Iván Pardo Pena quiso causar la muerte de Naiara con los golpes que le dio en la cabeza durante las 5 horas de tortura que sometió a la pequeña de 8 años. Ese ha sido el veredicto del jurado popular constituido en la Audiencia Provincial de Huesca para dirimir la responsabilidad penal del principal acusado en este crimen ocurrido en junio del 2017 en la localidad serrablesa de Sabiñánigo. Asimismo, los nueve hombres y mujeres que han formado el tribunal popular presidido por el magistrado Santiago Serena han considerado que la abuelastra y el padrastro, Nieves Pena y Carlos Pardo Pena, consintieron la agresión.

Un fallo que conlleva que Pardo Pena podría convertirse en el primer condenado a prisión permanente revisable, tal y como solicitó la Fiscalía y los abogados de la acusación, Marcos García Montes y Luis Marín, mientras que Nieves Pena y Carlos Pardo afrontan una condena de 3 años por un delito de malos tratos. Los abogados defensores, María Gabasa y José Luis Vivas, pidieron la pena mínima. La condena la fijará el magistrado.

Por unanimidad y agotando una única jornada de deliberación de las 72 horas que la Ley del Jurado permite, el veredicto reflejó lo terrible del caso. La portavoz del tribunal popular relató que durante el tiempo que la menor estuvo en el domicilio de Iván Pardo hasta el 6 de julio (fecha en la que murió) este, con la finalidad de corregir la educación de la niña, "le obligaron a permanecer de rodillas sobre ortigas, grava, granos de arroz o sal gruesa", que golpearon en brazos, piernas, espalda y cabeza y que le "privaron de sueño para hacer los deberes y estudiar". Pero eso no debió parecer maltrato suficiente, ya que "la humillaron colocándole una diadema con orejas de burro sobre la cabeza y le colocaron pañales a la vez que le grababan con móviles y lo transmitían a otros miembros de la familia". Todo ello en plural.

Llegó el día 6, convirtiéndose en una pesadilla. El tribunal popular considera probado que Iván Pardo llegó a casa de trabajar en torno a las 8.30 horas de la mañana y que supervisó los estudios de Naiara, que había permanecido toda la noche despierta, estudiando arrodillada sobre grava por imposición del acusado y de Nieves Pardo.

Al no encontrar estas tareas satisfactorias, comenzó a golpearle en la cabeza con los nudillos y a propinarle descargas eléctricas con una raqueta matamoscas, la ató de pies y manos, le introdujo un calcetín en la boca, le golpeó con un cinturón en la espalda y las plantas de los pies y le dio puñetazos y patadas con unas botas de puntera. Posteriormente, la agarró del pelo y la arrojó fuertemente contra el suelo, hasta que la niña quedó inconsciente. Eran las 13.00 horas.

Iván Pardo intentó reanimarla, según el jurado, pero no avisó a los servicios de emergencias y sin permitir que lo hicieran las dos menores que presenciaron los hechos, primas de la víctima. Sobre las 15.30 horas fue atendida la pequeña Naiara por los servicios de urgencias de una parada cardiorespiratoria, siendo trasladada en helicóptero al hospital Miguel Servet de Zaragoza. Su estado era extremadamente grave.