El acceso a las nuevas tecnologías
Hablar de los riesgos de internet con el menor previene el mal uso de la red
Una guía del Instituto Nacional de Ciberseguridad recomienda herramientas de control parental en dispositivos digitales y establecer reglas y límites adecuados para cada edad.

Una niña navega por internet en un portátil desde su casa. / David Castro
Alba Prada
Los niños de hoy nacen con una tableta y un móvil bajo el brazo. Las tecnologías forman parte de su día a día e internet es para ellos una herramienta de trabajo esencial en los estudios. La red tiene muchas ventajas en el ámbito educativo, pero también muchos inconvenientes si dejamos que nuestros hijos la empleen sin la supervisión de un adulto. Por ello el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) subraya que los padres deben «enseñarles cómo utilizar la tecnología de forma segura, para que su entrada en el mundo digital sea progresiva y consciente» y para hacerlo es importante estar al corriente del entorno de internet en el que se mueven los menores.
En general, señalan desde el Incibe, es fundamental poner en marcha dos tipos de estrategias a la hora de educar a los niños en el uso de internet. Por un lado, es necesaria una mediación activa, es decir, «hablarles de los riesgos reales de internet e interesarnos sobre su comportamiento online», lo que implica estar presentes antes, durante y después de que los niños usen las tecnologías digitales. Por otro, es precisa una mediación restrictiva, es decir, establecer reglas y límites. «Pueden ser de ayuda las herramientas de control parental, las cuentas de usuario limitado para los menores y las aplicaciones diseñadas específicamente para ellos como los buscadores infantiles», indican.
El Incibe ha desarrollado una guía, a través de Internet Segura for Kids y en colaboración con asociaciones de padres como la CEAPA y la CONCAPA y la Asociación de Internautas, para presentar herramientas y servicios de configuración de controles parentales para distintos dispositivos.
Por un lado, explican en la guía, existen ajustes de control en las opciones de configuración de cada dispositivo o servicio. Por otro, se pueden instalar apps que limitan o vigilan las funciones disponibles al usar un dispositivo móvil, tableta u ordenador. Además, existen plataformas de reproducción o búsqueda que ofrecen contenidos apropiados para los menores y, por último, las redes sociales también permiten limitar o supervisar la actividad en línea del menor.

Varios niños usando unas tabletas / L.O.
Redes sociales
Preocupa el mal uso de las redes. Recoge la guía que Youtube permite descartar en las búsquedas contenido calificado para adultos y Facebook avisa al menor de que ha superado el tiempo límite. Además, se puede configurar la cuenta para que sea privada y así limitar los comentarios de desconocidos y bloquear. La red permite también revisar el listado de amistades o configurar las notificaciones que recibirá el menor desde la app.
Instagram permite controlar el tiempo de uso, configurar la cuenta como privada ylos padres pueden ver los datos de uso en la red, las solicitudes de amistad, los inicios de sesión, el historial de búsqueda o la interacción. Por último, TikTok deja configurar un tiempo diario y establecer la cuenta como privada. «Permite restringir los comentarios o configurar un filtro que bloqueará los que se consideren ofensivos o que contengan una palabra determinada. Con el modo restringido impide que se sugieran vídeos inadecuados», indica la guía.
Entre los 3 y 5 años, el Incibe recomienda no dejar nunca al niño solo con la tableta o móvil, limitar el tiempo de uso y seleccionar los contenidos para asegurarnos de que son apropiados. Con los pequeños entre 6 y 9 años, ya son más autónomos, es importante configurar una conexión a internet limitada y adaptar los contenidos e ir modificando las reglas y límites conforme el menor crece. «A esta edad es necesario remarcar aspectos como el cuidado de la privacidad, la protección de dispositivos y el espíritu crítico ante la información que puedan encontrar».
Con los preadolescentes (10 a 13 años) es importante ir eliminando restricciones y ampliando su capacidad de decisión sobre los contenidos. A esta edad empiezan a gustarles los videojuegos y la mayoría de videoconsolas tienen conexión a internet. En este caso, recomiendan usar los códigos PEGI para decidir qué juegos son más adecuados. Aquí sugieren establecer criterios para su primer móvil. «Debemos valorar si el menor es suficientemente maduro como para tener su propio teléfono. Llegado el momento, hay que consensuar las normas de uso y tratar con ellos los posibles problemas y consecuencias que se pueden dar». Empieza el interés por las redes y es importante estar atentos para evitar casos de ciberbullying, sexting o grooming. Los controles parentales a estas edades pierden poco a poco su utilidad, «por lo que impulsaremos su responsabilidad sobre los contenidos o temáticas que puedan atraer su curiosidad, como violencia, pornografía, modas dañinas y comunidades peligrosas». Como a esta edad les gusta usar internet para contactar con otras personas, es importante incidir en la imagen de sí mismos que trasladan y en las posibles consecuencias.
La felicidad es poner el teléfono móvil en ‘modo avión’ y estar sin wifi
Poder apagar el móvil y desconectar durante horas se siente por momentos como una fantasía en este mundo hiperconectado. Llevada al mundo real puede hacer que las personas sean más felices, estén más concentradas y tengan mejor salud mental. Es la conclusión de un ensayo controlado aleatorio, de un mes de duración, y que confirma que reducir el tiempo que se le dedica a los teléfonos inteligentes para acceder a internet mejora significativamente la calidad de vida.
Aunque la OMS recomienda 120 minutos diarios de uso máximo, varios trabajos en España muestran que los adolescentes se pasan hasta cuatro horas al día colgados del móvil; los adultos incluso más. Según un trabajo de Electronics Hub, los usuarios emplean el 35 % de su tiempo diario –unas 5 horas y 45 minutos– en consultar ordenadores y teléfonos móviles. «Los teléfonos inteligentes permiten a las personas acceder al mundo en línea desde cualquier lugar y en cualquier momento. A pesar de los beneficios, existe una creciente preocupación de que su uso pueda afectar negativamente el funcionamiento cognitivo y la salud mental. La evidencia correlacional y anecdótica sugiere que estas preocupaciones pueden estar bien fundadas, pero la evidencia causal sigue siendo escasa», exponen los autores del trabajo, cuyos resultados se publicaron en PNAS Nexus.
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