Sanidad

El sexo femenino, factor de riesgo en la mayoría de enfermedades autoinmunes

El estrés, factores ambientales como los rayos ultravioletas o las infecciones y, también, las hormonas sexuales femeninas son factores de riesgo

Las enfermedades autoinmunes sistémicas son más frecuentes en mujeres.

Las enfermedades autoinmunes sistémicas son más frecuentes en mujeres.

Nieves Salinas

La mayoría de las enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS) son más frecuentes en las mujeres por una combinación de factores genéticos y hormonales. Este tipo de dolencias agrupan un grupo heterogéneo de afecciones que comparten el hecho de tener anticuerpos, producidos por la propia persona, que actúan contra sus células y tejidos, según la Sociedad Española Multidisciplinar de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas (SEMAIS). Las más habituales en las mujeres son el síndrome de Sjögren, el lupus eritematoso sistémico, el síndrome antifosfolipídico -un trastorno autoinmunitario que involucra coágulos de sangre frecuentes (trombosis)- y la esclerosis sistémica.

Según explica el vicepresidente segundo de sociedad científica y jefe del Servicio de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Clínic de Barcelona, el doctor Ricard Cervera, en las EAS se dan una serie de factores de riesgo que, al combinarse en algunas personas, pueden desencadenar la aparición de determinadas enfermedades autoinmunes. Entre ello, el estrés vital, factores ambientales como los rayos ultravioletas o las infecciones y también las hormonas sexuales femeninas. Así, añade, el sexo femenino representa un factor de riesgo para el desarrollo de la mayoría de enfermedades autoinmunes.

El mayor riesgo de aparición de lupus se produce en la edad fértil de la mujer: a partir del inicio de la menstruación y dura hasta la tercera o cuarta década de la vida

Entre las EAS, las mayores diferencias se producen en el lupus y el síndrome de Sjögren, donde por cada hombre afectado hay de 9 a 10 mujeres con estas enfermedades, precisa el especialista. Detalla que el mayor riesgo de aparición de lupus se produce en la edad fértil de la mujer, es decir, a partir de la menarquia (inicio de la menstruación) y dura hasta la tercera o cuarta década de la vida. En cambio, explica el doctor Cervera, a partir de la menopausia es poco frecuente su aparición o que se produzcan brotes de actividad de la enfermedad.

El médico también asegura que, sin embargo, algunas enfermedades autoinmunes también son frecuentes en hombres, como la tromboangeítis obliterante o enfermedad de Buerger -una vasculitis muy relacionada con el tabaquismo-, la enfermedad de Behçet -un trastorno poco frecuente que causa la inflamación de los vasos sanguíneos en todo el cuerpo- o la espodiloartritis anquilosante, dolencia inflamatoria que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral.

La prevención

El especialista especifica que existen diferentes formas de reducir el riesgo de aparición de estas dolencias o un brote de una enfermedad ya desarrollada. Cita la limitación de la influencia de factores externos "como las hormonas sexuales femeninas -evitar la utilización de anticonceptivos hormonales o terapia hormonal sustitutiva en determinadas circunstancias-; el estrés vital - aconseja llevar un ritmo de vida equilibrado- o factores ambientales (limitar la exposición a los rayos ultravioletas, prevención y tratamiento precoz de las infecciones…)".

En la mayoría de las enfermedades autoinmunes sistémicas , los genes juegan un papel como factor predisponente

En la mayoría de las enfermedades autoinmunes sistémicas, añade el médico, los genes juegan un papel como factor predisponente, aunque raramente son la causa única o principal. Pese a que no es posible reducir ese riesgo genético, el vicepresidente segundo de la sociedad científica señala que se puede favorecer un diagnóstico temprano en los casos familiares.

"Ante la presencia de alguna manifestación clínica de sospecha (dolores articulares, lesiones cutáneas, fatiga intensa…), la existencia de antecedentes familiares de estas enfermedades debe motivar al médico a estudiar la posible existencia de una EAS subyacente", incide. El diagnóstico en fase precoz de una enfermedad de este tipo, concluye, generalmente permite iniciar un tratamiento para controlar la enfermedad "y evitar, o al menos limitar, el desarrollo de daño crónico irreversible".