El niño asesinado de una brutal paliza en el entorno familiar y arrojado a la vía del tren en una maleta junto al apeadero de La Argañosa (Oviedo) está plenamente identificado, así como el piso en el que residía, en la capital asturiana, con su familia. La víctima es un menor de entre dos y tres años, de origen árabe, que si bien no vivía en el barrio, sí en una zona relativamente próxima al lugar del hallazgo.

El niño residía con su madre, de origen magrebí, en un piso en régimen de alquiler. Con ellos convivía la pareja de su madre, de nacionalidad española. Los tres se habían desplazado recientemente desde la provincia de Málaga a Asturias.

Tras la desaparición de ambos desde el fin de semana de su círculo habitual, se ha establecido una Orden de Búsqueda, tanto nacional como internacional, al objeto de que se proceda a su detención como presuntos autores de los hechos.

El amplio dispositivo policial desplegado en los barrios de Vallobín y La Argañosa concluyó ayer, una vez los agentes averiguaron la dirección del pequeño. No obstante, la pista clave para la resolución del caso estaba en el cuerpo del menor: una chilaba. Antes de deshacerse del cadáver, los presuntos autores de la muerte vistieron al niño con esta túnica tradicional árabe con capucha. Después, lo envolvieron con una colcha y finalmente guardaron el cuerpo en una maleta para trasladarlo -se supone que a pie- a las vías del tren y ocultarlo entre la maleza.

La vestimenta, inusual en la cultura occidental, no pasó desapercibida para los investigadores del caso, que desde un primer momento centraron sus pesquisas entre los inmigrantes de origen africano que residen en los barrios de Vallobín y La Argañosa. Hablaron con los Servicios Sociales y se preocuparon también por contactar con asociaciones y colectivos de inmigrantes para tratar de acotar la procedencia del niño. Todas estas gestiones no tardaron en dar sus frutos.

Una comunicación ciudadana puso finalmente en el buen camino a los agentes. Era algo que se esperaba puesto que, con la repercusión mediática que ha suscitado tan repulsivo crimen, lo lógico es que tarde o temprano alguien se pusiese en contacto con la Policía para alertar de la ausencia de un niño de corta edad en un entorno concreto. Esta circunstancia se produjo, y primera hora de la mañana de ayer el niño estaba ya identificado y la vivienda localizada, aunque sin sus ocupantes dentro, como ya suponían los investigadores, que daban por hecho su huida.

A partir de aquí, todas las partes volcadas en el esclarecimiento del caso guardan silencio para no entorpecer la detención de los responsables de la muerte del niño. No en vano, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, Begoña Fernández, decretó el secreto de las actuaciones en el mismo momento en que se hizo cargo del procedimiento.

El informe forense practicado al menor confirmó el pasado martes lo que los investigadores del caso temían desde un primer momento: que se trataba de un crimen. Así, las pruebas practicadas al pequeño determinaron que fue brutalmente golpeado. Presentaba lesiones en varias partes de su cuerpo, que estaba "muy castigado", según las fuentes consultadas. Antes de trasladar los restos mortales del pequeño al Instituto de Medicina Legal para realizarle la autopsia, el cadáver pasó por el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde se le practicó un escáner en busca de lesiones internas. También las había.

Los trabajadores de una subcontrata de Adif que se encarga del mantenimiento de las vías del tren descubrieron el cuerpo del pequeño el lunes al mediodía, cuando desbrozaban la zona. La imagen no se les olvidará en la vida: un bulto envuelto en una colcha del que sobresalía un pequeño pie. Se cree, en base al informe forense, que el pequeño falleció entre la noche del viernes y la mañana del sábado. Así que los investigadores sospechan que el cuerpo fue trasladado a la vía durante el fin de semana. El hallazgo tan inmediato fue fruto de la casualidad, porque los trabajos de desbroce en esta zona no son habituales. De hecho, la maleza que ocultaba el cadáver estaba muy crecida.