Neurociencias

La percepción de los olores no depende de las diferencias culturales

Los aspectos más influyentes son los gustos individuales y determinados principios universales

Los olores no estarían marcados por las diferencias culturales: habría patrones universales que se repiten a pesar de las diferencias.

Los olores no estarían marcados por las diferencias culturales: habría patrones universales que se repiten a pesar de las diferencias. / Crédito: Restaurant Antica Roma en Pixabay.

Pablo Javier Piacente

Los tipos de olores que a las personas les gustan o les desagradan tienden a ser comunes entre personas de diferentes orígenes culturales, lo que puede sugerir una base evolutiva universal para nuestras preferencias aromáticas, según un nuevo estudio.

Una investigación internacional liderada por científicos del Instituto Karolinska, en Suecia, y la Universidad de Oxford, en Reino Unido, ha concluido que la percepción olfativa humana está fuertemente restringida por principios universales: de esta manera, la influencia de las diferencias culturales en esta clase de experiencias sería mínima, aunque comúnmente se les suele atribuir un papel protagónico. 

En el nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Current Biology, los científicos encontraron que las preferencias o gustos individuales parecen tener una mayor influencia que los orígenes socioculturales, al momento de analizar las percepciones olfativas. Según una nota de prensa, estas apreciaciones personales estarían marcadas al mismo tiempo por cuestiones aprendidas socialmente y por elementos de raíz genética.

Experiencias muy diferentes

Para lograr que la investigación pudiera abarcar un universo cultural realmente amplio, los especialistas trabajaron con 235 voluntarios procedentes de todas las regiones del globo: junto a un pequeño porcentaje de población occidental, incluyeron comunidades indígenas de cazadores-recolectores y sociedades dedicadas a la agricultura y la pesca, muchas de las cuales tienen muy poco contacto con los alimentos o artículos domésticos occidentales.

El diseño de la investigación hizo posible analizar las experiencias de personas que están en contacto cotidiano con olores y aromas muy diferentes, en ambientes selváticos, costeros, rurales o urbanos. Básicamente, se les pidió a los voluntarios que clasificaran los olores en una escala de agradable a desagradable. Los resultados dejaron en claro que aunque existen variaciones entre los individuos dentro de cada grupo, en el mismo sentido se observa una correspondencia global sobre cuáles son los olores agradables y desagradables. 

Los investigadores concluyeron que las elecciones se explican en gran medida por la estructura molecular, concretamente en un 41 por ciento, y por la preferencia personal, en un 54 por ciento. Las diferencias en el origen cultural prácticamente no inciden: la cultura explicó solo el 6 por ciento de la variación en las clasificaciones de agrado. Por el contrario, la estructura de la molécula que determina cada olor es la que marca si un olor se considera agradable o no. Los científicos encontraron que ciertos olores gustaban más que otros, independientemente de la afiliación cultural de los participantes.

La vainilla, el aroma preferido

El estudio también concluye que el aroma a vainilla es el considerado como el más agradable, en tanto que el olor a ácido isovalérico, que se puede encontrar en muchos alimentos pero también en el sudor de los pies, fue clasificado como el más desagradable. Los especialistas creen que una posible razón por la cual las personas consideran que algunos olores son más agradables que otros, independientemente de la cultura, es que estos olores estarían ligados al incremento de las posibilidades de supervivencia durante la evolución humana.

Ahora que los investigadores han logrado determinar que existe una percepción universal del olor, impulsada por la estructura molecular de cada sustancia y que explica por qué nos gusta o nos disgusta cada aroma, el próximo objetivo será estudiar las causas que generan este mecanismo: para eso, los científicos deberán vincular este conocimiento con aquello que sucede en el cerebro cuando olemos un olor en particular.

Referencia

The perception of odor pleasantness is shared across cultures. Artin Arshamian et al. Current Biology (2022). DOI:https://doi.org/10.1016/j.cub.2022.02.062