide "tomar medidas para evitar posibles daños irreparables mientras su caso está siendo examinado por el Comité, consistentes en la suspensión del desahucio de la vivienda en la cual usted y su familia actualmente habitan, u otorgándoles una vivienda alternativa adecuada a sus necesidades".

La ONU reclama "la suspensión del desahucio de la vivienda en la cual usted y su familia actualmente habitan, u otorgándoles una vivienda alternativa adecuada a sus necesidades"

Pese a esto, la titular del juzgado de primera instancia nº 16 de València decidió continuar adelante y ejecutar el lanzamiento. Hasta este lunes, con una nueva sentencia del mismo juzgado que ha enmendado la anterior.

Pide dar a la Abogacía del Estado toda la información de la causa de Laura y parar el desahucio. Eso sí, da un plazo de 15 días para estas gestiones y "tan pronto como se resuelva sobre las alegaciones (...) se solicitará nueva fecha de señalamiento". Es decir, que se paraliza provisionalmente.

Pero a Laura la dejan respirar mientras la administración trabaja (lleva casi un año trabajando, en realidad) en concederle una vivienda alternativa. La propia directora general de Emergencia Habitacional de la Conselleria de Vivienda, Pura Peris, tuvo que pedir por escrito al juzgado la suspensión mientras buscan una casa para Laura y su familia. Ella afirma que no tiene ningún problema en irse, pese a dejar el barrio de toda la vida y el cole de sus hijos. Los activistas del sindicato de barrio Construyendo Malilla se han apostado tres veces en su puerta para parar el lanzamiento. De momento, no hará falta una cuarta.

El piso de Laura es una casa familiar. Ella nació y se crio ahí, como sus hijos. La vivienda es propiedad de su hermano, quien la heredó, pero dejó de pagar y fue subastada en junio de 2021. Un piso a 100 metros del nuevo parque central de València, zona cada vez más cotizada, y que fue comprado por un pequeño fondo de inversión por a penas 84.000 euros con intención de poder sacarle mucha rentabilidad. "Me dicen que desmonte mi casa, que la vacíe, que me tengo que ir. Pero no tengo ningún sitio, solo quedarme en la calle", lamenta. Explica que "ahora los pisos se venden mucho más caros que antes y en mi finca el alquiler de los pisos pasa los 800 euros".

Los ingresos que entran a su casa son pocos. Con algunos trabajos de limpieza consigue unos 200 euros al mes. Tiene la pensión de su madre, de 75 años y con problemas mentales y ahora espera la ayuda de la Renta Activa de Inserción (RAI) para mayores de 45. No tiene ni luz ni agua. En la noche se ven obligados a iluminar con linternas.

Los activistas del sindicato Construyendo Malilla en la puerta de Laura para evitar su anterior desahucio.

Los activistas del sindicato Construyendo Malilla en la puerta de Laura para evitar su anterior desahucio. / G. SÁNCHEZ

Paralizado en el último momento

Para evitar el lanzamiento de Laura se estudiaron todo tipo de fórmulas por conselleria y el Ayuntamiento de València, incluida la del tanteo y retracto. "Solo se puede ejecutar en la segunda venta o en caso de que el fondo propietario quiera vender la vivienda, pero en el primer traspaso no hemos podido hacer nada", explica Peris. Al ser afectada por una ejecución hipotecaria y con un piso a nombre de su hermano, Laura tampoco ha podido beneficiarse del escudo social del Gobierno.

Me dicen que desmonte mi casa, que la vacíe, que me tengo que ir. Pero no tengo ningún sitio, solo quedarme en la calle", lamenta Laura Pascual

Este viernes, y pese a haber hecho llegar el dictamen de la ONU al juzgado, la titular decidió seguir adelante con el desahucio. Y de hecho la propia directora general de Emergencia Habitacional tuvo que enviar un escrito pidiendo un nuevo plazo para dar una alternativa a Laura. "Buscamos todas las vías posibles para que la familia se quede en su casa mientras no tengamos una alternativa. En cuanto exista, aunque sea temporal, podremos darle una vivienda".

Para Peris, "cuando hay una recomendación de un organismo internacional así, hay que tener en cuenta de que puede haber una sanción al estado, y se debería tener eso en cuenta". Laura y sus hijos, mientras tanto, saben que este martes podrá respirar tranquila, y de momento los siguientes quince días. Pero la solución a su problema con la vivienda no desaparece. Aunque gana algo de tiempo.