Las víctimas fueron el sargento Joel de Almeida Gomes y el cabo Francisco Alves Pereira Júnior, de la policía militarizada de Río de Janeiro y que estaban en un vehículo policial estacionado en una calle en la Lagoa, en la zona sur de la ciudad.

El crimen ocurrió hacia las 6.00 hora local (9.00 GMT) y fue perpetrado por dos hombres que, según testigos, llegaron al lugar en un lujoso automóvil y huyeron tras disparar repetidas veces contra el vehículo de los agentes, que murieron de forma inmediata.

La policía de Río de Janeiro había determinado que un coche de la institución estuviese siempre de guardia en la llamada Fonte de la Saudade, en la Lagoa, luego de que se registrase una serie de asaltos en esa exclusiva zona.

Las autoridades no han identificado a los autores del ataque ni los posibles motivos.

Los hechos ocurrieron pocas horas después de que, en la noche del miércoles, un vendedor ambulante muriera y otras tres personas resultaran heridas en un tiroteo en Leblon, otro de los barrios más exclusivos de Río y vecino a la Lagoa.

La víctima, un vendedor ambulante identificado como Jefferson Andrade, murió tiroteado cuando intentaba proteger a su hija de 4 años del tiroteo entablado entre policías y un grupo de supuestos narcotraficantes.

Los constantes enfrentamientos entre bandas rivales de narcotraficantes y los tiroteos entre estos grupos criminales, la policía y las organizaciones paramilitares han convertido a Río de Janeiro en una de las ciudades más violentas de Brasil.