Juicio

El padre de los niños de Godella indicó a los investigadores el lugar donde encontraron a uno de los pequeños

El instructor de Homicidios descarta que uno de los progenitores matara a los niños sin que el otro se enterara | Describe la actitud “excesivamente tranquila” del acusado tras reconocer que estaban “todos muertos”

Gabriel C. A., el acusado de asesinar a sus hijos,.

Gabriel C. A., el acusado de asesinar a sus hijos,. / Daniel Tortajada

Ignacio Cabanes

"Junto al algarrobo hueco”, esa fue la indicación que les dio el padre de los niños asesinados en Godella a los investigadores del grupo de Homicidios de la Guardia Civil, “en un momento de debilidad”, cuando le insistieron sobre dónde podían encontrarse los pequeños, estando aislado de su pareja, antes de ser localizados los cadáveres. A solo seis o siete metros del lugar mostrado por Gabriel C. A., los agentes que también estaban interrogando a la madre, todavía afectada por el brote de la esquizofrenia paranoide que padece, fue encontrado el cuerpo sin vida de Amiel, de tres años y medio. El cadáver de su hermana Ixchel, de cinco meses, fue localizado envuelto en una manta.

El jefe del grupo de Homicidios, instructor de la investigación, ha descartado que los crímenes fueran cometidos por uno solo de los padres sin que el otro se percatara o participara en los mismos. “Es improbable que uno de los progenitores acabara con la vida de los menores sin que el otro tuviera conocimiento”, ha apostillado.

Asimismo, el investigador reconoce que les “llamó la atención la excesiva tranquilidad” que mostraba el padre de los menores cuando ya les había confesado a sus compañeros que “estaban todos muertos”, sin que en ningún momento dijera que María los había matado. “No mostró ningún sentimiento de tristeza”, ha recordado, hasta que a última hora se derrumbó y soltó alguna lágrima.

En las conversaciones que mantuvieron con Gabriel antes del hallazgo de los cadáveres, el acusado les habló de sectas, de la cultura maya y de que había adquirido técnicas de relajación para controlar este tipo de situaciones.

El instructor del caso por el asesinato de los dos pequeños en Godella en 2019 ha confirmado que cuando llegaron a la casa tras recibir un aviso, con información difusa, sobre la desaparición de dos menores después de que hayan visto a una mujer corriendo desnuda por el monte, Gabriel portaba una libreta de tapas rojas en la mano. En ella habían anotaciones sobre vigilias nocturnas y sectas que secuestran niños.

El momento más duro de la sesión de hoy ha sido cuando se han mostrado las imágenes de los niños muertos al jurado. Ambos acusados han solicitado salir de la sala dada la dureza de las imágenes. En ellas se aprecia que la forma en la que murieron y estaban enterrados era distinta, por un lado Amiel, de tres años y medio, estaba desnudo y con el rostro destrozado por los golpes, mientras que su hermana Ixchel estaba vestida y envuelta en una manta, y con un único traumatismo craneal. Esto podría apuntar a la participación de más de una persona en el doble crimen.

Podría haber ocultado información conscientemente

El primer agente de la Guardia Civil que llegó al lugar asegura que le dio la sensación de que el padre de los niños, que tenía unos arañazos en la cara, ocultaba información de forma consciente y que alternaba momentos de tranquilidad con otros en los que de repente se ponía a llorar. «Cuando llegamos cayó al suelo de rodillas y se puso a llorar», recuerda el guardia civil, quien por su experiencia asegura que no le pareció un llanto real.

Además los testigos de la Guardia Civil explican que el acusado, que se enfrenta a 50 años de prisión por dos delitos de asesinato, tenía un relato contradictorio porque por un lado decía que «estaban todos muertos» y posteriormente que los niños estaban en casa de la abuela. Coinciden al señalar que éste omitía información, ya que decía que se había peleado con su pareja, que estaba desaparecida, pero no explicaba los motivos. 

Asimismo, los testigos han relatado que Gabriel les dijo que la tarde anterior a los hechos había discutido con María porque había tirado al niño al pozo para purificarlo. En cambio, a las amigas que fueron esa tarde a la casa les había dicho que Amiel se había caído, y después de mostrarse especialmente irascible, cuando el pequeño señaló el pozo y dijo "mamá".