Antropología / Arqueología

Revelado el misterio del "Señor del Universo" de la antigua Palmira

Conocido como el “Dios anónimo”, ahora se ha descubierto su verdadera identidad

Primer plano de una inscripción dirigida al “Dios anónimo”.

Primer plano de una inscripción dirigida al “Dios anónimo”. / Crédito: Aleksandra Kubiak-Schneider.

Pablo Javier Piacente

Una misteriosa deidad de la antigua Palmira finalmente ha sido identificada: conocido como el "Señor del Universo", el nombre del Dios nunca se escribió directamente en los registros de la vieja ciudad, que floreció hace unos 2.000 años como un centro de comercio que conectaba el Imperio Romano con las rutas comerciales de Asia. Al parecer, el Dios no tenía nombre porque en realidad hacía referencia a la figura divina en general y no a un Dios en concreto.

Una investigación realizada por la científica Aleksandra Kubiak-Schneider, de la Universidad de Wrocław, en Polonia, arroja luz sobre un misterio de siglos: la identidad del llamado "Señor del Universo" de la antigua Palmira, una deidad sin nombre que aparece de esta forma en numerosos registros históricos y antropológicos. Ahora, el nuevo trabajo científico parece haber resuelto el enigma.

Un punto de contacto entre Roma y Asia

Palmira fue una antigua ciudad ubicada en el desierto de Siria: en la actualidad solo quedan en pie sus amplias ruinas, que son el epicentro de una intensa actividad turística internacional. La antigua urbe funcionó como la capital del Imperio de Palmira, bajo el fugaz mandato de la reina Zenobia, entre los años 268 y 272 después de Cristo. En 1980, las ruinas de Palmira fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Aunque Palmira existió durante milenios, la ciudad brilló especialmente hace unos 2.000 años, cuando cumplió el papel de nexo comercial entre el Imperio Romano y Asia, por ejemplo en torno a la Ruta de la Seda. En ese marco, se han logrado identificar enigmáticos grabados, inscripciones y registros que hacen referencia a un Dios anónimo, mencionado como el "Señor del Universo" pero sin una identificación concreta. 

El hecho ha cautivado especialmente a arqueólogos, antropólogos e historiadores, porque la cultura religiosa de ese período histórico se caracterizaba por deidades con una personalidad definida, un nombre específicos y atributos fáciles de recordar. ¿Quién es, entonces, el misterioso “Señor del Universo” de Palmira

Un mensaje para muchos dioses

De acuerdo a un artículo publicado en Science in Poland, un sitio de noticias científicas dirigido por el gobierno polaco, Kubiak-Schneider descubrió en su investigación que el "Dios anónimo” mencionado en las inscripciones de Palmira no es un único Dios, sino múltiples deidades que incluyen a Bel-Marduk, la deidad patrona de la antigua ciudad de Babilonia, y a Baalshamin, deidad suprema en la mayoría de los pueblos semitas y que fue especialmente venerado en la antigua Palmira. 

Sin embargo, la investigadora sostiene que la gente no mencionaba el nombre de las deidades como señal de respeto. En realidad, cuando las personas realizaban las inscripciones invocando la intervención divina no buscaban comunicarse con un Dios específico, sino con cualquier entidad suprema que escuchara sus oraciones. 

Para la investigadora, no había un “Dios anónimo” sino una referencia general a la protección divina, que era invocada bajo la forma de “Señor del Universo”. Según un artículo publicado en Live Science, Kubiak-Schneider concluyó en su estudio, luego de comparar las inscripciones halladas en Palmira con registros encontrados en toda Mesopotamia que datan del primer milenio antes de Cristo, que cada Dios que escuchaba y mostraba favor a las solicitudes merecía una alabanza eterna por parte de la población. 

De esta manera, sostiene que las referencias descubiertas en la antigua Palmira mencionan en realidad a lo divino en general y no a un único Dios “oculto” en particular. Los resultados del trabajo fueron incluidos en 2021 en un libro electrónico publicado por la editorial Brill, con sede en los Países Bajos. La mayoría de los colegas de Kubiak-Schneider han indicado que el estudio aporta datos interesantes, pero que su hipótesis deberá ser corroborada mediante nuevas investigaciones.