Alicante

Chupito y bofetón: el "juego" de un bar de Benidorm que causa polémica más allá de nuestras fronteras

Un local turístico convierte la violencia en reclamo con el controvertido 'Slap Shot', mientras usuarios denuncian la banalización del maltrato físico

Tres imágenes de uno de los vídeos en redes sociales del polémico bar de Benidorm que abofetea a sus clientes

Tres imágenes de uno de los vídeos en redes sociales del polémico bar de Benidorm que abofetea a sus clientes / INFORMACIÓN

J. A. Giménez

Benidorm vuelve a ser noticia por un controvertido espectáculo en un bar del centro de la ciudad que ha generado un aluvión de críticas en redes sociales. Se trata de The Wild Duck, un local frecuentado por turistas británicos, que promociona un "juego" en el que los participantes —principalmente hombres jóvenes— reciben una bofetada tras tomarse un chupito.

Vídeo viral: risas, alcohol… y violencia

En vídeos compartidos por el propio bar en Facebook y en TikTok, se puede ver a más de una docena de clientes sentados en una silla mientras realizan el peculiar ritual. Primero, beben el chupito. Luego, un miembro del personal les lanza agua en la cara y les propina una bofetada que hace girar sus cabezas por la fuerza del golpe. Todo termina con aplausos, risas y jolgorio entre los presentes.

Pero fuera del bar, la reacción ha sido bien distinta. "¿Hasta que alguien acabe con una lesión cervical o un traumatismo craneoencefálico?", comentaba indignado un usuario en redes. "Esto es violencia, no diversión", añadía otro.

El bar se defiende: "Todo es voluntario"

La polémica ha llegado hasta Reino Unido. Desde el establecimiento han defendido la práctica, según ha publicado el tabloide The Sun, asegurando que se trata de una actividad "ligera y sin malicia", en la que cada participante paga unos 5 euros y elige si desea una bofetada "suave o fuerte". También insisten en que el personal está entrenado para comprobar que nadie participe bajo presión del grupo y se cercioran de que la "víctima" esté bien tras recibir el bofetón.

"La idea surgió de un vídeo viral y ahora es uno de los favoritos de nuestros clientes", asegura un portavoz del bar, que incluso critica que otros espectáculos en la región "reciban menos atención, pese a ser más explícitos", en alusión a los shows eróticos.

Críticas a la banalización de la violencia

Pese a la explicación, muchos consideran que esta "tradición" no tiene cabida en una ciudad que lucha por superar la imagen del turismo de excesos. "No se puede vender una bofetada como diversión", alertan expertos en seguridad y ocio responsable.

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El caso ha reabierto el debate sobre los límites del entretenimiento turístico y la necesidad de regular este tipo de actividades que normalizan el maltrato físico bajo la excusa de la fiesta.

Mientras se endurecen normativas contra el botellón, las despedidas de soltero o los espectáculos subidos de tono, surgen dudas sobre la permisividad hacia prácticas que, a juicio de muchos, ridiculizan la dignidad humana y fomentan actitudes violentas. ¿Es este el modelo turístico que queremos exportar al mundo desde la Costa Blanca?

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