Parte médico
Incertidumbre en El Vaticano ante el imprevisible desenlace de la hospitalización del Papa
"Las condiciones clínicas del Papa se han mantenido estables también en la jornada de hoy", han asegurado los médicos en su último parte.
Aún así, "dada la complejidad del cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado", han subrayado una vez más.

La estatua del Papa Juan Pablo II en la entrada de la clínica Gemeli, donde Francisco permanece hospitalizado. / EFE

El Papa sigue en un estado de salud frágil y nadie sabe cuánto tiempo más tendrá que permanecer en el hospital Gemelli de Roma. "[Sus] condiciones clínicas se han mantenido estables también en la jornada de hoy", han asegurado los médicos en su último parte, en el que se sugiere que Francisco no ha sufrido una nueva infección a raíz de su última crisis respiratoria. Aún así, "dada la complejidad del cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado", han subrayado una vez más.
Durante el día, Francisco "no ha necesitado de ventilación mecánica no invasiva, sino únicamente oxigenoterapia de alto flujo" y "no tiene fiebre", han añadido, en un segundo boletín positivo tras el del sábado. Y un respiro de alivio después de que el día antes el Papa sufriera una segunda recaída, por una crisis de broncoespasmo, lo que volvió a disparar la alarma.
Lejos de eso, el propio portavoz, Matteo Bruni, también ha confirmado que este domingo el Papa ha recibido en la mañana al secretario de Estado, Pietro Parolin y a Edgar Peña, el sustituto. Eso es, el segundo encuentro con ambos desde Francisco fue hospitalizado hace más de dos semanas, uno de los períodos más largos de un pontífice en un hospital.
Caras vaticanas
En otro reflejo más de esta situación de altibajos, pocos son los observadores veteranos que ya se atreven a hacer predicciones sobre el inmediato futuro. "Mañana es otro día. Esto es todo", suelen zanjar también las fuentes vaticanas cuando algún cronista más atrevido intenta deslizar alguna pregunta qué ofrezca detalles más precisos sobre lo que puede venir.
Tanto es así que, en la propia sala de prensa de la vía de la Conciliación, cada día más abarrotada, algunos periodistas que acuden a diario han empezado a usar como brújula incluso los rostros de los oficiales vaticanos. Se ha aprendido, por ejemplo, que las caras largas anticipan, también antes de la lectura de los partes, alguna complicación (la noche del sábado 22, cuando Francisco tuvo la primera recaída, la desolación era abrumadora). Las sonrisas y gestos relajados, que las últimas pruebas indican que Francisco se encuentra de nuevo en la vía de la recuperación.
Turistas y curas
Alrededor de la plaza de San Pedro, esta dualidad también convive. Durante el día, manadas de turistas venidos de todas partes pasean despreocupados con el único anhelo de visitar las principales atracciones de la zona. De noche, los cardenales residentes y el personal de la curia se reúnen en la misma plaza o —cuando llueve— en el interior de la basílica de San Pedro para rezar durante unos 40 minutos por la salud del Papa.
El propio pontífice argentino también parece consciente de la montaña rusa que está viviendo. "Todavía [estoy en] el hospital, donde como sabéis estoy desde hace varios días, acompañado por médicos y trabajadores sanitarios, a quienes doy las gracias por la atención con la que me cuidan", ha comentado, en su último Ángelus divulgado solo de forma escrita. "Siento en el corazón la 'bendición' que se esconde dentro de la fragilidad, porque precisamente en estos momentos aprendemos aún más a confiar en el Señor", ha añadido.
Algo de luz
Las noticias de la semana sobre la hospitalización de Francisco iban mejor hasta el pasado viernes, cuando el Papa sufrió la crisis de broncoespasmo, que le provocó vómitos y por la que tuvo que ser broncoaspirado y también requirió de ventilación mecánica. El episodio causó "un empeoramiento repentino de su cuadro respiratorio", escribieron entonces los médicos, volviendo así a disparar la preocupación.
No obstante, los últimos partes médicos del sábado y domingo ahora ha devuelto algo de luz. Tanto es así que, en 17 día de su hospitalización, Francisco también ha participado "en la Santa Misa junto a quienes lo cuidan durante estos días de hospitalización y luego alternó el descanso con la oración", ha informado El Vaticano. Lo que permanece es la incertidumbre.
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