El cráneo de su pareja, Jesús Mari Baranda, un jubilado vasco que vivía en Castro Urdiales (Cantabria), fue encontrado en una caja. Ella, Carmen Merino, está en prisión desde el 1 de octubre, acusada de decapitarlo y hacer desaparecer el resto del cuerpo. La investigación de la Guardia Civil ha revelado que la mujer buscó en Google "cómo desatascar una motosierra" los días en que desapareció su pareja, según ha podido saber El Periódico de Catalunya.

En aquellas fechas, Carmen Merino había comprado por internet dos sierras eléctricas de podar, de 16 y 32 centímetros de hoja, respectivamente. Esas máquinas no han sido encontradas. La búsqueda del tutorial para desatascar una motosierra se produjo días después de la compra. La Guardia Civil investiga ahora si la mujer pudo utilizar esas sierras para desmembrar el cuerpo de su pareja y tuvo algún problema con ellas que le obligaran a buscar soluciones en internet.

Un mp4 en Llodio

Las investigaciones para hallar el resto del cuerpo del jubilado continúan. Fuentes del caso confirman que la Guardia Civil ha estado registrando un terreno en Llodio (Álava), una de las localidades donde estuvo trabajando la víctima como director de sucursal del Banco de Santander, después de que el análisis del teléfono de la acusada se encontrara un archivo mp4 con la imagen de esa zona. Pero ese último registro en busca del cuerpo de Baranda tampoco ha dado resultado. El juzgado número 3 de Castro Urdiales, encargado del caso, ha levantado el secreto de sumario.

Los familiares de Jesús Mari Baranda empezaron a echarlo en falta a mediados de febrero de 2019. La mujer defendió desde un primer momento que el desaparecido estaba con varios amigos en Galicia; luego explicó que podía estar en "Punta Cana, con fulanas". En aquellas fechas, Mari Carmen Merino pidió a una limpiadora que acudiera a su casa y se llevara varias bolsas de basura con "tierra para tirar" procedente de las macetas de la casa. La empleada doméstica declaró posteriormente que había recogido unas bolsas negras y pesadas y que las dejó en un punto limpio.

Manchas de sangre

Los registros de la Guardia Civil descubrieron cinco manchas de sangre en la casa donde la acusada y el hombre vivían. También, diez mil euros que la mujer había escondido en un sofá cama. Antes de esos registros, Carmen Merino había entregado a una vecina una caja en la que le dijo que tenía "objetos sexuales". Se justificó diciendo que le daba verguenza que los investigadores la descubrieran. El 28 de septiembre, alertada por un fuerte olor, esa vecina abrió la caja con un cúter y fue separando nueve bolsas de basura hasta que vio "los ojos de un cráneo" y echó a correr, según recuerdan los familiares. En la caja estaba la cabeza de Jesús Mari Baranda.

Carmen Merino argumentó entonces que alguien había dejado la cabeza de su novio en la puerta de su casa y que ella decidió guardarla porque era lo único que le quedaba de él. Fue detenida y enviada a la prisión de El Dueso.

Baranda tenía 67 años y estaba separado y alejado de su primera familia. En 2012 conoció en Castro Urdiales a Carmen Merino, que trabajaba de camarera en la cafetería donde él desayunaba. Se enamoraron. Ella dejó el trabajo y se instaló en su casa. El hombre tenía una buena pensión. Uno de sus familiares, su primo Carlos Ricondo, explicó a El Periódico de Catalunya el posible móvil para el crimen: "Puede que pensara dejarla. Ella dependía económicamente de él. Luego hemos descubierto que Jesús Mari tenía hecho testamento a favor de ella. Todo se lo iba a dejar a ella".