Astronomía

Los anillos de Saturno serían los restos de una antigua luna

Llamada Crisálida, habría alterado la atracción gravitacional de Neptuno y provocado su inclinación

Los anillos de Saturno son vistos por la nave espacial Cassini de la NASA, que obtuvo las imágenes a una distancia de aproximadamente 725.000 kilómetros de Saturno, el 25 de abril de 2007.

Los anillos de Saturno son vistos por la nave espacial Cassini de la NASA, que obtuvo las imágenes a una distancia de aproximadamente 725.000 kilómetros de Saturno, el 25 de abril de 2007. / Créditos: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute/Reuters.

Pablo Javier Piacente

Los anillos de Saturno serían los restos de una antigua luna que se volvió inestable y terminó estrellándose contra el sexto planeta de nuestro Sistema Solar, hace 160 millones de años. El impacto también habría provocado su inclinación actual. 

Una investigación internacional liderada por astrónomos del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos, parece haber resuelto un misterio de larga data sobre la inclinación de Saturno y sus extraños anillos. Los científicos concluyeron que la desaparecida luna Crisálida, que formaba parte del extenso sistema de satélites naturales de Saturno, hoy compuesto por 83 lunas, se acercó demasiado al planeta hace aproximadamente 160 millones de años y colisionó: el violento choque habría provocado la inclinación actual del gigante helado y, posteriormente, la conformación de sus representativos anillos a partir de los restos de la luna.

La extraña órbita de Saturno

De acuerdo a una nota de prensa, el nuevo estudio de modelado, publicado recientemente en la revista Science, sostiene que Crisálida y otras lunas de Saturno ejercieron una intensa atracción gravitacional sobre el planeta durante varios miles de millones de años, influyendo sobre la órbita de Saturno para mantener su inclinación u "oblicuidad" en resonancia con Neptuno. Como la inclinación de Saturno avanza en forma casi simultánea con la órbita de Neptuno, los científicos sostenían anteriormente que el carácter oblicuo y excéntrico de la órbita de Saturno era una consecuencia directa de la influencia de Neptuno.

Ahora, la nueva investigación dirigida por Jack Wisdom confirmaría que hasta el momento se había pasado por alto un elemento crucial: la luna Crisálida. La inestabilidad del satélite, su acercamiento desmedido al planeta y la posterior colisión derivaron en su desaparición: ante la ausencia del influjo de la malograda luna, Saturno se liberó de la “cárcel gravitacional” que le ofrecía Neptuno y tomó su propio aire: esto generó su actual inclinación, que determina un ángulo de giro de 26,7 grados en relación con el plano en el que orbita alrededor del Sol.

La luna Crisálida y los anillos de Saturno

Al mismo tiempo, hace alrededor de 160 millones de años el violento encuentro entre Crisálida y Saturno provocó que el 99 % de los restos de la luna se sumerjan en la atmósfera de Saturno, mientras que el 1% restante permaneció en órbita alrededor del planeta: eventualmente, estos restos de hielo conformaron el gran sistema de anillos que caracteriza a Saturno y que es una de las maravillas de nuestro Sistema Solar. 

Los anillos de Saturno tienen unos 100 millones de años, pero hasta el momento no estaba claro cómo pudieron formarse tan recientemente. Investigaciones previas habían propuesto que el sistema de Saturno anteriormente contenía una luna adicional, cuya órbita fue perturbada por la migración orbital de Titán, la luna más grande de Saturno. Las simulaciones numéricas del nuevo estudio confirmaron que esta perturbación habría desestabilizado el sistema, dispersando a la luna adicional (Crisálida). 

Luego del acercamiento y la colisión con el gigante helado, la luna se habría desgarrado por las fuerzas de las mareas, formando los anillos. El escenario explica varias propiedades desconcertantes de la inclinación de Saturno y las órbitas de sus otras lunas, y es consistente con la edad y la masa medidas de los anillos. 

Saturno se ubica casi 10 veces más lejos del Sol que la Tierra, siendo el segundo planeta más grande del Sistema Solar detrás de Júpiter, con un volumen 750 veces mayor que la Tierra. El enorme planeta helado está compuesto principalmente por hidrógeno y helio: su luna Titán, la segunda luna más grande del Sistema Solar, es incluso más voluminosa que el planeta Mercurio.

Referencia

Loss of a satellite could explain Saturn’s obliquity and young rings. Jack Wisdom et al. Science (2022). DOI:https://doi.org/10.1126/science.abn1234