Juicio

El asesino, a gritos: "¡Ya di todos los detalles a la Guardia Civil. Yo no di muerte a Marta!"

Todos aplican la agravante de género, porque las atacó por ser mujeres

El presunto asesino en serie, en una foto tomada a sí mismo en el Valle de los Caídos.

El presunto asesino en serie, en una foto tomada a sí mismo en el Valle de los Caídos.

Teresa Domínguez

Y a la tercera comparecencia, estalló. El presunto asesino de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas -y de otras ocho mujeres en grado de tentativa- perdió este martes la templanza y frialdad mostradas hasta ahora cada vez que ha sido conducido ante el juez. Fue a preguntas de la abogada de la madre de Marta, Marisol Burón. La letrada Pilar Jové pidió al juez que le formulase él la pregunta -"es un ruego, en realidad", aclaró-, dado que Jorge Ignacio P. J. se niega sistemáticamente a responder a cualquier cuestión que no llegue de su defensa.

Jové pidió al magistrado que le preguntase, por enésima vez, dónde está el cuerpo de Marta. El juez lo hizo y, en ese momento, el acusado prorrumpió en gritos. De manera airada, en un tono en el que se entremezclaban impaciencia y soberbia, espetó: "¡Ya le expliqué sobradamente a la Guardia Civil; les dije con todos los detalles lo que pasó!". "¡Yo no le di muerte a Marta!", enfatizó.

Ocurrió este martes, al término de la segunda comparecencia de imputación de delitos -la primera fue en noviembre pasado-, celebrada a petición de las acusaciones, que han complementado parte de su carga acusatoria después de la ronda de declaraciones de las once mujeres que, como víctimas o como testigos, han desfilado ante el juez para desgranar cómo eran los encuentros sexuales con Jorge Ignacio P. J. y cómo les introducía cocaína en piedras en sus genitales, siempre a escondidas, lo que hizo perder el conocimiento y sentirse al borde de la muerte a varias de ellas.

No fueron sus únicas manifestaciones. Hasta ahora, había guardado un silencio distante, tanto el día que fue llevado en Alzira ante la primera jueza que llevó el caso, el 6 de diciembre de 2019, como en su primera comparecencia ante el actual juez, el titular del 20 de Instrucción de València. Pero ayer, no.

Lecciones sobre la 'fiesta blanca'

Cuando ya habían terminado de citar el rosario de delitos del que le consideran autor -58 en total, que se quedan en 37 efectivos- y su abogada, la navarra María Herrera, había realizado un alegato completo defendiendo su absoluta inocencia, a Jorge Ignacio P. J. le dio por hablar.

Primero, trató de dar una lección a los abogados, la fiscal y el juez sobre qué es una ‘fiesta blanca’, y después, tuvo la ocurrencia de acusar a sus víctimas de ser ellas quienes llevaban la cocaína a los encuentros con él. "Las ‘escort’ traían la droga, previo acuerdo económico conmigo, claro está. Y yo les pagaba en metálico. Pero yo no la llevaba".

Las ocho supervivientes que figuran ya como víctimas en el sumario, junto con otras tres mujeres que han declarado como testigos pero que no están consideradas como víctimas porque la cita no se llegó a efectuar, coinciden en un relato único: todas afirman que él llevaba la cocaína, describen que «en una sola piedra grande» y metida en una bolsa. Alguna llega a aventurar que llevaría "alrededor de 200 gramos" y otra la describe como una pelota grande. Y ninguna de ellas se conocía entre sí, por lo que no han podido pactar su testimonio.

Así, con todo lo instruido hasta ahora, las acusaciones particulares y la pública imputan 58 delitos a Jorge Ignacio P. J. La Fiscalía, le acusa de once homicidios -tres consumados y ocho intentados-, de once delitos contra la libertad sexual y de un delito continuado contra la integridad moral.

Once víctimas, 58 cargos

La acusación particular ejercida por el letrado Juan Carlos Navarro, que representa a dos de las fallecidas -Lady Marcela y Arliene- y a cinco supervivientes, le achaca siete asesinatos (dos consumados y cinco intentados), siete de tráfico de drogas, cinco contra la integridad moral y uno de omisión del deber de socorro.

Pilar Jové, abogada de la madre de Marta, cinco delitos: asesinato, omisión de socorro, tráfico de drogas, agresión sexual y contra la integridad moral. La letrada del padre, Candela Estévez, los mismos delitos, y le suma un sexto: profanación de cadáver.

Y el letrado Vicente Escribano, que representa a otra de las supervivientes, cinco más, los mismos que Jové, pero el asesinato lo es en grado de tentativa.

Todas las acusaciones contemplan la agravante de género en todos los delitos, ya que consideran que actuó contra ellas por el hecho de ser mujeres y para someterlas desde su sentimiento de superioridad.

La Fiscalía representa a las once víctimas, nueve de las cuales tienen, además, abogados particulares. Por esa razón, los 58 delitos se quedan en realidad en 37, ya que se le juzgará por cada hecho cometido sobre cada víctima, independientemente de que cada parte refleje sus propios cargos. Así, a los 23 delitos de la fiscal se le suman los que la acusación pública no contempla, pero sí el resto de acusaciones, esto es, nueve de tráfico de drogas, tres de omisión de socorro y uno de profanación de cadáveres. Eso sí, serían 37, salvo que el delito único contra la integridad moral que la Fiscalía ve como continuado, se disgregue finalmente en once cargos, lo que elevaría el cómputo total a 46 delitos.