La Guardia Civil encontró, semienterrada en la finca donde detuvieron al supuesto homicida de Porzomilllos, una bolsa con unos grilletes, una cadena de varios metros de longitud, unos candados y varias balas. Lo confirma el Instituto Armado en un comunicado en el que desvela que la víctima, Cristina N. T, y el sospechoso se conocían. La Policía Judicial continúa con las pesquisas y evita avanzar sus sospechas sobre el posible móvil, sobre los motivos que habrían llevado al detenido a matar de un disparo en la nuca a la joven de 33 años, casada y madre de un niño de dos años, en su vivienda de Vilar de Costoia (Oza-Cesuras).

Los agentes detallan en su comunicado la cadena de acontecimientos desde que, alrededor de las siete del pasado viernes, recibieron la alerta. Fue un vecino el que avisó de que había encontrado a la víctima tendida en el suelo, muy cerca de la entrada del garaje, con un "gran charco de sangre a su alrededor". Cuando llegaron al lugar, testigos relataron que habían visto a un hombre "de complexión gruesa y con un chaleco reflectante" saltar la verja de la finca del domicilio y emprender la huida por un sendero próximo a la casa, cojeando "de forma notoria".Tras establecer un dispositivo de búsqueda, los agentes localizaron al sospechoso, un hombre de 51 años, vecino de Vilaboa, oculto entre los matorrales y "con abundantes manchas de sangre en la ropa". El hombre afirmó en un primer momento a los agentes que paseaba por la zona y que se había lesionado un pie, pero al ser preguntado por su relación con la muerte de la mujer, "entró en parada cardiorrespiratoria", relatan los efectivos.

El 061 intentó reanimarlo y fue trasladado al Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, donde fue ingresado con una dolencia cardíaca y un traumatismo en el pie. La Guardia Civil no menciona las heridas en la ingle que, según trascendió en un primer momento, se habría hecho al saltar en portalón y engancharse con una púa de hierro. La Guardia Civil explica que, aunque en un primer momento se pensó que se había tratado de un intento de robo y que la mujer había fallecido de un golpe en la cabeza con un objeto contundente, diversos indicios le llevaron a estudiar otras hipótesis. Resultó clave el examen forense, que concluyó que C. N.T falleció realmente de un disparo en la nuca, la aparición poco después de un casquillo y el hallazgo un día después del arma. Otro hecho que llamó la antención de los agentes es que la víctima hubiese gritado pidiendo ayuda. El modus operandi y los objetos de inmovilización hallados en la bolsa no cuadraban con los de un robo, explican desde el instituto armado, que relata que pronto comenzaron a sospechar de "otro tipo de motivaciones".

A través de las testificales practicadas hasta el momento, los agentes confirmaron que la víctima y el suspuesto homicida se conocían, aunque evitan dar más detalles por el momento. La Policía Judicial continúa con las investigaciones para intentar esclarecer la causa del crimen. Según ha podido saber este diario, las dos parejas se conocían. Fuentes próximas a la investigación confirman que el marido de la víctima y la mujer del supuesto homicido trabajaban en la misma empresa.

Otro detalle que avanzan desde la Guardia Civil es que el arma no era propiedad del sospechoso y que su titular desconocía que le había sido sustraída del domicilio. La pistola va a ser remitida al Departamento de Balística del Laboratorio de la Guardia Civil para que emita un informe sobre su funcionamiento o "sobre las manipulaciones que ha podido sufrir para hacerla operativa, toda vez que consta como inutlizada".

El sospechoso del homicidio permanece ingresado en el Chuac. El hombre pasará en breve a disposición judicial, con cargos por homicidio.