Medio Ambiente

El Gobierno invita a desterrar modas pasajeras y a comprar ropa duradera y sostenible

Consumo lanza una campaña que insta a los jóvenes a presumir de #armariosostenible y a reflexionar sobre los efectos en el medio ambiente de la 'fast fashion'

Una imagen del vídeo de la campaña 'Presume de armario sostenible'.

Una imagen del vídeo de la campaña 'Presume de armario sostenible'.

Patricia Martín

La 'fast fashion' o moda rápida hace referencia a los grandes volúmenes de ropa producidos por la industria textil y que son consumidos por los jóvenes en función de modas pasajeras, lo que contribuye a que el sector textil sea el responsable del 10% de las emisiones de CO2 a nivel global, de mayor contaminación y un uso excesivo de recursos naturales. Frente a ello, el Ministerio de Consumo ha lanzado una campaña que fomenta la moda sostenible, que es aquella duradera, reutilizada y producida por empresas locales.

La campaña tiene por lema 'Presume de #armario sostenible' y está protagonizada por tres jóvenes, Andrés, de 30 años, Inés, de 20 y Josep, de 19, que ya han asumido en su día a día prácticas sostenibles como reciclar o ahorrar agua, pero no son conscientes del impacto en el medio ambiente que tiene la ingente compra de ropa de usar y tirar. Josep, por ejemplo, explica en el vídeo de la campaña que compró unos pantalones por 40 euros y se los puso "el primer día y ya está". E indica, una por una, las prendas guardadas en su armario que no se pone. Son varias.

Experimento documental

El spot es un experimento documental en el que los tres jóvenes exponen qué hacen para cuidar el medio ambiente y que exhiben qué guardan en sus armarios. Luego, días después, se les invita a una cita donde se les explican los efectos medioambientales de la 'fast fashion'. El objetivo, según ha informado el Ministerio de Consumo, era conseguir que sus reacciones fueran reales y gracias a ello el espectador sea partícipe de cómo los tres jóvenes deciden dar un paso adelante para tener en cuenta el medio ambiente también a la hora de comprar y seleccionar su ropa.

Se calcula que el 73% de la ropa producida anualmente termina incinerada o en los basureros, lo que contribuye a la contaminación terrestre y atmosférica. Para cumplir con las ingentes cantidades que impone la 'fast fashion' la producción de prendas se realiza normalmente en países con condiciones laborales precarias y en su fabricación se usan químicos "altamente dañinos para la salud humana", según denuncia Greenpeace.