Geodesia

Europa se está quedando sin aguas subterráneas

Los bajos niveles registrados durante la sequía de 2018 no se han recuperado, alertan los satélites

Ya en 2019 la cantidad de agua subterránea en Europa Central era muy baja.

Ya en 2019 la cantidad de agua subterránea en Europa Central era muy baja. / Kvas - TU Graz.

TU Graz/T21

Imágenes obtenidas por gravimetría satelital comprueban que los niveles de aguas subterráneas de Europa no se han recuperado desde la sequía de 2018, provocando una escasez de agua en Francia, Alemania o Austria que todavía perdura.

Europa ha estado experimentando una severa sequía durante años. En todo el continente, los niveles de agua subterránea han sido consistentemente bajos desde 2018, incluso si los eventos climáticos extremos con inundaciones dan una imagen diferente cada cierto tiempo.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explica que las aguas subterráneas son las que se localizan bajo la superficie terrestre y ocupan los poros y las fisuras de las rocas.

Se forman por las filtraciones del agua de lluvia y de la nieve y representan solo el 0.5% del agua dulce del planeta. Las aguas subterráneas son útiles para la industria y la agricultura, y tienen capacidad para albergar numerosas formas de vida.

Aviso temprano

El inicio de la tensa situación de los acuíferos europeos está documentado en una publicación de Eva Boergens publicada en Geophysical Research Letters en el año 2020. En ella señalaba que hubo una llamativa escasez de agua en Europa Central durante los meses de verano de 2018 y 2019.

Desde entonces, no ha habido un aumento significativo en los niveles de las aguas subterráneas de Europa, que se han mantenido constantemente bajos en los últimos tres años.

Esta es la grave constatación que se extrae de los análisis de datos realizados por Torsten Mayer-Gürr y Andreas Kvas, del Instituto de Geodesia de la Universidad Tecnológica de Graz (TU Graz).

Como parte del proyecto Global Gravity-based Groundwater Product (G3P) de la UE, utilizaron gravimetría satelital para observar los recursos de agua subterránea del mundo y documentaron sus cambios en los últimos años.

Europa tiene un problema de agua

El resultado de esta investigación pone de manifiesto que la situación del agua en Europa se ha vuelto muy precaria, según los investigadores. Mayer-Gürr no esperaba esto a una escala tan grande.

“Hace unos años, nunca hubiera imaginado que el agua sería un problema aquí en Europa, especialmente en Alemania o Austria. De hecho, estamos teniendo problemas con el suministro de agua aquí, tenemos que pensar en esto”, explica.

Desde su punto de vista, es necesario, en primer lugar, poder documentar la pertinaz sequía utilizando datos y tener misiones satelitales continuas sobre esto en el espacio.

Consecuencias de largo alcance

Los efectos de esta prolongada sequía se hicieron patentes en Europa también en el verano de 2022. Cauces secos, aguas estancadas que desaparecieron lentamente y con ellas numerosos impactos sobre la naturaleza y las personas.

No solo numerosas especies acuáticas perdieron su hábitat y los suelos secos causaron muchos problemas para la agricultura, sino que la escasez de energía en Europa también empeoró.

Las centrales nucleares en Francia carecían de agua de refrigeración para generar suficiente electricidad y las centrales hidroeléctricas tampoco podían cumplir su función sin suficiente agua.

Con la ayuda de un dúo de satélites, Torsten Mayer-Gürr y su equipo han determinado la caída en las acuíferos europeos.

Con la ayuda de un dúo de satélites, Torsten Mayer-Gürr y su equipo han determinado la caída en las acuíferos europeos. / TU Graz.

Medición de aguas subterráneas desde el espacio

¿Cómo pueden los geodestas de TU Graz usar datos del espacio para hacer declaraciones precisas sobre los depósitos de agua subterránea?

En el corazón del proyecto G3P se encuentran los satélites gemelos llamados Tom y Jerry, que orbitan la Tierra en una órbita polar a una altitud de poco menos de 490 kilómetros.

La distancia entre los dos satélites, de unos 200 kilómetros, es importante. El que va detrás no debe alcanzar al de delante, por eso se les ha dado el nombre de Tom y Jerry, en referencia a los personajes de dibujos animados.

Velocidad relativa

La distancia entre los satélites se mide constantemente y con precisión. Si vuelan sobre una montaña, el satélite que está delante es inicialmente más rápido que el que está detrás, debido al aumento de masa que tiene debajo.

Una vez que ha pasado la montaña, vuelve a reducir la velocidad ligeramente, pero el satélite posterior acelera tan pronto como llega a la montaña.

Una vez que ambos están sobre la montaña, se establece una vez más su velocidad relativa. Estos cambios de distancia sobre grandes masas son las principales variables de medición para determinar el campo gravitatorio de la Tierra y se determinan con precisión micrométrica. (En comparación, un cabello tiene un grosor de aproximadamente 50 micrómetros).

Mapa mensual de la gravedad de la Tierra

Todo esto ocurre a una velocidad de vuelo de unos 30.000 km/h. Los dos satélites gestionan así 15 órbitas terrestres al día, lo que significa que consiguen una cobertura completa de la superficie terrestre al cabo de un mes.

Esto a su vez significa que TU Graz puede proporcionar un mapa de gravedad de la Tierra cada mes. “El procesamiento y el esfuerzo computacional aquí son bastante grandes. Tenemos una medición de distancia cada cinco segundos y, por lo tanto, alrededor de medio millón de mediciones por mes. A partir de esto, determinamos mapas de campo de gravedad”, dice Mayer-Gürr.

Masa menos masa es igual a masa

Sin embargo, el mapa de gravedad no es suficiente para determinar la cantidad de agua subterránea. Esto se debe a que los satélites muestran todos los cambios de masa y no distinguen entre el mar, los lagos o las aguas subterráneas.

Esto requiere la cooperación de todos los demás socios en el proyecto EU G3P. Torsten Mayer-Gürr y su equipo proporcionan la masa total, de la que luego se restan los cambios de masa en los ríos y lagos, la humedad del suelo, la nieve y el hielo. Finalmente, solo queda el agua subterránea. Y así han saltado las alarmas.