Infancia
Unos 77.000 niños sufren cada año violencia sexual en España, uno de cada cinco por otro menor
Un estudio alerta sobre el impacto de los abusos en la infancia y la falta de denuncias, con solo 9.000 casos reportados al año

Crece la violencia sexual ejercida entre menores y alcanza al 8,8% de los adolescentes. / EFE
María G. San Narciso
"Es muy importante asumir que la violencia sexual es uno de los problemas sociales de salud pública y de derechos humanos más graves que debe afrontar la sociedad, y especialmente las niñas, niños y adolescentes". Con estas palabras, Noemí Pereda, profesora titular de Victimología de la Universidad de Barcelona, explica que estos episodios no son "hechos aislados, esporádicos o lejanos", sino un problema universal y complejo que afecta al desarrollo de sus víctimas y cuyas consecuencias adversas pueden perdurar a lo largo de la vida".
Expertos en infancia y adolescencia, junto con representantes de distintos ministerios, han analizado la magnitud de este problema. En un informe de GREVIA (Grupo de Recerca en Victimizació Infantil i Adolesencia), del que forma parte Pereda, se encuestó a más de 4.000 chicas y chicos de entre 14 y 17 años. Los datos revelaron que un 17,8% de los adolescentes encuestados había sufrido algún tipo de violencia sexual en el último año
"Son 77.000 niños, niñas y adolescentes, de los cuales solo denuncian una mínima parte, un poco más de 9.000", ha añadido Macarena Céspedes, directora de Incidencia en Educo, durante la jornada 'Violencia sexual entre adolescentes: retos y políticas públicas' organizada por Plataforma de Infancia en Madrid.
Además, un 8,8% de los adolescentes encuestados reportaron que habían sufrido algún caso de violencia sexual cometido por otro adolescente en el último año. Según datos del Ministerio del Interior, casi la mitad (45,56%) de los delitos contra la libertad sexual fueron perpetrados contra menores de edad. Es un dato relevante si se tiene en cuenta que son el 17% de la población en el país, y que muchos de estos niños y niñas con conductas sexuales dañinas han sufrido experiencias adversas en la infancia.
Los problemas que están detrás
"La violencia sexual entre adolescentes no para de crecer. Es importante que nos preguntemos por qué y que nos planteemos qué está fallando, sin criminalizar a la adolescencia, pero sí haciéndoles partícipes. Necesitamos poner en marcha políticas públicas que miren de frente a este problema", afirma Carles López, presidente de la Plataforma de Infancia.
Justo en la semana que el Ministerio de Juventud e Infancia ha anunciado que está trabajando para ampliar la Lopivi con la idea de que la sociedad aborde el debate de las violencias que sufren la infancia, varios expertos exponen qué puede estar pasando y que explica estas cifras en España. Y, en su opinión, parte del fracaso se debe a que en España la educación afectivo-sexual es escasa, incluso inexistente en muchos centros. Pese a ser una de las herramientas fundamentales para la prevención de esta violencia, todavía hay recelos por parte de familias y colegios para implantarla.
Porque, para que sea eficaz, la responsable de Relaciones Institucionales y Servicio de Consultoría en la Fundación Vicki Bernadet Pilar Polo apunta que los adultos deberían revisarse algunos prejuicios. Los menores necesitan "respuestas basadas en la evidencia científica", y no influenciadas por ninguna religión, creencia filosófica o sesgos políticos.
Algo en lo que están bastante de acuerdo los expertos es que a los niños y niñas les cuesta encontrar un espacio seguro en el que contar cualquier violencia sexual que puedan sufrir. El coordinador o coordinadora de bienestar es la figura clave en los colegios. Lucio Calleja Bachiller, subdirector General de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación, asegura que están trabajando para que sea el referente; para que "marca las pautas de actuación en el centro". "Pero estamos ya planteando también acciones formativas concretas para el resto de profesionales", expone.
La pornografía
Otra de las causas más repetidas, y que están detrás de estas prácticas sexuales dañinas, es la pornografía. Juan Álvarez, vocal asesor en la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, explica que, en las consultas de Psicología, las niñas afirman que en sus relaciones íntimas dudan de que lo estén haciendo bien porque no disfrutan. También relatan escenas de violencia a las que son sometidas y que normalizan, sintiéndose culpables. Por el contrario, los niños, en este esta imitación de lo que ven en la ficción, tienen problemas como la disfunción eréctil o, también, la falta de disfrute.
Sandra de Garmendia Cuetos, directora general de Derechos de Infancia y de Adolescencia, recuerda que el Ministerio de Juventud e Infancia trabaja con el de Justicia en el primer anteproyecto de ley de entornos digitales seguros. Aunque no quiere adelantar la previsión de la fecha, señala que ahora mismo se encuentran en conversaciones con la Unión Europea porque hay aspectos del texto que pueden afectar al mercado común. "Esperamos poder solventar estas cuestiones pronto y esperamos que durante este primer semestre pase a segunda vuelta en el Consejo de Ministros", señala.
Las consecuencias
La idea es evitar estas violencias y todas las consecuencias que pueden tener a largo plazo. 'The Global Our Voice Survivor Survey', el último estudio que ha publicado Protect Children, y que recoge las respuestas de más de 20.000 supervivientes de violencia sexual de 108 países en el mundo, mostró que más de la mitad de las personas (55%) han tenido depresión y dificultad para formar y mantener relaciones personales.
Otro 54% padecieron desórdenes de ansiedad y ataques de pánico, un 39% disfunciones sexuales, y un 38% síntomas somáticos, como dolor crónico, insomnio, dolores de cabeza frecuentes y severos, y dolores de estómago.
La Fundación ANAR, que ha recogido datos a través de sus líneas de ayuda, también muestra que un 7,2% de los y las menores ha tenido conductas suicidas, un 5,2% autolesiones, un 3,5% baja autoestima, un 2,4% trastornos alimentarios, un 2% depresión, y un 1,9% adicciones. Además, añaden, siete de cada 10 niñas y adolescentes que han sufrido violencia sexual ni siquiera han recibido tratamiento psicológico.
Los datos, subrayan los expertos, muestran la necesidad de fortalecer cuanto antes la prevención y la atención a las víctimas, garantizando que ningún niño o niña quede sin protección ni apoyo psicológico tras sufrir violencia sexual. Para ello, Pedro Gullón Tosio, director general de Salud Pública y Equidad en la Salud del Ministerio de Sanidad, ha destacado que la Psicología Clínica Infanto-Juvenil podría convertirse pronto en una nueva especialidad.
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