Sara lleva a sus espaldas varios atracos, pero el último que ha vivido no lo podrá olvidar. Un hombre entró en la tienda de Zaragoza en la que trabaja, esgrimió un arma y la encerró en un almacén, junto a su compañera. Cuando consiguieron salir de la trastienda vino la sorpresa: estaba detrás del mostrador atendiendo a una mujer que le había pedido dos croissants y un zumo. No se lo podían creer.

El supuesto autor de este insólito robo con intimidación ocurrido en el Frutos Secos El Rincón de la calle doctor Iranzo fue detenido por el Grupo de Robos con Violencia de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, tras una investigación basada, principalmente, en las cámaras de seguridad. Ayer pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza, cuyo magistrado acordó la libertad provisional. Ante él, el hombre J. A. C. R., de 47 años, negó los hechos, asistido por la abogada Silvia Benedicto. Tiene antecedentes por hechos similares y hace un año salió de prisión.

El asalto se produjo pasadas las 09.00 horas. Llevaba escasamente media hora abierto este establecimiento situado en el zaragozano barrio de Las Fuentes, cuando el sospechoso accedió al local vestido de negro, con la obligatoria mascarilla y con una especie de bufanda al cuello para taparle lo máximo posible.

Rápidamente esgrimió un cuchillo que, según Sara, "parecía un cuchillo de cocina, era enorme". "Yo estaba colocando unas chocolatinas y mi compañera el pan. Vi que se acercaba a ella, le ponía el arma en la cadera y nos pedía el dinero de la caja registradora", recuerda. Poco iba a sacar de ahí puesto que acababan de abrir y porque los sistemas de seguridad que tiene esta cadena de establecimientos impide esta clase de robos.

"En un momento dado decidió meternos por la fuerza en el almacén, pensaba que nos encerraba ahí, pero nosotros tenemos las taquillas y, por lo tanto, acceso al teléfono móvil con el que llamamos a la sala del 091 de la Policía Nacional", afirma esta dependienta que reconoce que el miedo aún lo tenía en el cuerpo porque "nunca se sabe cómo termina".

El ahora detenido no contaba con que la trastienda del establecimiento tenía una puerta trasera que daba a la calle. Las dos mujeres hicieron todo lo posible para poder salir por ahí, ya que es de seguridad, y volvieron a ver la luz de la calle. En ese momento estaba llena.

Avisaron a sus compañeras del establecimiento Martín Martín que tenían enfrente y entraron a su tienda cuando vieron que este hombre estaba detrás del mostrador atendiendo a una clienta. Ella ya estaba pagando, 2 euros, en concreto, después de haberle servido dos croissants y un zumo. No se sabía el precio, así que él fijó cuánto costaba eso.

Ante la presencia de las dos dependientas, el hombre saló corriendo del lugar con un botín bastante pobre, los dos euros que había cobrado a la mujer. No había conseguido el dinero que en ese momento había recaudado en la caja fuerte. Ya disfruta de la libertad provisional. La investigación continúa, ya que las dependientas no pudieron identificarle en la rueda fotográfica que les hicieron. La Policía sí por ser "un viejo conocido".