SERVICIOS FERROVIARIOS DE ALTA VELOCIDAD

Más de dos horas de retraso en Zaragoza y Barcelona por un viajero de Ouigo que decidió fumar en el tren

El pasajero encendió su cigarrillo en un baño, saltaron las alarmas de incendio y obligó a detener el tren "por seguridad", provocando que 950 personas llegaran tarde a Sants. Allí y en Zaragoza, otras tantas personas han tenido que esperar para coger el trayecto en dirección a Madrid que debía partir a las 20.38 horas y lo ha hecho a las 23.05

Imagen de la estación de Sants. / EP

Imagen de la estación de Sants. / EP

David López

Más de 2.000 viajeros se han visto este martes afectados por una nueva incidencia en trenes de alta velocidad de bajo coste de la compañía Ouigo. Concretamente, han sufrido retrasos de más de dos horas por un problema que, a diferencia de las anteriores, no es achacable ni al tren ni a la empresa, sino a la imprudencia de un viajero que decidió ponerse a fumar en un baño del convoy. Esto se producía en el trayecto entre Zaragoza y Barcelonacon 950 viajeros a bordo, cuando a medio camino en dirección a la estación de Sants saltó el detector de humos y dio la alerta de un posible incendio a bordo del tren. Los sistemas, de forma automática, redujeron drásticamente la velocidad de un vehículo que puede alcanzar los 300 kilómetros por hora y, debido a las altas temperaturas y el riesgo de una posible avería por circular a una velocidad anormalmente baja, obligaron a los responsables de Ouigo a detener el vehículo "por seguridad" para los pasajeros.

Se conocen las circunstancias que ocasionaron este incidente por el olor a tabaco en el interior del cuarto de baño donde se detectó la alerta. No obstante, se revisó el tren para certificar que todo se encontraba en perfectas condiciones y se reanudó la marcha. Pero cuando quiso llegar el convoy a destino, Barcelona, en Sants ya se encontraban esperando más de 90 minutos 944 personas. Aguardaban la salida de ese mismo tren también en doble composición (dos convoyes unidos que ofrecen el doble de plazas, casi un millar) que debía haber salido a las 20.38 horas de la Ciudad Condal. De ellos, 121 tenían previsto bajarse en la estación de Delicias de Zaragoza. Y, a su vez, en la terminal aragonesa, había otros 140 pasajeros que tenían que subirse a ese tren pasadas las diez de la noche para llegar a Madrid.

Pero ese retraso del primer convoy de más de dos horas desencadenó el problema para esos otros más de mil pasajeros, que han visto cómo el tren que debía salir de Barcelona a las 20.38 horas no lo hacía hasta las 23.05 horas. Mientras, en Zaragoza y Barcelona se acumulaban los nervios a la misma velocidad que los minutos que superaban el horario previsto de salida.

No obstante, fuentes oficiales de la compañía, han asegurado a este diario que se reembolsará a todos los viajeros el 100% del importe abonado por estos trayectos que se han visto afectados. Sin que, por otra parte, se haya podido identificar al pasajero que fumó a bordo del tren y provocó todas estas afecciones a los más de 2.000 usuarios de Barcelona y Zaragoza que desconocían lo ocurrido en la estación.

Viajeros de pie hace tres semanas

Esta incidencia se suma a las dos ocurridas en el último mes. Hace tres semanas el desprendimiento de una catenaria provocó una avería en la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona, entre Ariza y Alhama de Aragón (cerca de Calatayud), dejando detenido un tren Ouigo con más de 500 pasajeros a bordo y cortando la circulación en la vía.

La avería se produjo a las 14.53 horas y hasta tres horas después Adif no habilitó de nuevo la circulación por una vía única y con paso alternativo para los trenes. El parón provocó retrasos en una treintena de trenes, por lo que se vieron afectadas más de 5.000 personas. Los viajeros del tren afectado tuvieron que soportar temperaturas por encima de los 35ºC durante más de tres horas, en un páramo sin sombra y con el tren sin electricidad y, por lo tanto, sin aire acondicionado

Días más tarde, el 29 de mayo, otra incidencia en un trayecto entre Zaragoza y Madrid, este por una avería técnica en uno de los vehículos, obligó a la compañía a montar en un convoy a medio centenar de viajeros sin asiento asignado y, por tanto, tuvieron que hacerlo de pie o sentados en los pasillos al no poder dar cabida a todos los usuarios que se habían quedado sin plaza.