El Futuro Es Ahora (7)

Indicios de una nueva era para el Homo Sapiens

La economía de compartir florece porque el planeta no soporta más depredación y consumismo individual

La evolución humana abre nuevos caminos.

La evolución humana abre nuevos caminos. / Eugene Zhyvchik en Unsplash.

Miguel Ormaetxea Arroyo

En un planeta hiperpoblado y exhausto, la nueva economía de compartir es la clave para sobrevivir. Están floreciendo por todas partes iniciativas y negocios basadas en la premisa no individualista, que abren una nueva era en la historia del Homo Sapiens.

En España hay 32 millones de vehículos en circulación, la mayor parte con un solo usuario, contaminando gravemente a 47 millones de habitantes. Hacemos ricos a un puñado de productores de petróleo, incluida Rusia, en un absurdo ejercicio de masoquismo económico. Es urgente parar el disparate y ya hay muchos signos en el horizonte que parecen alumbrar una nueva era del Homo Sapiens, en la que volverá a su orígenes tribales, basada en compartir, con ayuda de las tecnologías digitales.

La movilidad como un servicio se está abriéndose camino con enorme pujanza. Los vehículos individuales, aparcados en el 90% de su tiempo disponible, están dando paso al alquiler compartido, de los que Uber y Lyft son solo un exponente. Luego está la micromovilidad de scooters y todo tipo de artilugios compartidos. Y muy próximo en el camino están los vehículos autónomos.

Todos estos hechos suceden simultáneamente y configuran una interrupción total, alimentada también por tecnologías como el Internet de las cosas (IoT). Al mismo tiempo, se ataca las crisis ambientales y la desigualdad económica. Hacia un mundo más justo y sostenible.

El drama de la soledad

En otro orden de cosas, hay en España cinco millones de personas que viven solas, que pagan alquileres, hipotecas y gastos de todo tipo, con el factor añadido de que, en un altísimo porcentaje, su soledad no es buscada, más bien soportada. Cerca de un 50% son mayores de 65 años y un 71% son mujeres.

Otro dislate económico que se añade al drama humano. Las residencias de ancianos en las que se almacenan a las personas hasta su muerte, apartadas de sus familias, es un sistema tan injusto como ineficaz.

El movimiento hacia las viviendas colaborativas, también denominadas como Coliving y Cohausing, apenas empieza, pero tiene por delante un futuro esplendoroso.

Un pequeño grupo de personas, generalmente con ciertas afinidades, se ponen de acuerdo para convivir de forma autogestionada, en viviendas diseñadas ad hoc, con dinámicas de apoyo mutuo.

Compartir es lo que viene.

Compartir es lo que viene. / Juanma_Martin en Pixabay.

Arquitectos futuristas

Arquitectos con visión de futuro empiezan a ofrecer diseños muy interesantes, con dormitorios, terrazas y estudios individuales, incluso pequeñas cocinas, pero con unas partes comunes muy bien estudiadas, para lograr un equilibrio adecuado entre la privacidad y la mutua compañía y ayuda comunitaria. Por supuesto, esto puede incluir huertos y amplias zonas verdes compartidas.

La cocina, la alimentación y la limpieza, se pueden contratar externamente. Los números y presupuestos de estos proyectos son en principio muy favorables y los gobiernos y autoridades harán muy bien en respaldarlos y fomentarlos.

España, por su clima y excelente oferta gastronómica, es un país particularmente adecuado para estas iniciativas, pero en países como Holanda, Norte de Europa, Francia y Alemania, se están adelantando.

Podemos mencionar en nuestro país algunas, aún escasas, iniciativas en marcha. Por ejemplo, las viviendas rurales colaborativas que se promocionan en el municipio gallego de A Estrada, con apoyo de la Xunta. Otras en un pueblo cercano a Madrid.

Ejemplo de viviendas cohausing en Dinamarca.

Ejemplo de viviendas cohausing en Dinamarca. / seier+seier. Flickr.

Economía de compartir

En Alicante, hay un interesante colectivo promocionado por el ayuntamiento, que facilita la convivencia intergeneracional, de manera que las personas mayores son visitadas y atendidas sistemáticamente por jóvenes y niños. RTVE, en un reciente programa de Informe Semanal, dio cuenta ampliamente de esta exitosa convivencia.

Estos son dos campos significativos de la nueva economía de COMPARTIR, pero sus declinaciones pueden ser múltiples. Durante algunos miles de años, el Homo Sapiens, desde la invención de la agricultura, ha basado su existencia y su economía en el individualismo y la propiedad, lo que ha fomentado guerras y disputas sin cuento.

Estamos en el punto justo en el que hay que dar la vuelta a tan nefasta tendencia, pues el planeta no soporta más depredación y consumismo individual, desigualdades en ascenso y crisis ambientales. Sean muy bienvenidos los emprendedores de las empresas de compartir.