La Opinión de Málaga

RECONSTRUCCIÓN MULTIMEDIA

14-M: el día que España se paró

RED DE CONTENIDOS DE PRENSA IBÉRICA


LUN MIE JUE VIE SAB DOM
08:00:00
El 14 de marzo, España se despertó a la espera de que Pedro Sánchez declarase el estado de alarma en todo el territorio y anunciase que el país entero debía encerrarse en casa. En aquel momento, la propagación de la covid-19 ya se había descontrolado en la mayoría de regiones...
Avance informativo
España, en alarma - | 14/03/2020
...con más de 4200 contagios y 120 fallecidos contabilizados en todo el país

Revivimos el 14-M a través de las historias de cuatro protagonistas con cuatro realidades muy diferentes.

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ERIC F. SÁIZ | CONSULTOR FINANCIERO

En marzo de 2020 estudiaba un Erasmus en Estambul (Turquía)



"Lo que más me preocupaba era el cierre de fronteras"

Eric es un consultor financiero de 27 años al que hace cinco, cuando tenía 22, el confinamiento por covid le sorprendió en Estambul (Turquía), mientras cursaba su último año universitario como estudiante erasmus. "A mí sobre todo lo que más me rondaba la cabeza era el cierre de fronteras. Mi duda era: ¿Me voy o qué hago? Con el contacto permanente que tenía con mi familia me dijeron: ‘mejor vente’". Sus padres abonaron hasta dos billetes de avión de regreso. Estos vuelos nunca salieron. A la tercera hubo suerte: "Pude coger uno que me trajo a España con escala en Bielorrusia".

El encierro turco no fue muy diferente al de otros países. "Te aburres, y en mi caso tenía trastorno del sueño, me dormía a las 6 de la tarde. Lo que me preocupaba eran las consecuencias de no confinarme o de que no se confinase mi compañero, o sea, contagiarme. Para ir a la universidad tenía que coger dos autobuses, tardaba casi una hora en autobuses que eran un foco de contagio, petados de gente [...]. A la universidad de Estambul le pilló por sorpresa todo esto, no tenía una estructura creada para poder impartir clases online. Yo veía que se me pasaba el tiempo y que ya íbamos por más de medio cuatrimestre". El último tramo del curso lo acabó en España.



"Cuando llegué a Bielorrusia nos recibieron militares con metralletas"

La familia, en cuarentena rigurosa e invadida a todas horas por partes de bajas, comparecencias institucionales y el número de muertos al alza, activó las alarmas en cuanto conoció por los medios de comunicación que algunos comercios en Turquía estaban siendo pasto de los saqueos.

Con España en cuarentena y el virus vagando por toda Europa, "cuando llegué a Bielorrusia nos recibieron militares con metralletas. Me renové el pasaporte justo para ir a Turquía y pensaron que era falso. Estuve una hora [metido] en una garita. Al final me dejaron salir y llegué a Alicante desde Bielorrusia vía Barcelona".

Lo peor, añade Eric, era la incertidumbre. En Estambul, con la información oficial difundida en píldoras, "yo no sabía tampoco el alcance [real] de la situación, en qué me podía repercutir en el presente y en el futuro. Más que miedo era preocupación, tienes la familia lejos, no sabes si se van a contagiar o no". Aquella ‘jibarización’ informativa en pleno estado de alarma hizo que, paradójicamente, el más tranquilo de la familia fuera él.

CRISTINA RODES | DIRECTORA DE HOTEL

En marzo de 2020 dirigía un establecimiento hotelero en Alicante



"No daba tiempo a pensar qué estaba pasando, daba miedo"

"A primeros de enero ya teníamos grupos de asiáticos contratados para todo el año. Se empezaron a cancelar estos grupos y empezaron a llegar las noticias de lo que estaba pasando", recuerda cinco años después Cristina Rodes, directora del AC Hotel Alicante by Marriot. Con más de tres lustros en la dirección de hoteles, Rodes no se había enfrentado a nada semejante.

"Las preocupaciones llegaron primero con nuestros hoteles de Italia, que empezaron a informarnos de las cancelaciones. Ahí ya nos dimos cuenta de que había una situación que parecía que se estaba complicando por momentos [...] A mitad de febrero se desataron todas las alertas porque el Mobile Congress de Barcelona, al que principalmente viene cliente asiático y americano, tuvo cancelaciones masivas. De ahí ya fue todo en picado. Cancelaciones en el resto hoteles de la compañía, los eventos, todo tipo de celebraciones, hasta que fue disminuyendo a cero la actividad", recuerda esta directiva.



La cuestión en los días previos al estado de alarma pasaba por qué hacer con las cancelaciones, "¿cobramos o no cobramos? Pues por supuesto que no, porque era un caso de fuerza mayor sin saber muy bien de dónde nos venía la situación". Rodes recuerda que fue "un desencadenamiento muy rápido, en el cual tuvimos que actuar de una manera muy ágil. No daba tiempo a pensar qué estaba pasando, daba miedo. Había mucho que gestionar. Toda la parte de los clientes, toda la parte de los empleados. No sabíamos muy bien adónde íbamos, la verdad".

"Los hoteles fuimos capaces de reaccionar con mucha celeridad"

¿Y luego? "Fuimos capaces de reaccionar con muchísima celeridad, teniendo en cuenta que uno de los mayores impactos económicos en la hotelería eran las reaperturas, los distanciamientos, los aforos y todas las medidas sanitarias que marcaban lógicamente la pauta. Pudimos aguantar, poner todas esas medidas de una manera muy ágil y eficiente para la seguridad de los empleados y los clientes, y fue volviendo a recuperarse. El cierre total supuso un gran impacto económico y social", añade Cristina Rodes.

FERMÍN LABAYEN | MÉDICO

En marzo de 2020 era jefe de la uci del Hospital de Cruces en Vizcaya



"No nos imaginábamos todo lo que nos iba a llegar"

Fermín Labayen se encontraba al frente del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Cruces, en Vizcaya, cuando estalló la crisis sanitaria. "Los primeros días vivimos una sensación muy compleja, de inquietud porque desconocíamos cómo iba a evolucionar todo y de miedo porque muchos familiares de profesionales tenían situaciones de riesgo a nivel de salud", señala el médico. Recuerda que oían que China ya se había cerrado, que en el norte de Italia tenían una afectación muy potente y que en Madrid comenzaba a despuntar el número de pacientes: "Veíamos que nos iba a llegar la ola".

Con 41 años de carrera profesional, el especialista se imaginó que lo que estaba a punto de estallar sería algo grande, pero asumía que tenían capacidad de responder. "La elasticidad de respuesta por parte de las unidades de críticos y de la uci es muy potente y estábamos acostumbrados. Sabíamos manejar situaciones complejas, pero no nos imaginábamos todo lo que nos iba a llegar", explica. "Abríamos una unidad preparada y en día y medio se llenaba", añade Labayen.



La atmósfera cambió drásticamente tras el 14-M. El ruido propio de la Unidad de Cuidados de Intensivos del mayor hospital del País Vasco se convirtió en un mutismo casi aterrador. "Lo que se oía era el silencio, una sensación desconocida para mí. De la noche a la mañana, ya no había accidentados, no había politraumatismos, el número de pacientes con problemas cardíacos disminuyó. Fue una sorpresa. El mundo distópico que en algunos momentos habíamos imaginado había llegado", relata el especialista.

"El mundo distópico que en algunos momentos habíamos imaginado había llegado"

La gestión a nivel emocional de la situación no fue nada fácil para Labayen, que, junto a las supervisoras, intentaron transmitir "seguridad" en sus procedimientos de trabajo. "Había muchísima presión asistencial y pasamos momentos muy duros donde veías a compañeros muy graves. Además del riesgo, los cambios de protocolos y la inseguridad, aparecían en televisión expertos que decían cosas sin comprobar ni verificar y eso generaba aún mayor incertidumbre", apunta.

"Teníamos que estar con escafandra todo el día, tratábamos pacientes en situaciones muy severas, que se encontraban aislados y no recibían visitas de las familias. Sentían miedo y soledad", rememora el doctor navarro, que admite que tuvieron cierto temor porque estaban en "primera línea de fuego", por lo que compañeros en el hospital "decidieron aislarse a nivel familiar".

Más allá de la relación con los pacientes y entre compañeros, Labayen destaca que uno de los cambios más drásticos que vivió cómo especialista durante la pandemia fue el trato con los familiares. "El trabajo en la uci siempre ha sido muy duro. Llevábamos tiempo intentando abrirnos a las familias para que colaborasen con nosotros y, de repente, llegó la pandemia y se prohibió toda visita", subraya. Estas medidas provocaron que el enfermo sufriera una "sensación de miedo y abandono". "Es muy difícil convencer a un paciente que está en una situación crítica de que su familia no puede venir a verlo", revive Labayen, que recuerda haber visto en más de una ocasión lágrimas en enfermería.

BIBIANA SANZ | ADMINISTRATIVA

En marzo de 2020 estaba en el último trimestre de embarazo



"Recuerdo el miedo... miedo al contagio y sus consecuencias"

Bibiana vivió el encierro por la covid-19 embarazada de 6 meses de su primera hija, Ángela, con las correspondientes citas médicas y gestiones logísticas pendientes. "No tenía aún ni la cuna y de repente, se paró todo. Me avisaron de que se anulaban todas las revisiones. La matrona me llamaba por teléfono para ver cómo iba y ya está", recuerda con cierta angustia. "Fue todo muy rápido. Sabíamos lo que estaba pasando en Italia, pero se veía como algo lejano", añade esta madrileña, que hoy espera el que será su segundo hijo, Héctor.


La falta de información sobre el virus y las alarmantes cifras de contagios y fallecidos que había en ese momento fueron lo más difícil de llevar para ella. "Realmente tenía miedo. Miedo por mí y por mi bebé. No quería contagiarme... de los nervios que pasaba me costaba muchísimo dormir y hasta me salió un herpes en la cara. Fue horrible", cuenta Bibiana.

Esa exposición al contagio provocó altos niveles de estrés en las mujeres embarazadas durante la pandemia. De hecho, tal y como reveló una investigación del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona realizada en 2021, un 59% de las embarazadas desarrollaron ansiedad durante esa primera ola y un 38% presentaron síntomas de depresión, unos porcentajes que representan más del doble de la media de la población general.

"Pasamos de pensar que iba a ser como una gripe a ver cómo se descontrolaba todo"

El encierro trajo implícita una reducción de la actividad que también tuvo sus consecuencias en su salud física y mental. El sedentarismo y la falta de ejercicio son más perjudiciales en el caso de las mujeres embarazadas, para las que se recomienda la realización de al menos 150 minutos de ejercicio moderado a lo largo de la semana. "Intentaba dar paseos por casa, pero tampoco quería moverme mucho porque tenía miedo de que se me adelantara el parto. Además, más allá de algún tutorial en Youtube, no teníamos demasiada información sobre qué ejercicios que se podía hacer en casa estando embarazada", explica. Especial 14M

Según un estudio sobre el impacto del confinamiento por la covid-19 en el bienestar de las embarazadas españolas realizado por investigadores de Medicina y Fisioterapia de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia y de la Universidad italiana de Catania, el tiempo destinado a caminar se redujo un 60% durante el encierro, duplicándose el número de horas que pasaban sentadas. Un hábito poco recomendable para cualquiera, que en el caso de las mujeres que estaban embarazadas durante los meses que duró el confinamiento se prolongó hasta después de dar a luz, dificultando también su recuperación postparto.

"Tener que salir o ver a gente, fuera familia o amigos, me preocupaba mucho por miedo al contagio y eso me limitaba. Venían a ver a la niña y me daba miedo hasta abrir la ventana de casa para saludar. Cuando ya empezamos a poder salir, no podía evitar ser estricta en el respeto de las distancias personales y el contacto. Por mí, pero sobre todo por mi hija. Llegué a perder amistades porque no lo entendían", cuenta. Hoy, cinco años después del 14-M, Bibiana disfruta de su segundo embarazo con la tranquilidad que no tuvo en 2020. "Todo es diferente. Poder salir a caminar, poder tomarte un café con una amiga, compartir la experiencia de cerca con mi familia...", concluye con tono alegre sabiendo, entre otras cosas, que esta vez no tendrá que llevar mascarilla durante el parto.


LUN MIE JUE VIE SAB DOM
21:00:00

Después de una reunión que mantuvo al país en vilo durante más de 7 horas, Pedro Sánchez compareció para anunciar la declaración del estado de alarma.

"Las medidas que vamos a adoptar son drásticas", dijo el presidente en un discurso que fue seguido por más de 18 millones de espectadores, el mayor de consumo televisivo de la historia de España.

¿Y después del 14-M?

Expertos psicólogos analizan el impacto del confinamiento en la salud mental

LA SALUD MENTAL, LA OTRA PANDEMIA


"Hoy valoramos más el hecho de quedar a tomar un café o de poder darnos un abrazo"
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"Creo que todos experimentamos una sensación de irrealidad brutal"
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"Cuando las personas nos sentimos amenazadas nuestro cuerpo reacciona"

Luis Miguel Real, psicólogo, y Noelia Morán, psicóloga general sanitaria y profesora permanente laboral en la Universidad Complutense de Madrid.


Dificultad para conciliar el sueño, ansiedad, depresión… pero, sobre todo, miedo e incertidumbre. La covid-19 desencadenó una pandemia paralela, una que no se podía atajar con vacunas ni frenar con mascarillas, una cuyos efectos pueden durar años. A veces, para siempre. El confinamiento llevo al límite la salud mental de una población exhausta: las prórrogas del estado de alarma, el contador de fallecidos y el encierro desbordaron a la mayoría, tanto que muchos llegaron a pensar que la vida nunca iba a volver a ser como era antes.

"Los niños y los adolescentes sufrieron mucho. Se rompieron sus rutinas"

"Nos enfrentábamos a algo completamente desconocido, experimentamos una sensación de irrealidad brutal. De un día para otro, el mundo se paró", recuerda Luis Miguel Real, psicólogo especialista en problemas de ansiedad. Al igual que el propio virus, esto tampoco afectó a todos del mismo modo. Los sanitarios, los jóvenes, las personas mayores y aquellos con patologías previas soportaron el impacto más grande. Unos, por el estrés y la responsabilidad de tener que detener la tragedia. Otros, por el pánico a morir, por la soledad extrema, por la falta de terapias.

"Los niños y los adolescentes sufrieron mucho. Se rompieron sus rutinas, dejaron de tener contacto con sus compañeros", explica Noelia Morán, psicóloga general sanitaria y profesora permanente de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Su desarrollo social y educativo se vio interrumpido y nadie se lo podrá devolver.

Capítulo aparte merecen las diferencias entre clases sociales: el aislamiento en un chalé no se puede comparar al de un piso compartido. “La pandemia fue un grandísimo estresor que puso a prueba nuestros vínculos. Muchas relaciones se fortalecieron, pero otras estallaron”, apunta Real.

"Las interacciones digitales no pueden sustituir el cara a cara"

Ahora, cinco años después, todo se ve muy lejano. La normalidad se ha recuperado y la vida se parece mucho a la de 2019. Con matices. “Nos ha permitido aprender qué es lo importante. Este tipo de situaciones estresantes suponen un punto de reflexión, de inflexión, de toma de decisiones”, afirma Morán.

Los datos demuestran que ahora viajamos más que nunca y apreciamos más la vida tranquila fuera de las grandes urbes. Y el teletrabajo ha venido para quedarse. Su colega pone el foco en el estatus que ha adquirido el contacto físico, ese que tanto echamos de menos entonces. “Las interacciones digitales no pueden sustituir el cara a cara. Hoy valoramos más el hecho de quedar a tomar un café, poder abrazarnos, darnos la mano”, subraya Real. Igual de sencillo y cotidiano que inalcanzable era en marzo de 2020.


Especial | Cinco años de la pandemia

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Un reportaje de la RED DE CONTENIDOS DE PRENSA IBÉRICA


Textos: Rubén Gargoi, Olaya González y Nekane Chamorro (Redacción Central PI); Juan Fernández y Patricia Martín (El Periódico), Mónica Ros (Levante-EMV) y Nieves Salinas (El Periódico de España).


Vídeos y fotos: Sara Fernández (PI Studio), Rafa Arjones (Diario Información), Rubén Gargoi y José Luis Roca (Redacción Central PI).


Coordinación: Jorge Fauró, Nekane Chamorro y Marian Navarcorena.


Dirección: Gemma Robles.

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