Un pasajero de la línea 110 de Titsa evitó que el autobús se precipitara por un barranco en la autopista del Sur, a la altura de Guaza, después de que el chófer se desmayara y el vehículo recorriera 500 metros sin control. El salvador de la 110 se llama Borja Franco, es un empleado de 31 años de Emmasa (empresa de aguas de Santa Cruz) y jamás había llevado un autobús.

Según relató ayer a este diario, Borja estaba sentado justo detrás del asiento del conductor viendo una película en un ordenador portátil, el pasado sábado a eso de las tres de la tarde, cuando ocurrió todo. "Estaba viendo la película cuando de repente noté que el autobús chocó varias veces contra la mediana. Íbamos por el carril de adelantamiento, a bastante velocidad. Entonces se escucharon los gritos de los demás pasajeros. Cuando me fijé, el chófer estaba inconsciente, a punto de caerse del asiento, con las manos fuera del volante", contó Franco.

El autobús estaba lleno, sobre todo de turistas. En total, viajaban unas 70 personas. Borja Franco acudía desde Santa Cruz a ver a su novia a Las Américas, la última parada de la línea 110. Como no podía llegar a los pedales, tomó el volante, rectificó la dirección cuando el vehículo se encaminaba al barranco y logró reducir la velocidad gracias al roce con la mediana. "No sabía qué hacer. Entonces me fijé que había una pequeña palanca y un letrero en el que se leía Stop. Supuse que era el freno de mano, así es que la accioné. El autobús paró en seco, pegada a la mediana. Menos mal que nadie se cayó", dijo.

El chófer reaccionó una vez que Borja había logrado controlar el autobús. "Estaba amarillo y preguntaba qué había ocurrido. Quiso bajarse. Un pasajero y yo le dijimos que se estuviera quiero, que no había pasado nada. Pero se bajó y acto seguido volvió a desmayarse justo delante del autobús", añadió.

A los pocos días, Borja supo que el chófer había descansado y desayunado perfectamente el día anterior y que había sufrido un desmayo repentino. Se lo dijo el mismo conductor, que lo telefoneó para darle las gracias. También lo llamaron de Titsa para agradecerle su gesto heroico. Le regalaron tres bonos, le enseñaron las instalaciones centrales de la empresa y le invitaron a hacer prácticas en el simulador que emplea la compañía para entrenar a sus pilotos. "La verdad es que fueron muy amables. En unas semanas pasaré por allí para ponerme, esta vez ya sin nervios, a los volantes de un autobús en el simulador", señaló este chicharrero que vive en la Vuelta de los Pájaros.

Su sangre fría fue clave para evitar la desgracia. "No sé por qué pero no me puse histérico. Si no es por eso y porque encuentro el freno de mano nos hubiéramos podido precipitar por el barranco de Guaza y a lo mejor no lo estaría contando ahora", relató ayer Franco, cuya historia adelantó ayer la emisora Radio Club Tenerife.

Al momento llegaron los trabajadores de mantenimiento de la autopista, la Guardia Civil y una ambulancia. El accidente obligó a los agentes a cortar el tráfico. El vehículo perdió un espejo y sufrió daños en la carrocería. "El otro día pasé por el mismo lugar y vi las marcas en la mediana. Ahí me di cuenta de que podía haber ocurrido una desgracia", concluye Borja.