Aragón
El dilema del alojamiento para los trabajadores chinos de la gigafactoría aragonesa: "No vivirán en barracones"
Los inversores del macroproyecto, Stellantis y el grupo asiático CATL, garantizan el cumplimiento estricto de la normativa española y unas condiciones dignas para la población desplazada

Acto de incio de las obras de construcción de la fábrica de baterías de CATL en Alemania. / CATL
Dónde alojar a los cerca de 2.000 ciudadanos chinos que se estima que vendrán a Zaragoza entre este año y 2026 para trabajar en la construcción y puesta en marcha de la gigafactoría. Es la pregunta del millón que se hacen desde hace varios meses los inversores del macroproyecto, Stellantis y el grupo asiático CATL, que cuentan con el apoyo y asesoramiento técnico del Gobierno de Aragón para cumplir con éxito este desafío logístico, habitacional y demográfico.
A día de hoy no hay ninguna decisión tomada y son varias las alternativas y ubicaciones que se están estudiando. «Está todo aún muy verde», aseguran fuentes que conocen de primera mano el operativo sin precedentes que va a desplegarse por el desplazamiento masivo de mano de obra. Pero sí hay una consigna clara que guía este proceso: "Hacer bien las cosas".
Así lo recalcan desde diferentes partes implicadas en el proceso. Cumplir escrupulosamente con la legalidad española y europea en todas las variables es prioritario, aseguran. Algo que trasciende al plano laboral, acogiendo a los trabajadores a los convenios de aplicación, y también al habitacional. "No vivirán en barracones", recalcan las mismas fuentes, que garantizan unas condiciones dignas para los alojamientos que se deberán habilitar.
Vivienda modular y cerca de la fábrica
Otra de las prioridades que se han marcado es que el hospedaje temporal de los trabajadores -que puede variar de uno a dos años, dependiendo de los casos– sea en un lugar próximo a la ubicación donde se levantará la fábrica de baterías para coches eléctricos, situada junto a la actual factoría automovilística de Stellantis en Figueruelas.
Cinco son a priori las localidades susceptibles de acoger a la población desplazada desde el gigante asiático: Figueruelas, Pedrola, Grisén, Bárboles y Alagón. Los términos municipales de estos pueblos cumplen con la condición de estar próximos al emplazamiento industrial, pero la clave está también en dar con uno o varios terrenos con la dimensión suficiente y acceso a los servicios básicos que se precisan.
Aunque el modelo de alojamiento todavía no está cerrado, todo apunta a que el uso de casas prefabricadas sería la solución idónea, dado el estrecho margen de tiempo que hay y el elevado volumen de personas a las que hay que dar un acogimiento. Prueba de ello es que los inversores han contactado con fabricantes españoles de arquitectura modular para conocer las posibles soluciones, según ha constatado este diario.
El proceso se encuentra en una fase prospectiva y exploratoria con la previsión de tomar una decisión final sobre el mes de julio. Stellantis y CATL han conformado equipos de trabajo conjuntos que están evaluando minuciosamente diversas alternativas, ponderando los pros y contras de cada escenario para garantizar una solución óptima. Este esfuerzo incluye consultas directas con los ayuntamientos, así como un meticuloso trabajo de campo que abarca estudios detallados de los suelos, la disponibilidad de servicios básicos y la viabilidad logística.
Una fábrica de casas a 12 kilómetros de la gigafactoría
Por casualidades de la vida, a solo 12 kilómetros de donde se ubicará la gigafactoría hay una fábrica de casas prefabricadas. Se trata de la empresa Metro7, especializada en construcción modular y singular, que se encuentra además en pleno proceso de ampliación de sus instalaciones por la creciente demanda de este tipo de soluciones.
"No cabe duda de que la construcción industrializada podría dar respuesta a las necesidades de vivienda que se buscan", asegura Jose Bailach, socio y director de innovación y diseño de esta compañía, quien destaca las ventajas de este tipo de arquitectura en cuanto a calidad y rapidez: "es una oportunidad de construir más rápido y mejor, haciendo las cosas bien".
En este sentido, cuestiona que vaya a aplicarse "el concepto de barracón o caseta de obra" para acoger a los trabajadores chinos, ya que eso sería incompatible con el cumplimiento de la normativa de habitabilidad y edificación que rigen en España.
Aunque no desvela si la suya ha sido una de las empresas sondeadas por los inversores de las baterías, Bailach reconoce que no cuenta actualmente "con los medios técnicos" para dar acogida a los cerca de 2.000 operarios que se estiman que vendrán a trabajar en la construcción y puesta en marcha de la gigafactoría.
Eso sí, desde Metro7 no descartan colaborar, si así se lo requieren en algunas partes del proyecto con los diferentes productos que diseña, fabrica y comercializa bajo la marca Minimal. La compañía podría llegar a tener capacidad para producir en torno a 5.000 metros cuadrados de superficie al año, lo que se traduce en unas 50 viviendas con capacidad para unas 200 personas.
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