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Oscar Pistorius, el villano que se disfrazó de héroe: diez años desde que asesinó a su novia la noche de San Valentín

Reeva Steenkamp murió en el cuarto de baño de su casa. El atleta paralímpico la mató de cuatro disparos | Tania Koen, abogada de la familia de la víctima, habla con CASO ABIERTO: "No está arrepentido ni rehabilitado"

Oscar Pistorius asesinó a su novía de cuatro disparos en el cuarto de baño de su casa.

Oscar Pistorius asesinó a su novía de cuatro disparos en el cuarto de baño de su casa. / CASO ABIERTO

Tamara Morillo

Tamara Morillo

Madrugada del 14 de febrero de 2003. El sonido de cuatro disparos –uno primero y tres seguidos después– despierta a los vecinos de Silverwoods Country Estate, una zona residencial de lujo en Pretoria (Sudáfrica). Después, aparente calma, no se oye nada más.

Fue un asesinato. La víctima era Reeva Steenkamp; abogada, modelo, rostro en infinidad de portadas y programas de televisión. Tenía 29 años y una carrera brillante, acababa de despegar. Era, además, pareja de Oscar Pistorius. Él, medalla de Oro en los juegos olímpicos de Atenas 2004; tres preseas idénticas en los de 2008, en Pekín; y otra más en Londres, cuatro años después. Pistorius, el atleta que había hecho historia, el rostro de Nike; el único que compitió en unas Olimpiadas no paralímpicas pese a su discapacidad. Arrancaba aplausos, generaba admiración. Era un símbolo, un ejemplo e inspiración. Su novia estaba en el cuarto de baño cuando le asestaron cuatro disparos. Disparó él.

"Han pasado diez años", arranca Tania Koen, abogada de la familia Steenkamp, voz hoy de June y Barry, padres de Reeva. "Diez años... Pero para la familia el dolor es aún peor a día de hoy", cuenta a CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica. "Significan diez cumpleaños perdidos para June, para Barry y para la propia Reeva. Son diez 'Días de la Madre' perdidos, diez 'Días del Padre' y diez navidades que no se han dado. Para nosotros diez años puede parecer mucho tiempo, pero para sus padres el dolor no es menor que cuando Reeva murió".

Reeva Steenkamp, abogada y modelo, murió de cuatros disparos en su casa.

Reeva Steenkamp, abogada y modelo, murió de cuatros disparos.

San Valentín

Madrugada del 14 de febrero de 2013, San Valentín. En el reloj marcan las 3:20 horas. Reeva Steenkamp yace sin vida. Tiene un tiro en la cadera, otro en el brazo y un último en la cabeza, mortal.

"¡Ayuda!", los gritos son de Oscar Pistorius. Dos personas acaban de llegar a su domicilio. Les cuenta que ha disparado a su novia, explica que por error. "Creía que era un intruso", esgrimió. Está lleno de sangre. La escena confunde a todos. Caos, horror. En su defensa dirá que lo único que quería era proteger a su novia, protegerse él. Dice que oyó ruidos de madrugada, que creía que Reeva dormía. Que sintió miedo y cogió la pistola, caminó hacia el baño y disparó pensando que alguien había entrado en su casa.

Los paramédicos, que llegan cerca de las cuatro de la madrugada, solo pueden confirmar que Reeva Steenkamp ha fallecido. Pistorius es detenido el 15 de febrero de 2013, un día después.

De fondo, imágenes filtradas de Pistorius minutos después de los hechos. A la derecha, el atelta tras su detención (EFE).

A la izquierda, Pistorius minutos después del crimen. A la derecha, el atleta, tras su detención (EFE).

"Confío en el sistema legal sudafricano y en que los hechos demostrarán que yo no asesiné a Reeva", declaró. Homicidio imprudente, sentenciaron; considerando probado que Pistorius disparó intencionadamente, aunque sin ánimo de matar a la persona que estaba tras la puerta. El atleta pasó sólo unos meses en prisión.

Las contradicciones, el clamor popular, la lucha de Tania Koen, abogada que hoy habla a este medio, y la apelación de la Fiscalía a la condena por ser "escandalosamente leve", llevaron, finalmente, a dos revisiones y nuevas sentencias. La definitiva, la que prevalece, es que Pistorius fue condenado por asesinato a 13 años y cinco meses de prisión.

El atleta mantuvo y mantiene que todo fue un trágico error. "Con base en la evidencia presentada ante el tribunal, no creen que haya sido un accidente", resume Koen a CASO ABIERTO. La familia de Reeva tampoco lo cree.

Su versión: "Disparé por error"

"El 13 de febrero Reeva iba a salir con sus amigos y yo con los míos, pero me llamó y me dijo que prefería que pasáramos la noche juntos. Acepté y nos contentamos con tener una cena tranquila en casa (…)", arrancó Pistorius en su testimonio de defensa, al que ha tenido acceso CASO ABIERTO. "Estábamos profundamente enamorados y no podía estar más feliz. Sé que ella se sentía de la misma manera. Me había dado un regalo por San Valentín, pero me pidió que lo abriera al día siguiente".

Ante la policía, ante el juez, el atleta aseguró que cenaron y que él se tumbó en la cama para ver la televisión. Cuenta que Reeva se puso a hacer yoga. "Cuando terminó sus ejercicios, se metió en la cama y nos quedamos dormidos”. Eran las diez de la noche.

"Soy muy consciente de que los intrusos que entran en los hogares realizan actos violentos con el fin de cometer delitos. He recibido amenazas de muerte antes. También he sido víctima de violencia y de robos antes. Por eso guardaba mi arma, una Parabellum de 9 milímetros, debajo de mi cama cuando me acostaba por la noche", argumenta.

"Escuché un ruido. Sentí una sensación de terror que me invadía (...) Me llenó de horror y miedo que un intruso, o intrusos, estuvieran en el cuarto de baño. No tenía mis piernas ortopédicas y me sentía extremadamente vulnerable. Sabía que tenía que proteger a Reeva y a mí mismo", describe. Disparó. Cuatro veces. Disparó.

"Aunque no tenía mis piernas, tengo movilidad en mis muñones. Estaba demasiado asustado para encender una luz. Agarré mi pistola (...). De camino al baño, grité para que él o ellos salieran de mi casa. Disparé a la puerta del baño y le grité a Reeva que llamara a la policía. No respondió y caminé hacia atrás, manteniendo mis ojos en la puerta del baño. Cuando llegué a la cama, me di cuenta de que Reeva no estaba. Fue cuando pensé que podía ser ella quien estaba allí. Regresé al baño llamándola por su nombre. Intenté abrir la puerta, estaba cerrada".

Pistorius continúa: "me puse las piernas ortopédicas, corrí al baño e intenté abrir de una patada. Regresé al dormitorio y agarré mi bate de críquet". Rompió la puerta. "Encontré la llave en el suelo y abrí. Reeva estaba desplomada. pero viva". La sacó, a los pocos minutos murió.

Contradicciones

 Los agentes llegaron al domicilio alertados por los servicios de emergencia. El atleta hablaba de accidente pero, desde el arranque, algo les chirrió. El teléfono de Reeva apareció en el baño. ¿Por qué la puerta estaba cerrada por dentro y por qué la modelo se había llevado allí su teléfono? Surgió una duda: la posibilidad de que la joven se hubiera encerrado huyendo de algo, y se llevara el teléfono para poder avisar.

Algunos testigos afirman que oyeron una discusión y que, antes de los disparos, escucharon gritos de una mujer

Todos conocían la cara A de Pistorius, la del éxito y la sonrisa, pero los investigadores comenzaron a sospechar e indagar en la cara B. Interrogaron a residentes de la misma urbanización. Unos aseguraron que desde las 01.30 horas habían oido voces. Que estos gritos formaban parte de una discusión. Segundos antes de los disparos, afirman, oyeron gritos de mujer. "Creemos que los testigos escucharon esos gritos", explica la abogada, "pero no lo podemos confirmar, quizá Pistorius, en algún momento, dé más información sobre lo que sucedió aquella noche. Hasta la fecha no lo ha hecho", lamenta Koen.

Pistorius telefoneó tras los disparos. Asegura que pidió ayuda y explicó que había disparado a Reeva por error. En el juicio, el jefe de Seguridad de la urbanización confirmó que habló con el atleta, pero que este simplemente le dijo: "todo va bien".

El informe forense encontró alimentos en el estómago de Reeva, consumidos, según los expertos, unas dos horas antes de fallecer. El margen horario lo ponen sobre la 1:00 horas, ya que murió entre las 3:12 y 3:16 horas. Pistorius aseguró que se habían dormido a las 22:00 horas. En la autopsia, además, la vejiga de Reeva contenía orina. Volvió la misma pregunta, ¿fue al cuarto de baño a miccionar o se quería esconder allí?

Pistorius disparó, dice, sin saber a quién y sin intención de matar. El habitáculo, sin salida, era de escasas dimensiones, un aseo. Las balas utilizadas, black talon, son expansivas; diseñadas para hacer el máximo daño al abrirse cuando entran en el cuerpo de una persona.

"Pistorius no pudo explicar por qué lo hizo", reconstruye Tania Koen. "La evidencia admitida reveló contradicciones en su declaración sobre por qué disparó a la puerta del baño". Miedo, vulnerabilidad, por no llevar puestas sus prótesis. Los agentes dudaron, por la dirección de los disparos (altura, trayectoria) de que eso fuera real.

Pistorius, en el juicio en Pretoria, caminó sobre sus muñones para mostrar su vulnerabilidad. | EFE

Pistorius, durante el juicio contra él, caminó sobre sus muñones para mostrar su vulnerabilidad. | EFE

"Estas contradicciones fueron tan graves que la Corte Suprema de Apelaciones manifestó que uno realmente no sabe cuál es la explicación de Pistorius", reconstruye la abogada. "Se detuvo en la puerta del baño y, cuando se dio cuenta de que había una persona, disparó cuatro tiros... y nunca ofreció una explicación aceptable para haberlo hecho. (Para alegar defensa propia debe existir un peligro vital real). "Este tribunal encontró que la evidencia era 'tan contradictoria, que uno simplemente no sabe su verdadera explicación para disparar'", lamenta a CASO ABIERTO Tania Koen.

Dos semanas antes de que Pistorius la matara, su novia le envió un mensaje al móvil: "A veces te tengo miedo"

En la escena del crimen, se halló sangre de Reeva junto a la mesita de noche, no solo en el baño. Se dibujó la posibilidad de que el primer disparo, separado en tiempo según los testigos de la siguiente ráfaga de tres, no fuera en el aseo. No se pudo probar. La escena del crimen, tras el caos, quedó contaminada.

Violento, agresivo y manipulador

La fiscalía interrogó a parte de su entorno pasado. "Violento", "agresivo", "manipulador", describirían ante el juez. Nada en la imagen pública que proyectaba Pistorius parecía real. La investigación arrojó un lado oculto del atleta: "obsesionado con las armas", había encargado seis.

Se descubrieron algunos "accidentes". Un mes antes del crimen, pidió a un amigo que se inculpara, pues él había disparado al suelo en un restaurante, "por error". Otro episodio fue cuando disparó un tiro al aire desde un descapotable. Fue su reacción, enfadado, porque la policía les había parado.

Se analizaron los mensajes y llamadas. A Pistorius se le requisó su Iphone 5. Dijo que había olvidado las claves. Los investigadores tuvieron que recurrir a Apple para poder acceder. Dos semanas antes, Reeva le había enviado un mensaje de texto: "a veces te tengo miedo".

Libertad condicional

Reeva murió en 2013 y la sentencia definitiva no llegó hasta 2017. Cuatro años de apelaciones y un periplo judicial -televisado- que provocaron un dolor añadido a su familia. "Ha sido agotador emocionalmente para June y Barry, ya que continuamente abren las heridas", lamenta Tania Koen.

La última, hace escasas semanas, cuando Pistorius solicitó la libertad condicional. "La junta la denegó ya que, en su opinión, la parte requerida de la sentencia de Pistorius (años totales de prisión cumplidos) aún no se ha alcanzado", explica Koen. Condición sine qua non para poder pedirla, según la justicia africana. Volverá a hacerlo, volverá a pedir la libertad, cuando cumpla el requerido plazo. Lo sabe Koen, lo saben también Barry y June.

"Cualquier infractor que reúna los requisitos será puesto en libertad. Por lo tanto, esperamos que ocurra, que Pistorius sea puesto en libertad condicional en el futuro", lamenta. Duele. Y no poco. "La familia no cree que Pistorius esté arrepentido o rehabilitado".

Reeva tenía 29 años cuando Pistorius la mató. "Era inteligente y adoraba a sus padres", describe Koen. "Amaba a la gente, a su familia y los animales. Se graduó en derecho y fue una hermosa y famosa modelo. Era trabajadora y amable. El día que la mataron iba a dar una charla en un instituto en Johannesburgo. Quería luchar por las mujeres". No la dejaron. No llegó.