Un tatuaje de la Biblia y un mapa de su país delataron al asesino que se escondía en Barcelona

La policía inglesa lo buscaba por asesinato. El 14 de abril él y otros cinco integrantes de la banda de los Trinitarios habían apuñalado hasta la muerte a un joven de 21 años en un barrio del sur de Londres. Sus compinches, todos veinteañeros, fueron detenidos pocos días después del crimen, pero él ya había huido de Inglaterra.

La NCA (Agencia Nacional contra el Crimen) inglesa pidió ayuda a la Policía española. El asesino fugitivo, de 23 años, nació en República Dominicana pero tiene pasaporte español. Las primeras pistas indicaban que podía estar en la zona de Bilbao, pero las búsquedas allí fueron inútiles.

13 nombres diferentes

Los investigadores de la Sección de Localización de Fugitivos obtuvieron una pista que situaba al asesino en la provincia de Barcelona. Descubrieron que había utilizado hasta 13 nombres diferentes. No encontraron allí ninguna conexión con España, ni familia ni amigos.

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Analizaron su perfil y rastrearon diferentes establecimientos de ocio y de venta de productos latinos, también lugares de reunión frecuentados por jóvenes latinos. Una pista les llevó a Sabadell, hasta un supermercado cercano a la plaza del Pi. Un joven dominicano acudía con mucha frecuencia a comprar, casi siempre yogures. Varios testigos aseguraron que tenía, además, unos tatuajes muy llamativos en los brazos.

El mapa y la Biblia

La información de la policía inglesa había detallado los tatuajes del asesino. En un brazo, un tatuaje vertical con el mapa de su país, República Dominicana. En el otro, una inscripción larga con la siguiente frase: "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo las sombras del Omnipotente". Es un fragmento de la Biblia, el salmo 91 del Antiguo Testamento, promete seguridad y protección contra peligros a quien confíe en Dios.

El 19 de mayo, los investigadores del Grupo de Fugitivos de Barcelona acuden a la puerta del supermercado y esperan a que salga de hacer la compra. Entre otras cosas, lleva yogures. Se le echan encima. Le miran los brazos. En uno ven el mapa, en otro leen el Salmo 91 de la Biblia, el de la confianza en Dios como protector. En Reino Unido le piden cadena perpetua por el asesinato.