Ciencias Planetarias / Ciencias de la Tierra

La Luna nunca se separará de la Tierra, aunque se aleja progresivamente

También se confirma que la velocidad a la cual la Luna se está alejando ha variado en el pasado

Vista de la extremidad lunar, con la Tierra en el horizonte, obtenida por la misión Apolo 11.

Vista de la extremidad lunar, con la Tierra en el horizonte, obtenida por la misión Apolo 11. / Crédito: NASA.

Pablo Javier Piacente

Un nuevo estudio que analizó las capas de roca en un parque australiano ha descubierto que la Luna estaba 60.000 kilómetros más cerca de la Tierra hace 2.500 millones de años, y que, aunque se está alejando de nuestro planeta 3,8 centímetros por año, nunca se separará de la Tierra.

Científicos de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, y la Universidad de Ginebra, en Suiza, observaron antiguas capas de rocas en el Parque Nacional Karijini, en el oeste de Australia, con el objetivo de analizar qué distancia mantenía la Luna con respecto a la Tierra hace 2.500 millones de años, cómo ha variado este parámetro a lo largo del tiempo y si existe alguna posibilidad de que nuestro satélite natural se libere en algún momento de la influencia terrestre: concluyeron que la Luna nunca se separará por completo de la Tierra.

Cambios imperceptibles

Aunque pareciera que la Luna está siempre en el mismo lugar, iluminando eternamente las noches de la Tierra y afectando a las mareas y a los ciclos naturales terrestres, en realidad también está mutando todo el tiempo, al igual que sucede con cada cuerpo u objeto en el Universo. Ahora, un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences demuestra que hace unos 2.460 millones de años, la Luna estaba aproximadamente 60.000 kilómetros más cerca de la Tierra que en la actualidad. 

Entre otras cosas, esto significa que los días en nuestro planeta eran más cortos en ese momento: duraban solamente alrededor de 17 horas, en lugar de las 24 horas actuales. Los investigadores pudieron estimar la distancia Tierra-Luna hace casi 2.500 millones de años en base a datos empíricos, que se almacenan en el registro geológico.

La Luna se aleja de la Tierra unos 3,8 centímetros por año en la actualidad, un dato que ya conocíamos a partir de las mediciones realizadas por la misión Apolo de la NASA, en 1969. Sin embargo, según un artículo publicado en Interesting Engineering, ese ritmo parece no ser constante: si aplicamos el cálculo hacia el pasado, la Luna y la Tierra deberían haber colisionado hace 1.500 millones de años, mientras que sabemos que la Luna se formó hace unos 4.500 millones de años. 

En consecuencia, la velocidad a la que la Luna se está alejando de la Tierra ha variado en el pasado. Según una nota de prensa, para descubrir la magnitud de estas variaciones y definir la distancia exacta entre ambos cuerpos hace 2.460 millones de años, los investigadores se basaron en el estudio de patrones de erosión en formaciones rocosas, que están relacionados con modificaciones en el clima de la Tierra vinculadas a los llamados "ciclos de Milankovitch".

Información oculta en las rocas

Se trata de ciclos orbitales propuestos por el científico serbio Milutin Milankovitch hace un siglo, que relacionan pequeños cambios periódicos en la forma de la órbita de la Tierra y la orientación de su eje, con la manera en la cual la luz solar recibida por el planeta se distribuye en el transcurso del tiempo. Estos cambios pueden conducir a períodos extremadamente fríos o cálidos y a condiciones climáticas regionales más húmedas o secas, entre otras variaciones meteorológicas. 

Sin embargo, lo más notable es que el registro de rocas permite un seguimiento de estos ciclos en la forma en que se depositan los sedimentos: su frecuencia está directamente relacionada con la distancia entre la Tierra y la Luna, de acuerdo a las verificaciones realizadas por los científicos en el nuevo estudio.

A pesar del avance que suponen las conclusiones obtenidas en la investigación liderada por Margriet Lantink, se necesitan puntos de datos geológicos más confiables que puedan compararse con modelos teóricos sólidos para rastrear la evolución de la Luna a través del tiempo. De esta manera, se podrán comprender cuáles fueron y cuáles son los principales parámetros que controlan su evolución.

La Tierra y la Luna: un matrimonio inseparable

En ese sentido, los investigadores resaltaron que es posible hacer predicciones hacia el futuro sobre la evolución del sistema Tierra-Luna y la órbita lunar, pero dichas predicciones serán menos precisas y contendrán un mayor margen de incertidumbre que los datos orientados hacia pasado, debido a las incógnitas existentes sobre la condición geofísica de la Tierra, como por ejemplo la evolución de las placas tectónicas.

Más allá de esto, los científicos aseguran que el período de vida que se estima para el Sol, y por consiguiente para todo el Sistema Solar, no sería suficiente para que la Luna llegue a separarse por completo de la Tierra: su historia parece estar condenada a estar indisolublemente unida a la de nuestro planeta, desde el principio hasta el fin de su historia. 

Referencia

Milankovitch cycles in banded iron formations constrain the Earth–Moon system 2.46 billion years ago. Margriet L. Lantink et al. PNAS (2022). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2117146119