Bernardo Montoya, el hombre de 50 años detenido este martes por su implicación en la muerte de la joven zamorana de 26 años Laura Luelmo, ha confesado que mató a la joven y que había intentado violarla cua ndo estaba incosnciente.

El detenido ha sido trasladado este miércoles a El Campillo procedente de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, donde ha permanecido desde las 2.20 horas y, según Antena 3, ha revelado a los investigadores que la joven le preguntó por un supermercado, la engañó y la mandó a un callejón sin salida, donde la agarró, golpeó y dejó inconsciente.

Posteriormente, según su relato, metió a Laura en el maletero del coche y la trasladó hasta el lugar donde fue localizada. Allí la desnudó e intentó violarla, pero no lo consiguió.

Al parecer, Montoya también ha dicho a los agentes que estaba viva cuando la abandonó.

La llegada del detenido a su vivienda se ha producido alrededor de las 13:30 horas y lo ha hecho entre gritos de "asesino" y "todos somos Laura", que han proferido los vecinos de El Campillo, indignación similar a la que se ha vivido en la Comandancia de Huelva cuando a las 12.18 horas ha salido por la puerta principal, cabizbajo, esposado y custodiado por dos agentes.

El asesino confeso de la profesora zamorana ha entrado en su vivienda, en la que se está centrando la reconstrucción de los hechos o el registro, entre numerosos agentes de la Guardia Civil y cubierto con una chaqueta de uniforme de éstos. La casa está situada a unos pocos metros de la que alquiló Laura en la calle Córdoba.

El detenido por la muerte de Laura Luelmo confiesa el crimen

El detenido por la muerte de Laura Luelmo confiesa el crimen

El detenido por la muerte de Laura Luelmo confiesa el crimen. Vídeo: EFE.

En la casa trabajan agentes ataviados con monos blancos tomando fotografías y que han sacado algunas bolsas de su interior.

En el interior de la vivienda se encuentra también el abogado del detenido y la titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino, que se ha hecho cargo de la investigación.

Según reveló la autopsia, Laura Luelmo, que desapareció el día 12 en El Campillo, murió dos o tres días después por un fuerte golpe en la cabeza propinado con un objeto contundente, un palo o una piedra.

Ahora los investigadores tendrán que determinar si durante esos dos días -del día 12 al 14 o 15 en el que se ha fijado su muerte- la joven estuvo con vida retenida en algún lugar o si, por el contrario, fue arrojada muerta a la zona donde fue hallada este lunes, a unos cuatro kilómetros de la casa donde había empezado a residir dos días antes de su desaparición.

Montoya ya cumplió una condena por un asesinato

Montoya salió de prisión el pasado mes de octubre tras cumplir una condena de dos años y diez meses por dos robos con violencia, según confirman a Europa Press fuentes conocedoras del caso. Previamente, cumplió otra condena de 17 años y nueves meses, en esta ocasión por asesinato y allanamiento.

El acusado, de 50 años, llevaba apenas dos meses en libertad tras cumplir dos condenas, según consta en los registros penitenciarios. La primera fue por matar en 1995 a una anciana de 82 años en Cortegana, a la que abordó en su casa asestándole varias puñaladas. El caso lo instruyó un juzgado de Aracena. Meses después de cumplir esta condena, ingresó de nuevo en prisión por dos robos con violencia.

Los vecinos de El Campillo rompen el cordial policial

Vecinos de El Campillo (Huelva), donde ha sido asesinada la profesora Laura Luelmo, han roto el cordón policial al grito de "asesino" cuando la Guardia civil ha trasladado a Bernardo Montoya a la calle Córdoba de esta localidad donde residían el asesino confeso y la víctima, para reconstruir los hechos.

Agentes de la Guardia Civil se encuentran en la calle Córdoba de El Campillo (Huelva) junto a Bernardo Montoya, el cual ha confesado este miércoles en dependencias de la Guardia Civil de Huelva que es el autor de la muerte de Laura Luelmo, para reconstruir los hechos. Multitud de vecinos se han apostado en la calle, donde residía la víctima y el propio Montoya, para mostrar su indignación por este suceso e increparlo al grito de 'asesino'.