NARCOTRÁFICO

La presión policial en el Estrecho obliga a los narcos a diseminarse hacia el este y el oeste

Rutas hacia la provincia de Huelva y el litoral mediterráneo, la respuesta de los traficantes

España concentra casi el 80% del hachís que se interviene en Europa

Fardos de hachís intervenidos en un grupo criminal en L'Ametlla de Mar

Fardos de hachís intervenidos en un grupo criminal en L'Ametlla de Mar / Cedida a ACN / Policia Nacional / ACN

David López Frías

El Estrecho de Gibraltar ha sido, históricamente, la ruta de entrada del hachís a Europa. Son solamente 14 kilómetros de distancia desde los dos puntos más cercanos de África y Europa. Un área a la que las autoridades españolas (Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera) están poniendo cerco, cada vez con mayor intensidad.

Los sucesos de Barbate en febrero de 2024, en los que la lancha de un narcotraficante embistió a una zodiac de la Guardia Civil matando a dos agentes, ha provocado que las fuerzas de seguridad españolas hayan redoblado esfuerzos y vigilancia en el Estrecho, la zona cero del tráfico del hachís. Los narcos sortean el embite diseminándose por otras zona del mar.

Las organizaciones criminales han optado por idear nuevos trayectos. Tanto por el este como por el oeste. La ruta occidental lleva a las lanchas semirrígidas que transportan los fardos a utilizar las costas de la provincia de Huelva para descargar la droga. El litoral onubense, mucho menos transitado por bañistas que el del resto de Andalucía, deja playas vacías donde alijar el hachís fuera del radar policial.

Eso ha provocado que en la provincia de Huelva se hayan registrado, en los últimos meses, varios sucesos relacionados con el narcotráfico. Desde tiroteos entre bandas rivales a plena luz del día hasta amenazas de muerte al director de una chirigota que compuso una canción mofándose de las denominadas 'Georginas', que es el nombre coloquial que se le da en la zona a las mujeres de los narcotraficantes (usando el nombre de la esposa de Cristiano Ronaldo).

Más de 1.000 km

Por el este está la costa mediterránea española. Más de mil kilómetros de playas que hacen casi imposible concentrar una vigilancia eficiente. "Como tienen medios suficientes para poner la droga en cualquier punto de la costa, eligen la provincia que más le conviene en cada caso. Si el cargamento tiene como destino la Comunidad Valenciana, eligen playas de cualquiera de esas tres provincias", explican fuentes de la Benemérita.

Valencia, además, es el lugar por el que entra más cocaína de toda España: "Pero son sistemas diferentes. La cocaína suele entrar por el Puerto de Valencia en grandes barcos mercantes. Llega escondida en cargamentos legales, diluida a veces en la propia carga legal. El caso del hachís es distinto".

Para alijar el hachís, optan casi siempre por pequeñas embarcaciones: "Las lanchas semirrígidas son las más fiables para la introducción de la droga. Son embarcaciones muy rápidas y más difíciles de detectar. Y para los narcotraficantes también resulta más sencillo abandonar una de estas barcas neumáticas en la playa. Las pérdidas son menores", prosiguen desde la Guardia Civil.

Efecto contagio

"Nosotros ya advertimos hace tiempo de eso. Que algunos se creen que en Campo de Gibraltar y la provincia de Cádiz hay problemas de tráfico de drogas porque nos gusta mucho el narcotráfico. Y no es así", apuntaba Francisco Mena, de la Coordinadora Antidroga del Campo de Gibraltar, que lleva desde 1987 luchando contra las organizaciones criminales que introducen la droga desde Marruecos en nuestro país.

Advierte Mena que "las redes del narcotráfico funcionan como auténticas mercantiles. Tienen sus estructuras de blanqueo, sus pilotos profesionales, sus redes de descarga, que suelen ser jóvenes en situación de desempleo que se pasan al otro lado cuando pierden la esperanza. Ese es un problema estructural. Cuando el Estado desaparece, ocupa su espacio el narco y crea el narco-bienestar".

Al funcionar como grandes empresas, "también cuentan con especialistas que les dicen cuándo una ruta es más segura o menos". Si la presión policial vigila más el Estrecho, optan por alternativas. Eso es lo que ha hecho que la costa valenciana, la catalana o incluso las Islas Baleares registren un incremento considerable de las entradas de hachís en sus costas.

La puerta del hachís

Las autoridades suelen dar a mediados de año las cifras del ejercicio anterior. Aún no disponen de las incautaciones totales de 2024. Pero todo apunta a que se superarán todas las marcas registradas en lo que llevamos de década. En Cataluña, los últimos numeros publicados son los de 2023. Mossos d'Esquadra certificaron un incremento de casi el 135% respecto a 2022. Y un dato devastador: "El 70% del hachís que entra a Cataluña lo hace por mar".

España sigue siendo el país en el que se decomisa más hachís de toda la Unión Europea. En torno al 78% de la droga intervenida es intervenida aquí. Por proximidad y porque las organizaciones que se dedican a traficar con esta droga suelen tener sede aquí. Tramas criminales que colaboran entre ellas.

"La diferencia con los cárteles mexicanos es que aquí no hay guerras abiertas entre organizaciones y sí mucha colaboración. Se ayudan entre ellas. Subcontratan a pilotos expertos en manejar lanchas rápidas, a mecánicos que arreglan embarcaciones o a los llamados notarios, que son los que certifican que la droga que llega a destino es la que se ha pactado previamente", apunta Mena.

A la espera de los datos del año pasado, entre las fuerzas de seguridad que se encargan del tráfico del hachís nadie tiene dudas: se va a registrar otro incremento del número de kilos incautados de esta droga con respecto a 2023. La presión policial puede estar ahogando el Estrecho, pero la inventiva de los narcos abre nuevas rutas para seguir alijando en España.

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