Tribunales

El pistolero de Zaragoza que mordió y tiró por las escaleras a dos policías afronta nueve años de cárcel

Trató de quitarles la pistola

Escaleras del edificio de Zaragoza en el que se produjo el incidente

Escaleras del edificio de Zaragoza en el que se produjo el incidente / Jaime Galindo

L. M. G.

El joven que no dudó en amenazar con una pistola a su casera en Zaragoza, a la que no pagaba el alquiler del piso en el que traficaba, y que agredió a los policías que le identificaron tras conseguir estar cuatro días fugado afronta 9 años de cárcel. A. A. M., de 27 años, de origen marroquí y con antecedentes, se sentará en el banquillo de los acusados por un delito de atentado, otro de lesiones, otro de lesiones leves y tráfico de drogas.

Es la petición de pena que solicita el sindicato policial Jupol, a través del abogado Marco Antonio Navarro, con respecto a este encausado que permanece en prisión provisional desde su arresto el pasado mes de octubre en el zaragozano barrio de El Gancho. La Fiscalía, por su parte, solicita dos años y tres meses de prisión y 1.500 euros de multa.

Los hechos se remontan a las 15.30 horas del 19 de octubre. Unos agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón estaban en la calle Mariano Cerezo cuando observaron al ahora investigado caminando por dicha calle.

Rápidamente reconocieron que era el joven al que el Grupo de Tráfico Minorista de Estupefacientes de la Policía buscaba después de que amenazara a la mujer que le alquilaba un piso en el Arrabal con una pistola. Fue cuando esta le fue a reclamar sus deudas, si bien no se imaginaba que le iba a esgrimir una pistola y que iba a dar un disparo poco antes de fugarse por el tejado. Dentro de la vivienda dejó a dos hombres más, 1.642,90 gramos de marihuana, así como un cartucho detonante de 9 milímetros y percutido, idéntico al que se le encontró cuando fue arrestado.

Los agentes que localizaron a este joven, defendido por la letrada Carmen Sánchez Herrero, comenzaron a seguirle, si bien pronto se percató de la presencia policial, comenzando a huir. Se introdujo en número 62, siendo perseguido por los policías que le dieron alcance en las escaleras donde se encontraba escondido.

Entonces, según los agentes, de forma completamente sorpresiva, se abalanzó contra los policías, empujándoles escalera abajo, gritando que no iba a ser detenido. Comenzaron, por tanto, a caer por las escaleras fruto de su ataque y acometimiento durante dos pisos, mientras este seguía golpeando a los policías.

El investigado no solo profería puñetazos y patadas, sino que también usó su boca para morder a uno de los agentes en dos dedos de la mano izquierda. Una acción que le ha dejado cicatrices y que le obligó a la toma de medicamento para frenar posibles enfermedades, protocolo habitual contra el VIH y otras enfermedades que son trasmitidas mediante la saliva en heridas.

Al otro le provocó heridas en los dedos de ambas manos, contusiones a nivel cervical y contracturas. Tal era la agresividad y violencia mostrada contra ellos, que gracias a que fueron más efectivos del Cuerpo Nacional de Policía a apoyarles, pudiendo en el rellano reducirlo.

Esta agresión se produjo tres días después de que otro hombre agrediera a un inspector de la Jefatura Superior de Policía de Aragón en el interior de un autobús urbano de Zaragoza.