Clima Espacial / Ciencia Solar

En una semana, el Sol lanzó dos gigantescas llamaradas

Las manchas solares registradas duplican en cantidad las previsiones de los especialistas

Así se manifestó la enorme erupción solar, como se ve en el destello brillante en la parte inferior izquierda de la foto, el 3 de mayo de 2022.

Así se manifestó la enorme erupción solar, como se ve en el destello brillante en la parte inferior izquierda de la foto, el 3 de mayo de 2022. / Crédito: NASA.

Pablo Javier Piacente

La NASA registró un llamarada de clase X, la más fuerte producida por nuestra estrella, el martes 3 de mayo: es la segunda llamarada de esta fuerza producida por el Sol esta semana. Esto marcaría un incremento en la actividad solar, que tendría su pico en 2025: en los últimos meses, los recuentos de manchas solares casi duplican los previstos por los científicos.

El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA informó en una reciente publicación el registro de una llamarada solar de clase X este 3 de mayo, que fue emitida por nuestra estrella desde una mancha solar ubicada en su extremo inferior izquierdo. Según el organismo especializado en monitorear la actividad solar, es la segunda llamarada de este tipo que se registra en la misma semana. Las llamaradas de clase X son las más potentes emitidas por el Sol.

Las erupciones solares son clasificadas por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos en un rango que va desde la A a la X, según la intensidad de los rayos X que liberan. Vale destacar que cada nuevo nivel supone una potencia 10 veces mayor con respecto al anterior. Además de haber registrado dos llamaradas de clase X durante esta semana, la NASA también informó que otras dos erupciones con esta magnitud ya fueron captadas en lo que va de 2022, en concreto el 30 de marzo y el 19 de abril.

El poder del Sol en su máxima expresión

La agencia espacial estadounidense aclaró en Twitter que las erupciones solares son poderosas ráfagas de radiación, que aunque no pueden atravesar la atmósfera de la Tierra para afectar físicamente a los seres humanos, sí pueden ser lo suficientemente intensas como para perturbar la atmósfera en la capa donde viajan las señales relativas a los servicios de comunicación, como por ejemplo el GPS o Sistema de Posicionamiento Global.

Además, cuando los rayos X y la radiación ultravioleta producidas por las erupciones solares llegan a la Tierra, ionizan los átomos en nuestra atmósfera superior: esto impide que reboten las ondas de radio de alta frecuencia y se genere un apagón de radio. En el mismo sentido, estos fenómenos extremos también pueden afectar las comunicaciones por Internet y el funcionamiento de las redes de electricidad. 

De acuerdo a un artículo publicado en Live Science, en los últimos meses se ha registrado un fuerte incremento en la actividad solar: la cantidad de manchas solares es el doble de la prevista por la NOAA. Se sabe desde 1775 que el Sol registra ciclos de 11 años, en los cuales la intensidad de la actividad solar va descendiendo y aumentando, de una forma que puede predecirse a grandes rasgos, pero que al mismo tiempo muestra fluctuaciones que los científicos aún no logran explicar por completo. 

¿Lo peor está por venir?

Las manchas solares, desde las cuales emergen las llamaradas que impactan en nuestro planeta, son áreas en la superficie del Sol donde los poderosos campos magnéticos, creados por el flujo de cargas eléctricas, se agrupan en forma de “torbellinos” antes de deshacerse súbitamente. Al hacerlo, liberan descomunales cantidades de energía, que se muestra como ráfagas de radiación denominadas erupciones o llamaradas solares y chorros explosivos de material solar, que los científicos conocen como eyecciones de masa coronal.

El incremento en la actividad solar ha generado ondas de plasma de alta energía y ráfagas de rayos X que golpearon con fuerza los campos magnéticos de la Tierra. Debido a este fenómeno, se ha informado la caída de satélites Starlink, distintos apagones de radio en el planeta y el avistamiento de auroras en zonas donde habitualmente no suelen verse estos destellos de luz en el cielo, como por ejemplo Pensilvania, Iowa y Oregón, en Estados Unidos.

Según los científicos, la actividad más intensa aún puede estar por venir: proyectan que la dinámica del Sol aumentará constantemente, alcanzando su punto máximo en 2025.