Tribunales

Condenan a un hombre por seguir a su novia a Santander y forzarla a regresar a Sevilla

EFE

La sentencia de la Sección Cuarta, a la que ha tenido acceso EFE, explica que el acusado A.A. entabló a finales de julio de 2007 una relación sentimental con la ciudadana rusa F.I. y en septiembre la agredió por primera vez, por motivos de celos, dándole puñetazos en la cara.

A partir de entonces "la actitud del acusado se volvió cada vez más controladora y agresiva", de modo que telefoneaba continuamente a su novia, acusándola de verse con otro hombre, y acechaba la vivienda de Sevilla donde trabajaba como empleada de hogar interna, según la sentencia.

Ante esta situación, los empleadores de la mujer le buscaron trabajo en otra vivienda de Sevilla, pero A.A. empezó a "presionar amenazadoramente" a sus amigas para que le revelaran su paradero, ante lo cual le buscaron un tercer trabajo, en esta ocasión en Santander.

Explica la sentencia que F.I. se trasladó en octubre de 2007 a dicha ciudad, si bien accedió a reanudar sus relaciones con el acusado cuando sus amigas le informaron de que "parecía más calmado".

En este contexto, el acusado viajó el 10 de noviembre de 2007 a Santander para visitar a su novia y ambos se alojaron en una pensión durante el fin de semana.

Cuando la mujer se dispuso a regresar a la casa donde trabajaba, el acusado "cogió las llaves de la habitación, le quitó a F.I. el pasaporte y el teléfono móvil y la retuvo contra su voluntad en el cuarto de la pensión, exigiéndole que volviera a Sevilla con él para irse a vivir juntos", según el veredicto.

Como la mujer le dijo que prefería seguir en Santander unos meses, el acusado "prolongó su encierro durante toda la noche" y la golpeó repetidamente, lo que le causó cuatro grandes hematomas en el brazo, otro en el esternón acompañado de erosión, cuatro hematomas en la espalda, otro de cuatro centímetros en la pierna y lesiones en la mejilla, mandíbula y cuello.

A la mañana siguiente, el acusado la llevó a la estación de autobuses de Santander y la obligó a tomar con él uno a Sevilla, sin que la víctima se resistiera "por el temor que le inspiraba" el procesado.

La familia santanderina informó a la sevillana de la desaparición de la mujer, por lo que cuando la pareja llegó a la estación de autobuses de Plaza de Armas les estaba esperando su anterior empleadora, acompañada por un policía amigo suyo y franco de servicio, que al comprobar "el estado de deterioro físico y anímico" de la víctima retuvo al acusado hasta la llegada de un patrullero.

La sentencia condena a A.A. por dos delitos de maltrato y uno de detención ilegal en base a la declaración de la víctima durante la fase de instrucción, en la que "no se aprecian contradicciones de relieve" y por las pruebas periféricas de las agresiones sufridas.

La víctima no acudió al juicio a confirmar su denuncia, pese a los numerosos esfuerzos desplegados ante la Federación Rusa, pues ha regresado definitivamente a su país debido a la grave enfermedad de su madre, dijo en el juicio uno de los testigos.

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