Indicadores para la medición de la RSC

¿Cómo el menor consumo energético puede mejorar los parámetros en los que se mide la RSC?

La sostenibilidad es uno de los puntos clave de cualquier plan de RSC. Contribuye no solo a que la empresa ahorre, sino que reduce su impacto negativo en el medio ambiente. Por tanto, medir la evolución del consumo energético puede resultar de utilidad para mantener los parámetros que la miden en un rango aceptable.

RSC ConsumoEnergetico

RSC ConsumoEnergetico

Carmen L. Martín

Los consumidores son más conscientes hoy de la importancia del consumo energético. Conseguir la sostenibilidad y la eficiencia es fundamental por varias razones. Una de ellas pasa por lograr un ahorro significativo en las facturas, pero no podemos olvidar la reducción del impacto en el medio ambiente. Además, debemos medir la evolución del gasto para que quede reflejado en el seguimiento de los planes de RSC.

¿Por qué reducir el consumo energético?

Toda empresa, sin importar su sector, necesita energía para su actividad diaria. Ya sea electricidad para mantener los ordenadores de una oficina en marcha o gas para la producción, es un elemento determinante. Por eso, las compañías se esmeran por producir de la forma más eficiente posible. Un gasto inadecuado encarecería los precios y supondría un problema grave.

Además, adoptar modelos eficientes de consumo energético les permite disminuir su impacto en el medio ambiente. La producción no es inocua, ya que en la mayoría de casos se generan consecuencias negativas para el entorno. La contaminación por el uso de la energía es un de ellas, por lo que merece la pena reducir el gasto en la medida de lo posible. Tampoco hay que olvidar la necesidad de utilizar los recursos disponibles de manera racional. Eso sí, siempre manteniendo una adecuada eficiencia que mantenga los costes dentro de lo razonable.

¿Qué parámetros de la RSC miden el consumo energético?

Todo plan de RSC, para que resulte útil, requiere de una amplia variedad de parámetros o indicadores. Estos se relacionan con las áreas que interesan a la empresa. Sin ellos no sería posible constatar que se están consiguiendo los objetivos marcados, lo que restaría seriedad a las acciones realizadas. Al ser tan importante, el apartado de consumo energético cuenta con diferentes elementos de medición. Las áreas en las que se engloban estos parámetros dentro de la Responsabilidad Social Corporativa son tres: medio ambiente, inversión de recursos económicos, humanos y materiales y gestión del producto o servicio.

El uso de materias primas, el consumo energético de los edificios, las emisiones efectuadas, huella de carbono o uso de energía renovables son algunos ejemplos de indicadores específicos y que ayudan a comprobar la evolución de su consumo energético.

Gracias a los indicadores utilizados, que varían según la empresa, se efectúa un seguimiento en diversos aspectos. El uso de materias primas, el consumo energético de los edificios, las emisiones efectuadas, huella de carbono o uso de energía renovables son algunos ejemplos de indicadores específicos. Estos indicadores, y los que estime la empresa como necesarios, le ayudan a comprobar la evolución de su consumo energético. El objetivo, por regla general, es el de reducirlo con la finalidad de minimizar el impacto negativo en el medio ambiente. Así, la compañía incrementa su eficiencia en el uso de la energía, algo que le permite seguir con su funcionamiento sin sacrificar su viabilidad económica.

El efecto del consumo energético a la responsabilidad social corporativa

Reducir el consumo energético se dejará notar en varios parámetros. La huella de carbono o la reducción de emisiones son dos ejemplos claros. La empresa ya no requiere de tanta energía para ofrecer sus servicios o para su producción. Por tanto, lo que ofrece a los consumidores genera un menor impacto en el medio ambiente, un objetivo que no podemos perder de vista.

Además, se consigue optimizar el uso de la energía, con el consiguiente aumento de la eficiencia. No obstante, en este apartado las empresas deben actuar con cautela. Disminuir el consumo sin un plan adecuado puede resultar contraproducente. Un error de cálculo afectaría de manera negativa a la producción o a la productividad de los trabajadores. No se dispondrían de los recursos necesarios, es un fallo a evitar.

Al final, la empresa va mejorando y avanzando en los objetivos que se ha marcado en su plan de responsabilidad social corporativa. Es un camino que recorre no sin esfuerzos, pero que merece la pena. Asimismo, deja claro su firme compromiso en cuanto a medio ambiente y a un mejor uso de los recursos se refiere. Y todo a través de unas acciones claras y fáciles de medir.

Gracias a esta manera de actuar, las empresas están en posición de crear planes sólidos, transparentes y en los que aceptan su responsabilidad. Los objetivos y los parámetros son sencillos de seguir, algo que aumenta la transparencia y demuestra el grado de compromiso de la organización. De esta forma, se evitan prácticas tan nocivas como el denominado greenwashing.

En definitiva, un menor consumo energético contribuye a mejorar los parámetros que miden la RSC. No tiene un impacto directo en todos, pero sí en los relacionados con el medio ambiente. Al cumplirlos, la empresa reduce las consecuencias negativas de su actividad en esta área al tiempo que potencia su eficiencia.